2 la “Liga Santísíma” 2.1 objetivos de la Liga y adhesiones 2.2 Gaston de Foix en la batalla de Rávena 2.3 apertura y remisión del concilio de Letrán 2.4 la victoria de Julio II
2.1 objetivos de la Liga y adhesiones
La Santa Liga queda formada el 4 de octubre de 1511 y es solemnemente proclamada al día siguiente por Julio II en Santa Maria dei Popolo. La Santa Liga reúne al Papa, Castilla con Aragón y Venecia. Queda abierta a la adhesión del Emperador y del rey de Inglaterra. Los objetivos iniciales de la Santa Liga son: - la recuperación de la ciudad de Bolonia, su condado y su distrito
- evitar la ocasión de un cisma
- preservar la seguridad, dignidad, libertad, autoridad y dominio de Su Santidad y de la Santa Iglesia Romana.
Se acuerdan las condiciones y la participación en la guerra de cada una de las partes. Estando en una época en que no existe separación de poderes temporales y eclesiásticos, ni se han elaborado los principios del Derecho Internacional, los firmantes consideraron desde aquel momento - y en ocasiones según su conveniencia política - que los Estados que no se adherían a la Liga podían ser considerados cismáticos y herejes y haciéndoles la guerra se trabajaba por la religión y la Iglesia. Así los monarcas europeos, escudados tras la autoridad moral que otorgaba el Papa a los objetivos de la Santa Liga, pudieron en no pocas ocasiones - como en Navarra - imponer su autoridad a otros monarcas o señores que no habían participado en la citada Liga. Y esto no puede perderse de vista cuando se vea más adelante la falsa invocación que Fernando el Católico haría a estos principios de la Santa Liga para justificar la invasión del Reyno de Navarra. Fernando el Católico, tras tomar consejo en Sevilla de los grandes de España y del cardenal Cisneros, se unió a la Liga con entusiasmo el mismo día 4 de octubre. No dudó en apoyar al Papa en lo político, lo militar y lo religioso, siendo su objetivo aislar a Francia. Interrumpe la campaña que llevaba en el norte de África contra los moros, lleva sus tropas a Italia y entrega a Julio II un subsidio importante. Su embajador Vich ofrece al Papa ayudarle de inmediato a reconquistar Bolonia, nombrándose capitán de la Liga a Ramón Cardona. El Papa puede entonces comenzar su guerra eclesiástica que empieza con la condena de los cardenales rebeldes. Convoca el consistorio el 24 de octubre de 1511 y en presencia de 18 cardenales pronuncia la excomunión y la pena de destitución contra los cardenales Carvajal (al que ya se le había retirado el obispado de Sigüenza), Briçonnet, François Borgia y de Prie. Los cardenales San Severino y Amanieu de Albret (3) son por el momento amenazados con las mismas penas si persistieran en no someterse a su autoridad. El Papa amenazó también con entredicho a los pueblos que protegieran a los insurrectos y lanzó la excomunión contra los ideólogos de Pisa, entre los que había numerosos canonistas de renombre en la época. El 16 de noviembre de 1511 se celebra en la catedral de Burgos la ceremonia de adhesión de Castilla y Aragón al concilio romano. El 13 noviembre de 1511 el Emperador había entrado en la “Liga Santísima” y hacía las paces con Venecia el 9 de abril de 1512, instaurando una tregua hasta enero de 1513. El 17 de noviembre, Henry VIII de Inglaterra otorga en Westminster su adhesión de principio a la Liga. No tardarían después en formalizarse los compromisos tomados por los Cantones suizos que se preparaban para dirigirse de inmediato a conquistar el Milanesado. A Henry VIII se le promete el 20 de marzo de 1512 la investidura del reino de Francia y firma su adhesión pocos días después, el 1 de abril. En esa ocasión Fernando el Católico confirma los acuerdos de Westminster de 17 de noviembre de 1511 con los ingleses para ayudarles en la conquista de Aquitania, que ahora ven posible recuperar y que habían perdido en 1453 frente a Charles VII al término de la guerra de los Cien Años. Este acuerdo del Católico con Inglaterra es el resultado de las iniciativas que había tomado Julio II el 8 de abril de 1510 cuando envió a Henry VIII la rosa de oro. Desde el matrimonio, el 11 de junio de 1509, de Henry VIII con Catalina de Aragón (1485-1536), viuda de su hermano Arthur Tudor, los Reyes Católicos tenían muy buen entendimiento con Inglaterra. Los ejércitos de la Santa Liga no comenzarían su ataque hasta finales del mes de enero del año 1512. Entretanto, el Papa ha esperado para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos de la apertura del concilio cismático de Pisa, que había sido convocado para el 1º de septiembre de 1511 y cuya apertura se retrasó al 1º de noviembre. El 30 de octubre solamente 4 cardenales habían hecho su entrada en Pisa. Entre ellos no se encontraba Amanieu de Albret, hermano del rey de Navarra, a quien el Papa había amenazado de excomunión si no volvía a su obediencia. Los toscanos de Pisa todavía bajo control de Florencia y por temor al Papa, rehúsan alojar a los cardenales y les cierran todas las iglesias. Los canónigos, que obedecen al Papa, ponen barricadas en la Catedral dirigiéndose los cardenales cismáticos al pequeño santuario de San Miguel construido sobre el antiguo foro romano. La población organiza escaramuzas y revueltas que el 9 de noviembre enfrentan a soldados florentinos y franceses. Los cardenales creen más prudente y seguro continuar el concilio en Milán y convocan allí la cuarta sesión para el 13 de diciembre. Pero también allí se muestran hostiles el pueblo y el clero, pues el 3 de diciembre Julio II había lanzado serias advertencias. El Concilio no tiene ningún efecto sobre la cristiandad. 2.2 Gaston de Foix en la batalla de Rávena
