Capítulo 24 : Los Condes de Foix reyes de Navarra
1. la Casa de Foix-Grailly-Béarn
2. Francisco I “Febo” de Navarra Foix-Grailly-Béarn
3. Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn
4. César Borgia con Navarra contra Castilla
3 Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn
3.1 Catalina se decide por un matrimonio “francés”
3.2 Navarra en guerra contra la regente de Francia
3.3 una "neutralidad” impuesta a Navarra
3.4 por fin vienen los reyes a Navarra para coronarse
3.5 los “beamonteses” en guerra, el conde de Lerín parte al exilio
3.6 los Foix se embarcan en una buena alianza3.1 Catalina se decide por un matrimonio “francés”
Catalina sucede en el trono a la edad de 12 años a su hermano Francisco Febo, tras su muerte en enero de 1483. El 10 de febrero las Cortes proclaman a Catalina reina de Navarra. Y ese mismo mes de febrero, el rey Católico idea el Plan de Madrid por el que se propone el matrimonio de Catalina con el príncipe de Asturias y heredero de Castilla y Aragón, su hijo Juan. Con este matrimonio se hubiera llegado a la unión de Navarra, Castilla y Aragón que ya se pudo haber logrado antes de 1461 de no haberse opuesto el rey Juan II de Aragón al matrimonio de su hijo el príncipe Carlos de Viana con Isabel de Castilla.
armas de Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn
Y a la vez que propone este plan y tras la muerte poco después de Luis XI, Fernando el Católico teme que los franceses entren en Navarra - o utiliza esto como una excusa para reforzar el “protectorado” que de facto ya ejercía sobre Navarra - y se adelanta enviando tropas al mando del general Juan de Ribera. Toman Viana, el castillo de San Jerónimo, el de Irurita y otras fortalezas, apoyado siempre por su cuñado el conde de Lerín. La reacción agramontesa a estos actos es débil y poco motivada.
Esta fórmula matrimonial del Plan de Madrid es es aceptada por las Cortes de los agramonteses y de los beamonteses en Navarra. Pero la madre de Catalina, la regente Madeleine de Francia hermana del fallecido rey Luis XI, no quiere consentir que un futuro rey de los reinos de España fuera también conde de Foix y de Bigorre y vizconde de Béarn y maniobra para casar a su hija con Jean de Albret, vizconde de Tartas (5).Su padre Alain de Albret había tenido toda la confianza del rey Luis XI y se había puesto al frente de su ejército de gascones para atacar Fuenterrabía en el año 1476 en la guerra que sostuvo contra el Rey Católico para ayudar a su aliado el rey Alfonso V de Portugal.
El cardenal Pierre de Foix se puso del lado del matrimonio castellano para su sobrina Catalina, por lo que fue cesado por la regente Madeleine del cargo de Virrey de Navarra.
Casar a su hija Catalina en la poderosa Casa de Albret suponía para la Regente Madeleine reforzar el objetivo de mantener Navarra bajo la influencia de Francia. El 16 de febrero de 1484, madama Madeleine reúne en Pau los Tres Estados de la Casa de Foix (Béarn-Bigorre, Foix-Marsan y Gabardan-Nebouzan) a fin de decidir la cuestión del matrimonio de su hija Catalina. El reino de Navarra quedó sin embargo excluido de esta reunión, de lo que tomaron buena nota sus oponentes, los beamonteses.
territorios bajo la autoridad de Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn
El matrimonio con Albret no era bien visto por ninguno de los dos bandos en conflicto en Navarra. Las cortes agramontesas se reúnen en Estella y las beamontesas en Pamplona. El sector agramontés del joven mariscal Pedro de Navarra decide no obstante mantenerse en la fidelidad a Catalina de Foix, con lo que están ocupando ahora el “espacio legitimista” del que han desertado los beamonteses. Pero la otra familia importante de esta facción - núcleo indispensable de los agramonteses en el pasado, la Casa de Peralta - con el ya anciano y respetado Mosén Pierres de Peralta al frente, no ve mal la opción que están tomando sus enemigos los beamonteses.Y por ello, el 12 de mayo de 1484, Mosén Pierres hace pleito homenaje en Tarragona al rey Fernando de Aragón por el castillo de Tudela.
Una semana después, el 20 de mayo de1484, madama Madeleine comunica oficialmente su rechazo a la boda de su hija Catalina con el heredero de Castilla-Aragón, el príncipe de Asturias don Juan. El 14 de junio se firma en Orthez el contrato matrimonial que convertiría a Juan de Albret en rey consorte de Navarra. La boda se celebró algunos días más tarde en la catedral de Lescar. Jacques de Foix es nombrado Virrey de Navarra en sustitución de su hermano el Cardenal Pierre de Foix.
