Capítulo 7 :   Navarra en el siglo X

1 Navarra abiertamente en la Reconquista

La incursión de los normandos en el año 859 en territorio de Navarra y la toma en rehén del rey García I Íñiguez (810-851-870) por los musulmanes en el 860, puso de manifiesto que la alianza de sangre y de combate entre los Banu Qasi y los reyes de los pamploneses había llegado a su fin. Musa ibn Musa no había venido en ayuda de su sobrino García Íñiguez cuando éste sufrió el ataque de los normandos. Era inminente un enfrentamiento armado que llegaría muy pronto con la segunda batalla de Albelda - en el cerro de Clavijo - en donde los reyes de Asturias y de Navarra están juntos para derrotar a Musa ibn Musa y provocar su declive definitivo.

Desde esa batalla, con el prestigio de Musa arruinado, la monarquía navarra seguirá su camino de consolidación del reino ahora sin el apoyo Banu Qasi. Lo que requerirá un acercamiento a Asturias con cuya monarquía comenzará Navarra a participar en acciones de reconquista. El rey navarro García Íñiguez casa en terceras nupcias con Leodegundia, hija de Ordoño I. Y Alfonso III “el Magno” de León casa con Jimena (Semena), hermana del rey cautivo Fortun I Garcés. Son las primeras alianzas matrimoniales con Asturias que prestigian a Navarra.

La segunda mitad del siglo IX quedará dominada por la huella normanda y el cautiverio del rey en Córdoba, no proporcionando la regencia del período 870-882 una garantía de estabilidad del trono, lo que se continuará hasta el final del siglo.

Y si bien se puede aceptar a pesar de ello que el Reyno está consolidado como un territorio independiente - las continuas expediciones de castigo de Córdoba no buscan la posesión del territorio navarro - no reúne éste todavía los atributos que le caracterizarán más tarde cuando el Reyno integre - bajo la cohesión institucional de la monarquía - pobladores de diversa tradición, costumbres y habla. La Navarra de las montañas, de la cuenca de Pamplona, de la zona media y de la Ribera del Ebro, no constituyen todavía un territorio cohesionado en el sentido moderno del concepto y tardará todavía mucho tiempo en serlo.

No obstante, desde comienzos del siglo X, con el advenimiento de Sancho I Garcés, la autoridad de los reyes de Pamplona se convertirá en “navarra” (1) al extenderse por los territorios de los Banu Qasi en el valle del Ebro.

En el siglo X se multiplican las alianzas de la dinastía navarra con sus vecinos peninsulares. Sancho I Garcés (865-905-925) había casado con una hija del conde de Aragón. Luego casa a su hija Urraca con Ramiro II, rey de León. Otra hija, Sancha, con Ordoño II de León y luego con el importante conde rebelde castellano Fernán González. Otra tercera hija, Oneca, con Alfonso IV, también rey de León. Y su hija doña Velasquita casará sucesivamente con Nuño Vela, conde de Álava, Galindo conde de Pallars y Ribagorza y finalmente en terceras nupcias con Fortun Galíndez de Nájera.