Nos encontramos ya muy cerca en el tiempo de la invasión del Reyno de Navarra por el duque de Alba en julio de 1512. Las tropas de la Santa Liga entran en combate a finales de enero de 1512. Los venecianos se plantan delante de Brescia, que capitula el 2 de febrero. El ejército hispano-pontifical, bajo las órdenes del virrey de Nápoles Ramón de Cardona, llega el 26 de enero ante las murallas de Bolonia que defienden los Bentivoglio. También Milán se encuentra amenazada. Surge entonces el genio militar de Gaston de Foix - hermano de la reina Germana de Aragón, hijos ambos del vizconde Jean de Narbonne y de Marie de Orleans, hermana ésta de Louis XII - que a pesar de su juventud (23 años) posee una gran experiencia en combate. Se dirige sobre Bolonia y consigue entrar en la ciudad una noche de temporal de nieve sin ser apercibido por las tropas asediantes del Virrey de Nápoles. Consigue luego liberar Brescia el 18 de febrero tras sangrientos combates. Los españoles se muestran indolentes en los campos de batalla y no resisten a la caballería francesa. En vista de la marcha que van tomando los acontecimientos, Julio II se encierra en el castillo de Sant’Angelo en la orilla derecha del Tíber, consciente de que todo puede perderse ante el embate imparable de Gaston de Foix. Louis XII se encuentra sin embargo amenazado por varios flancos: el inminente ataque de los suizos a Milán, la previsible invasión de Navarra y Aquitania por Fernando el Católico, el probable desembarco de Henry VIII en las costas normandas y la segura entrada de Maximiliano en la Santa Liga. Su única alternativa es organizar una fuerte ofensiva con Gaston de Foix sobre el ejército hispano de su cuñado Fernando el Católico. De conseguir una victoria, su objetivo sería deponer al Papa, expulsar al rey Católico de Nápoles y poner al cardenal San Severino a gobernar la Iglesia. Gaston de Foix deja Brescia a finales de marzo e invade la Romagna, retrocediendo su principal adversario Ramón de Cardona que no quiere la batalla. Pero Gaston finje asediar Rávena donde los españoles almacenaban la munición y aprovisionamientos, lo que obliga al Virrey de Nápoles a venir y aceptar la batalla. El 11 de abril en Rávena se enfrentan cerca de 50.000 hombres en una cruenta batalla, de la que Gaston de Foix sale claro vencedor con sus soldados franceses, italianos del duque de Ferrara y los temibles mercenarios lansquenetes alemanes. El cardenal Juan de Medici, legado del Papa, es tomado prisionero entre otros. Pero Gaston de Foix muere en la batalla de su gran victoria y esta muerte tendrá importancia para el devenir del reino de Navarra, pues Louis XII ya no podrá apoyar a la heredera de Gaston, que es su hermana Germana - precisamente la esposa de su enemigo el rey Católico -, en sus pretensiones sucesorias en la herencia de la familia de Foix. Con lo que el francés apoyará desde el 12 de abril a sus primos los Foix-Albret, reyes de Navarra. Y esto dará pie a Fernando para incluir a Navarra entre los cismáticos por la amistad de sus reyes navarros con el proscrito rey francés, pudiendo así dar una apariencia de legitimidad pontificia a la usurpación del trono navarro. Las consecuencias de la batalla de Rávena se presentan no obstante catastróficas para Julio II y la Santa Liga. La Romagna entera había caído en pocos días en manos de los franceses. El cardenal San Severino, que había asistido a la batalla al lado de Gaston de Foix como legado del concilio de Pisa, emprende victorioso la ruta hacia Roma para destronar a Julio II con la ayuda de los soldados franceses. El embajador Vich de Fernando el Católico aconseja a Julio II huir de Roma. muerte de Gastón de Foix batalla de Ravena
Habían pasado tres días desde la batalla y el 15 de abril el Papa desconoce todavía que Gaston de Foix ha muerto. Y declara a los embajadores de Venecia y España que está dispuesto a seguir peleando gastando 100.000 ducados para lo que vendería la tiara si fuera necesario. Julio de Medici - el futuro pontífice Clemente VII - trae entonces a Roma la noticia de la muerte de Gaston que le ha hecho llegar su hermano el legado Juan que desde la prisión ha podido observar el desorden que ha provocado esa muerte en el ejército francés. Julio II ve bien cuando dice entonces a los cardenales que los franceses ya no vendrán sobre Roma y que los vencerá y expulsará de Italia. 2.3 Apertura y remisión del concilio de Letrán