El Fuero de Navarra era muy explícito a este respecto. Se necesitaba un consentimiento de las Cortes para una decisión tan grave como era la de suscitar un rey consorte. Ante este grave contrafuero el conde de Lerín abandona definitivamente el campo de los Foix y las cortes beamontesas declaran que los monarcas castellanos son la salvaguardia de las libertades del Reyno.
El Plan de Madrid se había desmoronado.
El cuñado de la regente Madeleine, Jean de Foix vizconde de Narbonne - hermano menor del fallecido en 1472 Gaston de Foix - militar prestigioso del ejército de Charles VIII, contesta la herencia de sus padres Gaston IV de Foix y Leonor de Navarra Trastamara. Alega que en señoríos que incluyen soberanía (reino de Navarra y Béarn) no podía aplicarse el “derecho de representación” y que - muerto su hermano mayor Gaston en 1472 - siendo él el mayor de los hijos vivos en el momento de la muerte de sus padres, le correspondían a él los derechos sucesorios, no a sus sobrinos Francisco y Catalina. En cualquier caso, alegaba también el vizconde Jean de Narbonne que a la muerte de Francisco Febo él era el más próximo heredero por línea masculina. Tal demanda no era nueva en Francia - había numerosos precedentes - y fue aceptada por el Parlamento de París originando un pleito interminable. Hasta 1512 en que muere en Rávena Gaston de Foix, el hijo del vizconde Jean de Narbona, los reyes de Francia Charles VIII y Louis XII mantendrán suspendida sobre la cabeza de los reyes de Navarra esta espada de Damocles. El Fuero navarro no contemplaba esta sutiliza jurídica y Jean de Narbonne seguramente no pretendió alcanzar el trono de Navarra. Pero para Catalina de Foix la herencia de Foix y Béarn era quizá lo principal. Su linaje nunca se sintió navarro sino bearnés, pero tampoco cesó nunca su lucha por mantener la integridad e independencia del reino navarro.
La primera medida de los nuevos monarcas Catalina de Foix y Jean de Albret fue atraer a su obediencia al conde de Lerín y en cierto modo lo consiguieron, en parte a base de mercedes y prodigalidades, restituyéndole Curten y Guise con sus fortalezas en las tierras navarras de Ultrapuertos. El Conde se comprometió entonces a no dificultar el viaje que proyectaban Catalina y Juan para coronarse en Pamplona, pero los reyes no se atrevieron a pasar los Pirineos y se detuvieron en San Juan-Pie-de-Puerto. Los reyes no se sentirían seguros ya que al final desistieron de su viaje y volvieron a Pau.
En el otoño de 1484 empieza a producirse un deterioro importante entre los Foix y la regente de Francia, Anne de Beaujeu. Su padre Louis XI había tenido un gran éxito en conseguir una consolidación de la autoridad real en Francia y una notable ampliación del “domaine royale”. Con la llegada al trono en 1483 de su hijo Charles VIII - de solamente 13 años de edad, débil y de conformación enfermiza - su inteligente hermana mayor Anne de Beaujeau asegura la regencia del reino francés. Los señores feudales franceses que Louis XI había mantenido a raya y había extendido sus dominios a costa de muchos de ellos, juzgan ser el momento propicio para deshacer la obra del rey Louis. Y va a ser precisamente Alain de Albret - virrey y padre del rey de Navarra - el que se manifiesta como uno de los principales jefes de la revuelta nobiliaria contra Anne de Beaujeu, juntamente con el duque de Orleans - un primo segundo de Luis XI que luego se convertirá en el rey Louis XII a la muerte sin descendencia de Charles VIII en 1498 - y el duque de Bretaña. Estos tomarán las armas contra la Regente en 1485, sin resultado, y luego en 1487. El 28 de mayo de 1487 fracasa estrepitosamente la revuelta de los nobles franceses contra Ana de Beaujeu y Alain de Albret se repliega a sus dominios.
En la Liga que habían formado el 14 de diciembre de 1486 los duques de Orleans, de Bretaña y de Lorena, a la que se adhirieron un buen número de nobles franceses, figuraba también el reino de Navarra. Fue una de las primeras acciones de Alain de Albret desde que el 24 de septiembre de 1486 hubiera sido nombrado virrey de Navarra en sustitución del infante Jacques de Foix. Por esta razón, Ana de Beaujeu reactivó el pleito del Vizconde Jean de Narbonne haciendo que sus tropas ocuparan el condado de Foix entre julio y diciembre de 1487. En 1488, a pesar de la ayuda de tropas castellanas que había solicitado Alain de Albret a Fernando el Católico, el duque de Orleans es tomado prisionero terminando con el Tratado de Sablé en 1488 esta guerra que en Francia se llamó la “guerre folle” .
