Capítulo 21 :   El Príncipe de Viana

5 don Carlos aclamado vuelve a prisión.

Don Carlos se entrevistó nuevamente el 2 de diciembre de 1460 con su padre en Lérida y don Juan volvió a oponerse violentamente a las pretensiones matrimoniales de su hijo. Encolerizado por ello lo desarmó y arrestó ese día declarándolo prisionero y fundamentando su actitud en unas supuestas deslealtades. Don Carlos fue acusado de traición por mantener tratos secretos con Castilla y negociar a su espalda con el rey castellano. Hubo de recorrer numerosas prisiones durante los tres meses en que estuvo prisionero: Lérida, Aitona, Fraga, Miravet, Morella y finalmente el palacio de la Aljafería de Zaragoza, desde donde sería liberado.

Este nuevo apresamiento de don Carlos es recibido con amargura no solamente en las comarcas catalanas sino en todo España. Se percibió claramente que don Juan no pensaba devolver la libertad a su hijo mientras éste no renunciara a sus derechos sucesorios sobre Navarra y Aragón. Así el destino privilegiado del infante Fernando se vería despejado. La noticia de lo ocurrido en Lérida desagradó al monarca castellano Enrique IV, exasperó a los beamonteses navarros e indignó hasta tal extremo a las Cortes barcelonesas que no tardaron en enviar a Juan II embajadores exigiendo la libertad del real preso.

Esta inesperada acción acabó alborotando a navarros y catalanes. Desde Barcelona, la Diputación aglutinó a los catalanes en torno a don Carlos. El 8 de febrero de 1461 tiene lugar la protesta catalana en las calles de Barcelona - via fora sometent - pidiendo el exterminio de los malos consejeros de Juan II y la libertad del cautivo. Se reclutan voluntarios - payeses de remensa y se arman y se pide ayuda al rey de Castilla quien manda 1500 caballos. Una guarnición se dirige hacia Fraga en donde se encuentra don Carlos privado de libertad. Otra se encamina hacia Lérida con ánimo de apresar a don Juan en su propio palacio del alcázar de La Suda. Éste huye precipitadamente a Fraga en donde toma a Juana Enríquez y a su hijo cautivo para alejarlo de Cataluña y va con ellos a Zaragoza. Supo al llegar que también en Valencia, Sicilia y Mallorca muchos pueblos levantaban bandera para defender a don Carlos.

La Diputación formó un Consejo representant lo Principat de Catalunya que exigió al Rey la libertad de su hijo y su reconocimiento como heredero. Pero don Juan no acepta todo lo que le propone el Consell aunque al final tiene que ceder y el 25 de febrero de 1461 pone en libertad a su hijo que estaba entonces en la Aljafería de Zaragoza. Con mal criterio, a doña Juana le pareció un acto de diplomacia y buenas maneras acompañar a don Carlos a Barcelona, pero los catalanes no se lo permitieron, obligando a la Reina a entregar a su ídolo en Villafranca.

Los catalanes, celosos de sus costumbres e instituciones de gobierno local, habían quizá comprendido que el rey don Juan estaba construyendo - de los primeros en Europa - un nuevo tipo de autoridad. Estaba acabando el medievo y se estaba inaugurando una nueva época renacentista que, en lo político, preparaba el absolutismo de la monarquía sobre las cenizas del estado feudal. Los catalanes hubieran preferido que don Juan continuara la tradición de ser un señor entre los señores. Pero don Juan se colocaba por encima de los señores incluso con desprecio de las instituciones de gobierno local. Como expone el catalán Jerónimo de Moragas, don Juan quería ser:

“un señor con el pueblo y por encima de los señores”

El pueblo estaba en la facción que se denominó “Busca” con los pequeños mercaderes en la ciudad y con la gente de la gleba, los remensas en el campo. La “Busca” capitanea desde los municipios y no se entusiasma con el Príncipe pues tenía cerca a su Rey. Pero en la facción “Biga” los obispos, los canónigos, los Maragarit y los Cabrera, los Desplá y todos los señores que no aceptaban que el rey se situara por encima de ellos y de las instituciones que ellos controlaban - la Generalidad -, se estaba contra el rey y para significarlo, se estaba con don Carlos. Estar con él era su símbolo para hacer oposición a don Juan. Son los mismos que a la muerte de don Carlos seguirán luchando contra el rey don Juan. Y hay que dar importancia a esta lucha - de la que será vencedor don Juan - porque de ella saldrá consolidado un nuevo tipo de monarquía absolutista que acaba con el feudalismo y pronto implantarán todos los reyes en Europa.


Don Carlos ha sido liberado el 25 de febrero de 1461. Al llegar el 12 de marzo a Barcelona se le hace un recibimiento apoteósico y con gran solemnidad, convirtiéndose don Carlos en un símbolo para los catalanes, como lo había sido y todavía era para la gran mayoría de los navarros. Apoyar a don Carlos era para muchos catalanes mostrar su rechazo al rey Juan II y a sus políticas de corte absolutista. Las negociaciones entre el rey de Aragón y su hijo se reanudan entonces. El Consejo seguía exigiendo que se jurase a don Carlos como primogénito y se le nombrase lugarteniente del Principado con carácter irrevocable. Se oponía también el Consejo a la presencia de la reina Juana Enríquez en el condado de Barcelona.

El 17 de junio don Carlos entrega poderes a un caballero catalán, Juan Trellas, para concertar una alianza definitiva con Enrique IV de Castilla y arreglar su casamiento con su medio hermana, la infanta Isabel.

Por fin, el 21 de junio, por la capitulación de Villafranca del Penedés, se reconoce a don Carlos como heredero de los estados de la corona aragonesa - jurando su cargo como lugarteniente del Principado -, se obtiene para él el gobierno y rentas del Principado y se exige a don Juan que se ausente, aceptando éste no volver a cruzar la frontera del Principado. Don Juan se ve obligado a aceptar un gobierno oligárquico del Consejo presidido por don Carlos en su condición de lugarteniente.

Pero el entramado diplomático de don Juan ha sabido moverse entretanto con buenos resultados para él. El 26 de agosto de ese año 1461 la Liga nobiliaria castellana, a la que se habían incorporado los principales consejeros de Enrique IV, incitan al rey castellano a firmar una tregua con Juan II. El rey castellano prometía de antemano retirar la ayuda militar a los beamonteses, no consentir el matrimonio de su hermana Isabel con don Carlos de Viana y no inmiscuirse en los asuntos internos de Navarra. Don Carlos se vio entonces forzado a suspender las negociaciones de boda con la infanta Isabel y solicitó la mano de María de Francia, hermana de Louis XI.

Durante estas negociaciones de tregua murió don Carlos y fueron muchos los que creyeron entonces que su muerte había sido provocada por envenenamiento a instigación de Juana Enríquez, que de esta forma veía despejado el camino para que su hijo Fernando llegara al trono. El 6 de octubre de 1461 - unos quince días después de la muerte de don Carlos - las Cortes de Aragón, reunidas en Calatayud, prestan juramento de fidelidad a don Fernando reconociéndole heredero de la Corona. Logrado ésto, el heredero de 9 años de edad fue llevado por su madre al Principado a fin de recibir el homenaje de los catalanes.