El Papa abre negociaciones con Francia, pero solamente para ganar tiempo y llevar la batalla al terreno eclesiástico. El Concilio pontificio de Letrán se abre el 3 de mayo de 1512. El anterior Concilio, que había puesto en jaque la autoridad pontificia, había tenido lugar en Basilea hacía ya 80 años. El Papa da una gran solemnidad a su marcha en procesión al palacio de Letrán en el atardecer del 2 de mayo, rodeado de la guardia suiza y una gran escolta militar. Pasa allí la noche y el Concilio se abre al día siguiente en la basílica-catedral de Roma. Asisten 16 cardenales y unos 70 obispos, la mayoría italianos. El Concilio busca la extinción del cisma, la reforma de las costumbres en la Iglesia y la preparación de una cruzada contra los turcos con toda la cristiandad previamente reconciliada. Nada se había avanzado tras las dos primeras sesiones de los días 10 y 17 de mayo y el Papa pudo oír algunos reproches a la manera como había tratado el papado este Concilio. 2.4 la victoria de Julio II
Los franceses se encontraron sin un capitán que sustituyera con valía a Gaston de Foix y estuvieron privados de los decisivos mercenarios lansquenetes alemanes desde la reciente entrada de Maximiliano en la Liga. El Papa es consciente de que las cosas se estaban poniendo de su lado, quedando los franceses a merced de la Santa Liga. Los franceses se alejan de la Romagna, retirándose de todo el norte de Italia. Los príncipes italianos que estaban con los franceses van capitulando uno a uno. Incluso el pueblo se levanta en el ducado de Milán contra los últimos soldados franceses, viéndose obligados los cardenales cismáticos a llevar sus asambleas a Asti, en donde no se sienten tan seguros como en Milán. En estas circunstancias, Julio II retrasa la tercera sesión del concilio Laterano hasta el 3 de noviembre y vuelve a condenar el “conciliábulo” de Pisa. Los cardenales rebeldes se dirigen de Asti a Lyon en Francia y ante la negativa del clero y de la Universidad de París a otorgarles subsidios se dispersan sin tan siquiera clausurar de manera oficial el “conciliábulo”. Los cismáticos habían zanjado el cisma con un ridículo. El 13 de junio de1512 Bolonia queda sometida a la autoridad del Papa. Era el primero y gran objetivo de la Santa Liga. Otras ciudades como Génova vuelven a su independencia y Rimini, Rávena o Cesena declaran también la autoridad del Pontífice. Luis XII había pasado en muy poco tiempo de una gran victoria en Rávena a perder todo en Italia. El 22 de junio llega a Roma la carta del cardenal Schinner dando cuenta del progreso de la retirada de los franceses. El 27 de junio se celebra la liberación de Génova - la patria de Julio II - con una gran fiesta en Roma que continúa por la noche en el viejo castillo de Sant’ Angelo a donde el Papa acude con antorchas. El Papa quiere ahora mostrarse generoso. Reconoce que ya no tiene nada más que pedir a Dios. Solamente darle gracias por la victoria de la Iglesia. Y encarga a Rafael que pinte en un fresco el episodio dramático de la Biblia en que Heliodoro es expulsado del templo de Salomón, como alusión a la forma en que Louis XII había debido salir de Italia por atacar a la Santa Sede. No obstante, anima a Fernando el Católico y a Henry VIII de Inglaterra a que acosen al rey de Francia en Aquitania para consolidar el alejamiento de Louis XII de Italia (4). Mientras el Papa se encuentra exultante de alegría desde finales de junio de 1512 y quiere mostrarse generoso con sus enemigos, complació sin embargo las exigencias del embajador castellano Vich cuando éste solicitó bulas con serias advertencias a los reyes de Navarra para que el rey Católico pudiera hacerlas valer en la conquista del Reyno de Navarra. Julio II sería no obstante consciente de la importancia excesiva que España había tomado en Italia, tanto más cuanto que la herencia de Maximiliano y las de Aragón y Castilla irían a reunirse en la misma persona de Carlos de Gante (5). En esas fechas de junio 1512 los embajadores de los reyes de Navarra se encuentran en la corte de Blois, el lugar de residencia de Louis XII, negociando un tratado cuyos términos podrán ser interpretados por Fernando el Católico para hacer ver al Papa que Navarra se encontraba en el bando francés. La tercera sesión del Concilio de Letrán se abriría finalmente el 3 de diciembre de 1512 con la asistencia de 111 prelados mitrados y en ella el secretario del Concilio daría lectura a la carta del Emperador en la que condenaba el conciliábulo de Pisa y daba poderes para prestar juramento de obediencia al Papa. Julio II muere en la noche del 20 al 21 de febrero de 1513, pocos días después de la quinta sesión del 16 de febrero de un Concilio que no había conseguido los objetivos buscados (6)
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