El virrey de Navarra Alain de Albret no se resigna ante esta derrota y tiene bien ganada la enemistad que se ha labrado con la regente Anne de Beaujeu que repercute poniendo en dificultades a los reyes Catalina de Foix y Jean de Albret con su apoyo a las reivindicaciones sucesorias de su tío Jean de Foix, vizconde de Narbonne. Alain de Albret aspiraba entonces a extender su poder en Bretaña e incluso concibe convertirse en duque de Bretaña casando con la heredera Anne de este importante ducado, ya que el duque François II muere ese año 1488 teniendo Anne solamente 11 años.
Anne de Bretaña (1477-1514) es hija del duque François II de Bretaña y de Margarita de Foix, hija ésta de la reina Leonor de Navarra y de Gaston IV, conde de Foix. Anne tuvo que refugiarse en Rennes en febrero de 1489 para escapar a las proposiciones matrimoniales de Alain. No consiguió el ambicioso Albret este matrimonio y de haberlo conseguido hubiera sido el más poderoso señor de Francia en la época. La regente Anne de Beaujeu confiscó a Alain los condados de Castres y de Gaure.
Ante la actitud negativa por parte de la regente de Francia hacia los reyes navarros Foix-Albret y el hecho de que el contencioso francés hubiera dado lugar a luchas armadas en las tierras de Ultrapuertos, Béarn y Foix, la reina Catalina y su madre la regente Madeleine buscan apoyo castellano para poder ejercer poco a poco las funciones regias que de “facto” no poseían en la agobiante situación de lucha entre las facciones agramontesa y beamontesa. Isabel y Fernando manifestaron desde entonces buena disposición hacia los reyes Catalina y Juan.
Poco antes del tratado de Sablé de 1488 el virrey de Navarra Alain de Albret, acompañado por Juan de Ribera - capitán general de las tropas castellanas en la frontera de Navarra - llega a Valencia el 21 de marzo de 1488 para entrevistarse con los Reyes Católicos, a quienes puso al corriente de las guerras que estaban ocurriendo en Francia entre la nobleza y la regente Anne de Beaujeu. Pidió entonces Alain de Albret amparo para Louis de Orleans, para el duque de Bretaña y para él mismo. Y solicitó amparo para la monarquía de Catalina de Foix y su hijo, el rey consorte Jean de Albret, pues se sentían éstos acosados por el apoyo que Anne de Beaujeu otorgaba por entonces a las reclamaciones del vizconde Jean de Narbonne. Alain de Albret ofreció a cambio a los Reyes Católicos ayudarles a recuperar el Rosellón.
Fernando el Católico
Fernando el Católico aceptó otorgar su amparo y ordenó a su capitán general Ribera que restituyese a Navarra la villa de Viana y otras que había tomado desde la muerte de Francisco Febo. Y dispuso asimismo aparejar una armada para dirigirse a Bretaña en favor de los coaligados contra la regente Beaujeu. El propio Alain Albret se embarcó poco después con los castellanos en el puerto de San Sebastián, dejando por gobernador de Navarra a su hermano Gabriel, señor de Abenes. Poco después del desembarco en Bretaña ocurriría la batalla mencionada más arriba que otorgó el triunfo de la guerra a la regente Anne de Beaujeu.
Durante este período de la guerra contra la regente de Francia, Luis III de Beaumont seguía acrecentando su poder y gobierno en Navarra dominando completamente entre otras la ciudad de Pamplona. Los reyes Catalina y Juan todavía no habían sido coronados y sin pasar por este ritual - que se verían obligados a negociar con el conde de Lerín - pocos navarros hubieran obedecido al virrey Alain de Albret, también ausente, y menos a su hermano el nuevo gobernador Gabriel de Abenes.
En la entrevista de Valencia entre Alain de Albret y Fernando el Católico en marzo de 1488 se buscó una fórmula para evitar que en el futuro Navarra se viera involucrada en otros conflictos. Los castellanos ponían como condición la renuncia de Navarra a una política exterior propia, pero sin imponerle tampoco una dirección determinada. Era una neutralización y esa había sido la constante de los Reyes Católicos desde que en julio de 1476 el Católico hubiera venido a Vitoria, Guernica y Fuenterrabía. En realidad se trataba no solamente de obtener seguridades para su neutralización, sino incluso de conseguir una inclinación hacia España de la dinastía Foix reinante, por vía de matrimonios. A esto llamó el historiador Boissonnade “protectorado” castellano sobre Navarra.
A finales de 1491 el rey de Francia Charles VIII da por terminada la regencia de su hermana Anne de Beaujeu y toma las riendas del poder. Pronto casará con Anne, duquesa de Bretaña.
