Capítulo 24 :   Los Condes de Foix reyes de Navarra

4 César Borgia con Navarra contra Castilla

El castillo de Viana protagonizó a comienzos del siglo XVI un hecho histórico a señalar.

Aparece en escena un personaje de renombre universal, César Borgia, duque de Urbino y de Valentinois, hijo del papa Borgia Alejandro VI. Había huido del castillo de la Mota de Medina del Campo en donde lo tenía prisionero Fernando el Católico (9.1). Al llegar a Navarra en diciembre de 1506 se hizo cargo de las tropas del rey de Navarra, quien era su cuñado pues había casado Borgia con su hermana Charlotte. Esta acogida de César en Navarra fue mal vista por Luis XII de Francia, por el pontífice Julio II y sobre todo por Fernando el Católico.

César Borgia

En aquellas fechas se había reanudado la guerra entre Luis III de Beaumont y don Juan de Albret. Citado el conde de Lerín ante el Consejo se negó a comparecer siendo entonces condenado en rebeldía y confiscados todos sus bienes, Su alejamiento de los reyes de Navarra fue total y conquistó entonces su antigua fortaleza de Viana, 

Viana
portal de San Juan o de Santa María

César Borgia - triunfador en innumerables acciones bélicas y escaramuzas en Italia - se dirige con determinación a Viana al encuentro del aliado y cuñado de su gran enemigo el rey Católico que le había hecho apresar en Italia (10). Llega Borgia con las tropas reales pretendiendo conquistar el castillo de Viana, entonces defendido por Luis, el primogénito del conde de Lerín. El 11 de febrero de 1507 César inicia el cerco a Viana y Larraga. Dueño al fin de la villa de Viana, al no poder rendir su castillo por las armas, decide asediarlo y rendirlo por el hambre. Pero en una noche cerrada y tormentosa - motivo por el que la guardia del castillo estaba descuidada y podía ser burlada - llegan a escondidas y astutamente los beamonteses del conde de Lerín, que estaban al acecho buscando la oportunidad de ayudar a los asediados en el castillo y consiguen esa noche del 11 de marzo abastecerlos de víveres. El asediador César Borgia, sintiéndose burlado monta en cólera, toma una pequeña escolta y sale de la villa de Viana en dirección a Mendavia para enfrentarse por sorpresa directamente al Conde de Lerín, padre del sitiado Luis. Pero en el lugar conocido como la Barranca Salada cae muerto de una lanzada en un encuentro con las tropas del astuto Conde.

Su cadáver fue enterrado en Santa María de Viana, en donde el rey don Juan de Albret mandó labrar un sepulcro en alabastro, hoy desaparecido. 

 

Una lápida en mármol blanco frente a la puerta principal de la iglesia de Santa María señala el lugar en donde estuvo su sepultura: 

“Aquí yace en poca tierra
el que toda le ternía
el que la paz y la guerra
en su mano la tenía.

Oh tú, que vas a buscar
dignas cosas de loar
si tú loas lo más digno
aquí pare tu camino
no cures de más andar”.

El cardenal Sigismondo Gonzaga en una carta que dirige al marqués de Mantua el 7 de mayo de 1507 relata que, cuando el papa Julio II recibe la noticia de la muerte de César Borgia, pide que le traigan del guardarropa confiscado a César una magnífica capa o manto de seda de color verde que colocó sobre sus hombros. Adornarse con los despojos de sus víctimas era entonces un signo de júbilo.

Dice André Maurois que

“un gran rey de la Edad Media
tenía que ser cortés, caballeroso, severo y piadoso;
un gran príncipe del Renacimiento
es libertino, culto, magnífico y a menudo cruel”


y sin escrúpulos, como lo fue César Borgia.

“en un alma depravada había sitio para la estética”

El obispo de Calahorra ordenó en el siglo XVI sacar el cuerpo de César a la calle “para que en pago de sus culpas lo pisoteen los hombres y las bestias”. El busto que hoy se conserva le recuerda:

Busto a César Borgia

“César-Borgia generalísimo de los ejércitos de Navarra y Pontificios

muerto en campos de Viana el XI de marzo MDVII”.