Capítulo 12 :   La Casa de Francia y los derechos sucesorios en Navarra

1 una reina navarra bajo la protección del rey de Francia

Se presentan serias dificultades a la muerte en 1274 de Enrique I, conde de Rosnay - el último rey varón de la casa condal de Champagne - que la reina-viuda regente Blanche de Artois sabrá sortear. Su único hijo varón, “Teobaldico”, destinado desde la lactancia a casar con una hija del rey Alfonso X el Sabio de Castilla, cayó de los brazos de su nodriza desde la galería del palacio real de Estella y pereció, siguiéndole en la suerte la propia ama. La reina viuda Blanca de Artois, dada la minoría de edad de su hija la princesa Juana de Navarra, juntó Cortes y nombró gobernador a Pedro Sánchez de Monteagudo, señor de Cascante.


Blanche d'Artois
reina consorte de Navarra

La minoría de edad de la princesa niña despierta ambiciones en el rey Alfonso X el Sabio de Castilla que aproxima tropas a la frontera de Navarra con la intención -- disputada a su vez por el rey de Aragón -- de apoderarse de la pequeña reina con el pretexto de criarla en su corte y casarla según sus intereses para disponer del reino navarro. García Almoraviz, caballero poderoso de las montañas de Navarra, es el aliado de Castilla en este empeño por razón de su descontento con el nombramiento de Sánchez de Monteagudo como gobernador del Reyno, más proclive éste a apoyar las pretensiones del rey de Aragón, Jaime I el Conquistador (+ 1276).


La regente Blanca toma entonces la precaución de llevar a su hija Juana a la corte de Francia, bajo la protección del Rey, su primo hermano Philippe III “le Hardi” hijo de San Luis, casado con Isabel de Aragón hija de Jaime I “el Conquistador”, burlando así a la vez las pretensiones de Aragón y de Castilla. La acción de la reina-viuda regente Blanca de Artois causa descontento en todas las facciones navarras. Las Cortes - dominadas por la facción aragonesista - declaran que la princesa Juana no será reconocida como reina si no casa con el nieto del rey Jaime I, el infante Alfonso de Aragón, primogénito de don Pedro y heredero éste de la corona de Aragón. A partir del año 1275 por lo dispuesto en el Tratado de Orleans, el rey Philippe III “le Hardi” asume la regencia de Navarra hasta la mayoría de edad de la princesa Juana, a quien acoge en París.

La facción Almoravid que dominaba la ciudad del obispo - la Navarrería - de Pamplona y obraba bajo el influjo de Castilla, prosiguió las fortificaciones iniciadas en tiempo de Enrique I de Navarra y Champagne cara a los otros burgos. La facción pro-aragonesa estaba encabezada por el gobernador lugarteniente general Pedro Sánchez de Monteagudo. Se encendió en 1276 una guerra sangrienta en Pamplona que acayaría más tarde con dureza el ejército francés del rey de Francia Philippe III le Hardi. El Rey había enviado sus tropas a Navarra bajo el mando de Eustache de Beaumarchais, senescal de Toulouse, hábil guerrero y nefasto político, que sustituyó a Pedro Sánchez de Monteagudo y cometió contrafueros. En la lucha declarada, las tropas francesas estaban a punto de ser derrotadas cuando llegó por el paso pirenaico aragonés de Canfranc Robet II Conde de Artois - hermano de la reina viuda Blanche de Artois - al mando de 20.000 hombres, tomando Pamplona al asalto y capitulando todos los castillos de Navarra. El conde de Artois restableció todos los fueros, usos y costumbres en el Reyno.

 

Juana I de Navarra y Champagne                                    Philippe IV "le Bel"

Casó finalmente la reina Juana I de Navarra y Champagne en 1284 con el futuro rey de Francia, el capeto Philippe IV “le Bel” junto al cual se había criado en la corte de Francia. Sus hijos - conocidos como los “reyes malditos” y a los que se dedica una pequeña sección más adelante - serán reyes de Francia y de Navarra. Se respetó así el testamento de Enrique I de Navarra y Champagne en el que se había dispuesto que su hija Juana casara con un príncipe francés. El papa Gregorio X otorgó dispensa para llevar a cabo el matrimonio, levantando el impedimento por razón de parentesco de sangre. Juana y Felipe eran primos segundos, siendo su bisabuelo común el padre de San Luis, Luis VIII “le Lion”.

La dinastía capeta directa de Francia, que se introduce en el trono de Navarra por falta de sucesión masculina a la muerte en 1274 de Enrique I de Navarra y Champagnetanto era de gordo que ovo de morir dello” -, nunca se identifica plenamente con los intereses navarros. Se sirve más bien del Reino como de una posesión feudal que aumentaba su riqueza por tributos, prestigio o proporcionaba recursos militares y humanos para otras empresas.

A la muerte en 1305 de la reina Juana I le suceden - uno tras otro - sus tres hijos varones, tres hermanos. Son los llamados “reyes malditos” que serán reyes de Francia y de Navarra y no tendrán sucesión masculina. ¿Por qué se les llama “malditos”?. Se debe a la maldición que sobre ellos lanzó desde la hoguera el Gran Maestre de los Templarios, como se explica más adelante.