En septiembre de 1491 se abren negociaciones entre Charles VIII y Fernando el Católico para llegar al tratado de Narbona, previéndose la restitución al reino de Aragón del Rosellón y Cerdaña. El rey francés está incluso dispuesto a perdonar a don Fernando los 300.000 escudos que había recibido su padre el rey Juan II de Aragón de Louis XI - hacía ya 30 años - para financiar la guerra en Cataluña, perdón que otorgaría siempre que don Fernando se abstuviera de ayudar a su primo el rey Ferrante de Nápoles contra el que Charles VIII se proponía hacer la guerra para arrebatarle el trono (6). Charles VIII y don Fernando convienen también entonces en la necesidad de garantizar la neutralidad de Navarra, coronando a sus reyes por mano conjunta de franceses y españoles (el “coprotectorado”), que no se llega a consumar. Pero Fernando ha dejado la puerta abierta para un entendimiento en Navarra a espaldas de sus reyes.
El 15 de octubre de 1491, gracias a la reconciliación que llevan a cabo Alain de Albret y Carlos VIII, los Estados Generales de Béarn, Bigorre, Nebouzan y Foix vuelven a prestar juramento a Juan y Catalina y las tropas reales expulsan de Foix a los partidarios del vizconde de Narbonne que no obstante volverá a tomar las armas en 1494. El “protectorado” que otorga don Fernando está empezando a dar buenos resultados a los Foix en las tierras de Ultrapuertos, el Béarn y el condado de Foix.
El fondo de la cuestión - y la contradicción y dificultad de los Foix - era que la “españolización” que necesitaban operar en su política para convertirse en auténticos reyes de Navarra les era impedida por la importancia de sus dominios franceses, mucho más extensos que el reducido reino navarro. En definitva tenían un “protectorado” español pero había también un “feudo” francés. En sus dificultades no se puede olvidar que los condes de Foix y señores de Albret eran vasallos del rey de Francia por sus extensos dominios ultrapirenaicos y que las reglas de vasallaje obligaban a los señores feudatarios a tomar la causa de su señor, el Rey, en caso de conflicto bélico. Nunca quisieron renunciar a sus posesiones francesas. A partir de 1497 hubo sugerencias de la diplomacia francesa para ofrecer a los Reyes Católicos la entrega de Navarra a cambio de la reinserción de Béarn y demás territorios franceses de los Foix-Grailly-Béarn en la corona de Francia. Los Reyes Católicos rechazaron esta oferta.
En mayo de 1492, después de que el rey de Francia declarara públicamente su decisión de devolver a los Foix-Bearn sus condados (7), un oficial de los reyes de Navarra - el bearnés señor de Laas - visita a Fernando e Isabel en el Campamento de Santa Fe frente a Granada y propone en nombre de los reyes que se cumpla lo tratado en Valencia en marzo de 1488 y entonces Juan de Albret y Catalina vendrían a coronarse en Pamplona. El Católico accedió. Laas volvió a Pau y regresó de nuevo a Granada con la respuesta de Catalina y Juan, que decían:
“estan resueltos a obrar como aconsejan los reyes de Castilla,
y obedecerles y complacerles en todo lo que quieran,
como sus propios hijos”.
Los reyes de Navarra prometían así su inserción en las monarquías españolas. Otras condiciones acordadas en Valencia eran que:
- no se toleraría la presencia de tropas extranjeras, en especial francesas en Navarra.
- solo alcaides navarros con soldados solo navarros custodiarían los castillos, haciendo éstos además pleito-homenaje a los Reyes Católicos.
- y no podrían casar a sus hijos sin previa autorización de Fernando e Isabel.
En agosto de 1492 madama Madeleine va a Zaragoza a visitar a los Reyes Católicos que estaban en ruta a Barcelona y obtiene de ellos una recepción cordial.
Algunos hechos importantes iban a ocurrir poco después: la conquista de Granada y el descubrimiento de América. Los Reyes Católicos acaparan la atención de Europa entera y los hechos españoles causan admiración. Se está anunciando el Siglo de Oro de España e incluso la corte de Inglaterra se pondrá pronto a tomar lecciones para aprender el idioma español que ya ha fundido el castellano, el aragonés, el navarro, el astur-leonés y otras lenguas romance.
