Capítulo 18 : Desaires legitimistas en el siglo XV
1. Navarra resignada sin un rumbo propio
2. los Trastamara también en Navarra
3. causas remotas de los conflictos entre “agramonteses” y “beamonteses”
4. un castellano, infante de Aragón y rey consorte de Navarra
5. el rey consorte don Juan pierde extensas posesiones en Castilla
6. un rey-viudo, usurpador del trono de Navarra
7. don Álvaro de Luna, aliado del Príncipe de Viana
8. Juana Enríquez, gobernadora de Navarra
7 don Álvaro de Luna, aliado del Príncipe de Viana
Poco después en 1450, cuando don Juan se está preparando para invadir Castilla y había obtenido para ello de las Cortes de Navarra 27.000 florines, ocurren discordias entre don Juan y su hijo Carlos y estas discordias van a precipitar acontecimientos en Castilla.
Hacia julio o agosto de 1450, don Juan había devuelto a su hijo Carlos la lugartenencia para el gobierno del reino debido a un desplazamiento que hubo de hacer a Aragón. Cuando don Juan anuncia su regreso, el príncipe Carlos deja Navarra y cruza la frontera castellana del río Oyarzun entrando en Guipúzcoa, en donde se pone bajo la protección del rey de Castilla. Los Luxa y los Beaumont están allí cerca del Príncipe. Incluso llega a levantarse San Juan de Pie de Puerto en favor del Príncipe.
Son los prolegómenos de una guerra civil.
Don Álvaro de Luna no duda en aprovechar esta discordia para establecer una estrecha relación con el príncipe Carlos y debilitar así a su gran enemigo - el más constante enemigo - el rey consorte-viudo de Navarra. Don Juan ha visto que su hijo el Príncipe está llevando a cabo contactos con la nobleza castellana opuesta al partido “aragonés” y se ha atraído sin dificultad a su enemigo Álvaro de Luna. Desde que casó en 1447 en segundas nupcias con Juana Enríquez, su pretendido derecho al usufructo de los bienes de su primera esposa Blanca de Navarra Evreux - el propio reino - ni siquiera tiene ahora un resquicio de apoyo jurídico, por lo que don Juan sabe bien que su hijo Carlos puede debilitar su posición ante los nobles castellanos, su rey Juan II de Castilla y el Príncipe de Asturias. Trata de evitarlo a toda costa y de ahí el gran enfado con su hijo cuando ve que éste prosigue desde Guipúzcoa los contactos con sus oponentes castellanos.
No tarda sin embargo el Príncipe en volver a someterse a su padre. Lo hizo en marzo de 1451 tras nueve meses de ausencia o autodestierro, sin imponer especiales condiciones. ¿Debilidad de carácter?, ¿promesas vacías de don Juan?. No será la última vez que actúe de esta manera. Opina Yanguas y Miranda que “su genio dulce y pacífico y el respeto paternal le impedían obrar de otra manera”. Pero si el Príncipe se somete, la familia Beaumont va recibiendo adhesiones de otros linajes navarros, lo que llevaría a activarse la facción beamontesa en Navarra. En San Juan de Pie de Puerto continuaba la sublevación contra don Juan. Si la familia de Luxa se unía a los Beaumont, sus tradicionales enemigos en las tierras de Ultrapuertos - los miembros de la noble y muy antigua Casa de Gramont - tomarían el bando contrario agramontés uniéndose a los Peralta y a los Navarra para apoyar a don Juan.
Así se dividieron los señores principales del reino. Pedro de Navarra, mariscal del Reyno, fue cabeza de la facción agramontesa en favor del poder establecido del rey viudo-consorte don Juan y el condestable don Luis de Beaumont de la beamontesa en favor de la legitimidad dinástica del Príncipe de Viana. Y esta escisión en la dinastía y en la nobleza sería mortal para la continuidad del Reyno. Estas facciones navarras y los miembros que las componen se describen y analizan más adelante.
Cuando de nuevo don Juan marcha a Aragón en el verano de ese mismo año 1451 y el Príncipe de Viana vuelve a recibir puntualmente la lugartenencia del Reyno, penetran hasta cerca de Estella tropas castellanas al mando del Príncipe de Asturias negociándose entonces el tratado de Puente la Reina de 7 de septiembre - que el Príncipe Carlos firmará en Estella mientras que los castellanos, con el propio rey Juan II que también acudió, lo harán en Puente la Reina - en el que los castellanos aceptan retirar sus tropas de Navarra, no obstante quedando en ayudar al Príncipe en sus discordias con su padre don Juan.