Las Cortes de Olite de 10 de agosto de 1493 habían enviado un mensaje a los Reyes diciéndoles que su ausencia era la causa de todos los males del Reyno. Estas Cortes, al acordar entregas de “donativos” a los reyes, condicionaban el desembolso de 80.000 libras a que los reyes vinieran a Navarra. El 6 de noviembre se firma un acta de reconciliación con los beamonteses que garantizaba la neutralidad del Reyno sin necesidad de intervención de los castellanos. Así las cosas, por fin el 21 de diciembre de 1493, los monarcas navarros se presentan ante las puertas de Pamplona para coronarse, acompañados por madama Madeleine. Pero las hallan cerradas por orden de Luis III de Beaumont. El conde de Lerín alegaba que en el séquito había demasiados agramonteses, deseando sin duda mostrar a los soberanos su fuerza. Los monarcas se retiran a Egüés en donde pasan los días de la Natividad. El Conde fue allí a visitarles ajustándose casi todas las diferencias y rindiendo la obligada obediencia. Los de Pamplona abrieron finalmente las puertas de la fortaleza a los Reyes en los primeros días de 1494 - no sin cierto disgusto del conde de Lerín - coronándose en la Catedral el 12 de enero de 1494 (8).
Los beamonteses del conde de Lerín, que desde 1441 habían sido defensores de la legitimidad dinástica, sirven ahora abiertamente la causa de Fernando de Aragón. Ya desde julio de 1476 habían empezado a entenderse bien con él en Vitoria. La reina Catalina era heredera de la usurpación del trono que había llevado a cabo su bisabuelo don Juan en detrimento del Príncipe de Viana y era también heredera de su abuela la reina Leonor bajo cuya custodia había muerto en Orthez su hermana la infanta Blanca en extrañas circunstancias con sospecha de envenenamiento. Y la reina Catalina es hija de madama Madeleine que, en la regencia de su hijo Francisco y en la elección de esposo para su hija la Reina, había demostrado su interés en colocar a Navarra en la órbita francesa. Un rumbo que los beamonteses de raigambre sudpirenaica no querrán seguir hasta el punto de haber empezado a considerar su apoyo a un cambio dinástico en favor del rey Fernando de Aragón.
La facción agramontesa del mariscal Pedro de Navarra hacía tiempo que había quedado huérfana de su rey don Juan, ya fallecido en enero de 1479. Era para ellos coherente mantenerse en la fidelidad a su biznieta Catalina de Foix, ocupando así el lugar “legitimista” que los beamonteses habían dejado vacante. No obstante, el núcleo principal del bando agramontés, la Casa de los Peralta e incluso los luxetanos de Ultrapuertos, adoptaron la misma actitud que los beamonteses. Si en vida de don Juan los agramonteses habían apoyado una opción “usurpadora”, son ahora los beamonteses - al apoyar a don Fernando - los que adoptan una actitud alejada de la legitimidad y que alentará la usurpación castellano-aragonesa de 1512.
3.5 los “beamonteses” en guerra, el conde de Lerín parte al exilio
Tras la coronación de los reyes en enero de 1494, Luis III de Beaumont decide renovar la guerra y aprovechando un ambiente pacificado, lleva a cabo ocultamente los preparativos para la lucha. A partir de septiembre hay constantes asedios, tomas y devoluciones de castillos y de iglesias fortificadas. Así en Tiebas, en Sangüesa, en la iglesia de San Pedro de Viana y en la de Santacara. Los reyes toman de inmediato medidas contra el conde de Lerín. El 12 de septiembre decretan la confiscación de todos sus bienes y los de su linaje, pero esto encendió aún más la guerra. En octubre las tensiones entre Castilla y Navarra son muy fuertes, aunque Fernando el Católico está más atento a los acontecimiento de Italia en donde se están llenando de prestigio los ejércitos de Charles VIII que acabarán entrando en Roma en diciembre y pondrán luego en peligro el reino del aragonés Ferrante I de Nápoles.
A principios de 1495 el rey Juan de Albret se había propuesto hacer asesinar al conde de Lerín pues mientras él viviera no se podría ejercer la autoridad regia en Navarra. Se cuenta que cierto día en que los reyes paseaban por el campo de la Taconera, el conde de Lerín debía acudir acompañado del Mariscal Pedro de Navarra para presentarles sus respetos y es entonces cuando varios hombres ocultos debían caer sobre él para matarle a puñaladas.
puente de Medigorría
merindad de Olite
Pero la Reina avisó al Conde que dio media vuelta a galope y tomó el camino de Asiain. En otra ocasión, don Juan estaba en la villa del Puente de la Reina y envió secretamente a prenderlo en Lerín, pero fue de nuevo advertido y pudo escapar. La Reina salió hacia Mendigorría en cuyo puente debía celebrar una conferencia con el Conde - que llevó por si acaso protección de 200 hombres - pero no logró apaciguarlo en la actitud de odio que manifestada contra su monarquía.
Por entonces, el 23 de enero de 1495, muere en Pamplona madama Madeleine. Alain de Albret toma la gobernación de Navarra y busca otras soluciones que la muerte del conde de Lerín que hubiera provocado peligrosas reacciones por parte de Fernando el Católico. Alain de Albret no mantenía entonces buenas relaciones con Francia y buscó entenderse con el rey Católico.
El 4 de marzo de 1495 suscribe Alain de Albret un tratado en Madrid con Fernando el Católico. En cumplimiento de este pacto, se entrega el 26 de marzo por cinco años a la infanta Magdalena de solamente un año de edad para educarse en la corte de los Reyes Católicos y comprometerla en matrimonio con un infante español. Fernando el Católico se comprometía por el tratado a sacar de Navarra a su cuñado el conde de Lerín - quien estaba casado con su hermana bastarda doña Leonor de Aragón - a quien ya se le habían confiscado sus bienes en septiembre de 1494 y que los reyes navarros se negaban a devolverle a pesar del intento de don Fernando para conseguirlo. En esta ocasión, las tierras del Conde quedaban en tercería en poder de don Fernando que era el mediador. Se entregó también Sangüesa y el castillo de Viana en rehenes al rey don Fernando. Los reyes exigían además que el propio conde de Lerín ratificara ese tratado de Madrid, lo que hizo el 6 de abril, saliendo entonces de Navarra.
Catalina, hija del conde de Lerín, casa con el infante Jacques de Foix, hijo de la reina Leonor de Navarra, un infante de la casa de Foix protegido por los Reyes Católicos que fue nombrado virrey de Navarra en 1495.
En ese año de 1495 Fernando el Católico otorga al conde de Lerín el título de Marqués de Huéscar y rentas en el recientemente conquistado reino de Granada con idea de resarcirle por lo que dejaba en Navarra tras la confiscación de sus bienes (9).
Aunque Luis III de Beaumont, ahora al servicio de los Reyes Católicos, está fuera de Navarra, las inercias de las luchas del pasado han creado también hábitos y enconos personales que no permiten a los reyes aplicar la justicia. Ensayan también los monarcas una política de equilibrio, de modo que el Rey se ponga a velar más por los intereses de los beamonteses y la Reina por los de los agramonteses, pero este ensayo tampoco daría resultados satisfactorios.
Germana de Foix
reina de Aragón
La paz de Tarbes de 7 de septiembre de 1497 pone fin al conflicto sucesorio que había generado el vizconde Jean de Narbonne. Su hija Germaine, habida con Marie de Orleans, hermana ésta de Luis XII de Francia, de 18 años de edad, casa el 19 de octubre de 1505 con Fernando el Católico, de 53 años de edad, viudo desde hacía 11 meses de Isabel de Castilla, y llegaría por tanto a ser Reina de Aragón. En ocasión de su boda, Fernando había hecho llamar a un notario para que levantase acta en la que manifestaba que la boda se había realizado por razones políticas. Este matrimonio levantó la ira de los nobles de Castilla, ya que lo vieron como una maniobra de Fernando para impedir que Felipe el Hermoso y Juana la Loca heredasen la corona de Aragón. Germana y Fernando tuvieron un hijo, Juan, que murió a las horas de nacer en Valladolid (3 mayo 1509) y el cual habría supuesto la separación definitiva de los reinos de Castilla y Aragón.
El destino y el rumbo de Navarra siguen estando en este tiempo a la suerte del juego diplomático y de los intereses de sus vecinos. En noviembre de 1497 una embajada francesa que preside el señor de Clerieux, antiguo embajador en Castilla, es recibida por Fernando el Católico en Alcalá de Henares. Propone la embajada dividir el reino de Nápoles atribuyendo Calabria a don Fernando, aunque reservando al rey de Francia Charles VIII la opción de cambiarla por Navarra si así lo decidiera, más una renta adicional de 30.000 ducados anuales para el francés. Aseguran a don Fernando que esta facultad de permuta cuenta “con la voluntad de Catalina y de los naturales del reino”. Pero don Fernando no acepta la oferta.
Que Navarra comenzaba a ser una moneda de cambio en el asunto de Nápoles, ya se había visto poco antes cuando el 25 de febrero de ese mismo año se firmó una tregua entre Francia y los Reyes Católicos en la que - de forma inusual - figuraba Navarra como aliada de ambas partes contendientes. Lo que parece había sido hecho para poder involucrar al reino pirenáico en los acuerdos finales de paz en los que ya se estaba pensando en considerar a Nápoles como zona de conquista francesa, a cambio de que Navarra pudiera ser anexionada por el reino castellano-aragonés.
La muerte del rey Charles VIII el 8 de abril de 1498, es otro ejemplo de cómo los acontecimientos externos son ahora los únicos que tienen significación práctica para marcar el rumbo histórico de Navarra. El rey francés muere sin hijos y la corona pasa a su primo más cercano, el duque de Orleans, que toma la corona como Louis XII. Había sido éste el duque antiguo aliado de Alain de Albret en la “guerre folle” cuando aquel fue hecho prisionero, pero ahora eran enemigos pues Alain Albret le había traicionado varias veces. Era el nuevo rey cuñado del vizconde de Narbona que también se entendía mal con Alain. Los reyes Catalina de Foix y Jean de Albret, preocupados por estas malas relaciones de familia con el nuevo rey, se trasladan de Navarra a sus posesiones en Francia. Sin embargo al final conseguirán una inesperada alianza con Louis XII que les proporcionará una gran seguridad en el trono navarro.
La razón de esta alianza fue la siguiente:
El principal objetivo de Louis XII era entonces conseguir la disolución de su matrimonio con Jeanne de Francia - hija de Luis XI y que había resultado estéril - para casar con la viuda de su antecesor Charles VIII, Anne de Bretaña y evitar así una nueva separación del ducado de Bretaña. Solamente el Papa - Alejandro VI Borgia - tenía la facultad de declarar nulo el primer vínculo. Ahí interviene el cardenal César Borgia - duque de Urbino - que podía interceder ante su padre el Pontífice por la causa de anulación matrimonial.
Para obtener el favor de Alejandro VI, propone Luis XII conceder un principado francés a su hijo César otorgándole como esposa a una princesa francesa, si quisiera despojarse de su condición de cardenal. El Rey une los condados de Die y de Valence para formar el ducado de Valentinois. Una vez obtenido, César viaja a Francia con las bulas de dispensa selladas por su padre el Pontífice y destinadas al soberano francés. El Rey ofrece a César como esposa a Charlotte de Albret, hija de Alain de Albret y hermana del rey consorte de Navarra, Juan de Albret.
Cesar Borgia
César Borgia casa el 12 de mayo de 1499 en Chinon con Charlotte de Albret, señora de Chalus. Surgirá al final una estrecha alianza entre los Albret, los Borgia y el rey de Francia. Los franceses marchaban entonces en triunfo sobre Milán, mientras que César Borgia se desplegaba sobre la Romagna. Por el éxito de sus aliados, los Albret estaban en el cénit. Los reyes Juan y Catalina se sienten por todo ello más fuertes, más seguros y creen llegado el momento de presionar a los Reyes Católicos para que renuncien a su protectorado sobre Navarra que contempló el tratado de Madrid.
Incluso llegan los Reyes de Navarra a reclamar a los Reyes Católicos numerosos territorios en Castilla, algo que poco tiempo antes hubiera sido impensable. El 5 de mayo de 1499 dan instrucciones a dos monjes franciscanos - fray Juan de Vadeto, guardián del convento de Orthez en Béarn y fray Juan Erro, guardián del de Tafalla - para una embajada en Castilla encargada de reclamar todos sus derechos por varios títulos:
- por las capitulaciones matrimoniales de sus bisabuelos Blanca I de Navarra Evreux y Juan II, reclaman los reyes de Navarra, entre otros, Medina del Campo, Olmedo, Peñafiel, Cuellar, Gandía, Montblanch, Ribagorza y Balaguer.
- devolución de las plazas de San Vicente, Laguardia, Los Arcos y Miranda.
- habiendo ahora paz entre Francia y Castilla, el mantenimiento de villas en tercería ya no tenía sentido, por lo que procedía la devolución de Viana, Sangüesa, Santacara, Monjardín y otras villas.
Don Fernando recibió a los franciscanos en Ocaña y rechazó sus reivindicaciones.
El rey de Navarra Juan de Albret toma personalmente en mano este asunto. Se dirige a Sevilla para encontrarse con don Fernando, quien el 30 de abril sale con deferencia de Sevilla para recibir cortésmente al rey de Navarra. El Católico se deshizo en honores al rey Juan. Insistió en que las plazas que tenía en tercería de su cuñado el conde de Lerín debían quedar para Castilla, proponiendo a los soberanos navarros que cedieran la soberanía por una suma de dinero. El rey Juan contrastó esta propuesta con Luis de Beaumont quien le dijo que
”no debía trocar almenas por plata”
El 14 de mayo de 1500 se firman varios acuerdos en los que se puso de manifiesto la ingenuidad del rey de Navarra ante la astucia y determinación del rey don Fernando. Se acordaba:
- poner fin a algunas tercerías evacuando los soldados castellanos de las fortalezas, menos de Los Arcos, Sonsierra y Miranda y otras que retenían desde 1475.
- el conde de Lerín era perdonado recobrando las posesiones que tenía en 1494. No obstante si en el futuro Luis de Beaumont desobedecía a los reyes navarros, el Católico no se opondría a su castigo. Artajona no se reintegraba al Beaumont y tampoco en la Cancillería pero volvía a ostentar el título hereditario de Condestable y a gobernar Viana.
- todos los alcaides que en el futuro se nombraran tendrían que ser castellanos o de no serlo, prestarían homenaje a los Reyes Católicos aunque el nombramiento correspondiera a los reyes de Navarra. Lo que anulaba el tratado de Tarbes.
- Juan y Catalina tenían entonces 4 hijas y ningún varón. Se comprometieron a casar al primogénito varón que eventualmente tuviesen con hijos o nietos de los Reyes Católicos, injertando así su dinastía en la de los soberanos españoles.
Los Reyes Católicos no creían en ninguna solución para Navarra que no incluyese la hispanización de su Corona.
En esta ocasión Luis de Beaumont se reconcilió con el rey de Navarra quien le “admitió en su gracia”, perdonándole todo lo del pasado. Dos días después de la firma de los acuerdos, el 16 de mayo de 1500, el rey don Juan sale de Sevilla para volver a Navarra llegando el 9 de junio a Olite. Poco después le siguió el conde de Lerín. Desde ese momento - desarmadas las facciones beamontesa y agramontesa - los reyes Juan y Catalina comenzaron a ejercer verdaderamente como soberanos.
Durante unos siete años Navarra disfruta por fin de un período de tranquilidad. Y precísamente en ese año de 1500 muere el vizconde de Narbonne que para entonces ya había cesado en las reclamaciones que tanta incertidumbre habían creado a los reyes, aunque su hijo Gaston volverá a iniciarlas más tarde.
A partir del año 1507 el conde de Lerín protagoniza nuevos enfrentamientos pero los reyes navarros consiguen dominarlo y las tropas reales van tomando poco a poco todas las plazas beamontesas. Luis de Beaumont hubo de partir de nuevo al destierro y trató de conseguir tropas en Aragón en donde poco después moría en Aranda de Jarque el 16 de noviembre de 1508, quedando enterrado en el monasterio de Veruela.
Su hijo Luis IV de Beaumont, tercer conde de Lerín, intentará entrar en Navarra y recuperar sus posesiones recibiendo para ello consejos del Rey Católico. Había casado en 1486 con Brianda, hija del primer duque de Nájera.
El conde de Lerín continúa la lucha que había reiniciado su padre en 1507 y el Católico le dice no hacer la guerra abierta “sino por via de maña o furto” ya que será él quien decida el momento de llevar a cabo una acción bélica de envergadura en Navarra para “romper abiertamente la guerra”. Que hasta entonces tome si puede algunas plazas pero le aconseja no llevar a cabo un gran enfrentamiento. Su misiva al Conde del 23 de julio de 1509 es muy reveladora sobre las estrategias de Fernando el Católico:
“(...) ya sabe el Condestable, que quedó concertado, que había de trabajar de tomar por furto alguna cosa buena, si pudiese, y despues de tomada que su Alteza mandase desde agora, para en viniendo el dicho caso, que se la ayudasen á defender; y que por lo que agora escribió el Condestable á su Alteza, de la gente que públicamente envia á demandar á sus parientes y amigos, y de su determinación, parece que quiere entender en lo de Navarra, no por via de maña ni de furto, sino por via de fuerza de romper abiertamente la guerra,sin tomar primero nada por furto ni por trato, y que para esto nunca su Alteza dio licencia ni facultad, por que cuando desta manera se hubiere de facer, Su Alteza declarara el tiempo en que se haya de facer y dará para ello tal órden que se faga con la autoridad y seguridad que en tal caso se requiere; y que agora estando avisados y prevenidos en Navarra de lo que el Condestable quiere fazer, y teniendo avisados y proveidos los lugares y las fortalezas, no podria facer otra cosa que aprovechase sino iendo á ello poderosamente y esto no se ha de facer agora; y no lo faciendo desta manera en lugar de aprovechar podria ser recibiera alguna vergüenza. Y por esto dice Su Alteza que por agora disimule el Condestable, para que despues pueda entenderse en el negocio de la manera que con su Alteza quesó concertado; y que no faga cosa de otra manera; é que si pudiere tomar alguna buena cosa por trato ó por furto que la tome, y que los de Su Alteza se la ayuden á defender despues”
El momento de actuar en Navarra rompiendo “abiertamente la guerra” y “poderosamente” llegaría a finales de julio del año 1512 con la entrada en Navarra de las tropas vasco-castellanas al mando del duque de Alba, a quien acompaña Luis IV de Beaumont. Hasta entonces, las acciones que directamente o por persona interpuesta llevará a cabo el Rey Católico lo serían “por furto o maña”.