Capítulo 27 :   Intentos de recuperación legitimista

4 las vías diplomáticas de Antoine de Bourbon

4.1 intercambio epistolar con Felipe II
4.2 diplomacia ante la Santa Sede :

Antoine de Bourbon-Vendôme llega a ser el primer príncipe de sangre en la corte de Francia.

Antoine de Borbón
duque de Vendôme

Los hijos de Henri II y Catalina de Medici, François, Charles y Henri, son por este orden los herederos de la corona de Henri II de Francia que muere en 1559. Sin que estos príncipes tuvieran descendencia masculina por el momento, Antonie es el siguiente 4º heredero en el orden de sucesión de la corona de Francia.

Su esposa Juana de Albret ha heredado en 1555 el reino de Navarra de su padre Enrique II de Navarra Albret-Foix, pero es el rey de Castilla el que se reconoce en las cortes europeas como rey de Navarra. Antoine de Bourbon decide plantear la restitución del viejo Reyno directamente a Felipe II tras la reciente muerte del emperador Carlos V (1558).


 4.1 intercambio epistolar con Felipe II

El duque de Vendôme entrega el 18 de diciembre de 1559 en San Juan de Pie de Puerto a un tío-abuelo de su esposa - Pierre de Labrit - una carta con el encargo de llevarla al rey Felipe II a Toledo. Pierre de Labrit era hijo ilegítimo del rey de Navarra Juan de Albret (+ 1516), esposo de la reina Catalina I de Navarra Foix-Grailly (+ 1518). El duque de Vendôme hacía estado en la carta de sus reclamaciones al trono de Navarra.

Felipe II tardará seis meses en contestar - lo hace en junio de 1560 excusándose por la tardanza - y encabeza la carta de respuesta con la fórmula diplomáticamente poco reverenciosa,

"A Monsieur y a Madame de Vendôme"

aunque hasta entonces Felipe II siempre le había tratado como Rey de Navarra y Príncipe de Bearn. El propio Carlos V nunca había negado al Rey de Navarra el tratamiento de soberano. La carta de respuesta, entregada a Pierre de Labrit por el secretario Cortavilla, no contenía ninguna solución concreta al problema de la restitución de la Navarra española y no pasó de ofrecer vagas promesas y bellas palabras. Antes de partir, Pierre de Labrit presentó a Felipe II nuevas reclamaciones sobre el Reyno de Navarra y el Rey pidió que las pusiera por escrito, lo que allí mismo llevó a cabo. Felipe II se limitó a responder que estaría dispuesto a dar a los Albrets una compensación en sustitución del trono navarro.

El 2 de julio sale Labrit de Toledo llegando unas semanas más tarde a Mas d'Agen, cerca de Nérac, donde se encontraba Antoine de Burbon. Dijo el Duque al leer la carta, que él buscaría un "remedio especial en este tiempo no mal ocasionado".


4.2 diplomacia ante la Santa Sede (22)


           4.2.1 Pio IV recibe al agente de Vendôme
           4.2.2 la protesta del embajador de Felipe II
           4.2.3 Vendôme engaña a Pio IV
           4.2.4 el Pontífice alaga y complace a Vendôme
           4.2.5 Pierre de Labrit se distancia de Vendôme

4.2.1 Pio IV recibe al agente de Vendôme

A partir de ese momento, las negociaciones entabladas directamente con Felipe II acerca de la restitución de Navarra habían entrado en vía muerta.

Antoine de Vendôme cambia el rumbo y quiere hacer triunfar sus pretensiones valiéndose del apoyo de la curia romana. Julio II había declarado vacante el trono de Navarra para quien lo hubiera ocupado o lo ocupara y había excomulgado a sus reyes legítimos. Puesto que las monarquías europeas reconocían el origen divino de su autoridad, no podían negar al pontífice de Roma la representación de Dios en la tierra por descendencia de Pedro. Por lo que aceptaban que el Pontífice pudiera “atar y desatar” la obediencia debida por los súbditos a sus reyes.

Se propone Vendôme como primer paso conseguir de Pío IV el reconocimiento del título de soberano que Felipe II le negaba en su carta de junio de 1560. Aunque su hermano Charles de Vendôme era cardenal de la Iglesia, nombró como agente suyo a Pedro de Labrit de mayor inteligencia y carácter. El papa Pablo IV había fallecido el 18 de agosto de 1559 siendo elegido papa el 25 de diciembre el cardenal Giovanni Angelo Medici que tomaría el nombre de Pío IV. El cardenal Charles de Bourbon-Vendôme, arzobispo de Rouen, hermano de Antoine, no participó en este cónclave.

Giovanni Angelo Medici
Pio IV


1499-1559-1565

El 25 de agosto de 1560 don Pedro escribió a Felipe II informándole que había sido escogido para rendir homenaje al nuevo papa Pío IV. En una carta posterior, del 16 de septiembre del mismo año, explicaba las razones de su marcha a Roma y se permitía dar consejos a Felipe II sobre el protestantismo que avanzaba en Aquitania y Gascuña.

El viaje a de Pierre de Labrit a Roma - a donde llega el 21 de noviembre de 1560 - tenía en apariencia felicitar y prestar obediencia al nuevo Pontífice en representación de Antoine de Bourbon, pero en realidad buscaba inscribir al duque de Vendôme en el libro pontificio de monarcas cristianos. No ignoraba el Papa que Antoine de Bourbon - antes que su esposa Juana de Albret - se había mostrado receptivo a las nuevas ideas de la Reforma y que éstas habían tomado cuna precisamente en la corte de Nérac con las reuniones que solía propiciar su suegra, la princesa Marguerite de Angulema, con los proponentes calvinistas e incluso el propio Calvino. La visita de Pierre de Labrit interesaba por ello al Papa tanto más cuanto que estaba en ese tiempo ultimando los preparativos para convocar el Concilio de Trento - lo que haría el 29 de noviembre - en el que Francia tenía mucho interés. por estar su territorio ya presa de una guerra civil de religión. Pierre de Labrit fue recibido por el Papa cinco días después de su llegada a Roma.


4.2.2 la protesta del embajador de Felipe II

Tan pronto como el embajador español Francisco de Vargas tiene conocimiento de las pretensiones de Pierre de Labrit de prestar obediencia al Papa en nombre del Rey de Navarra, trabajó con todos los medios a su alcance para desbaratarlas. Vargas sostenía que el rey de Navarra era Felipe II quien ya le había dado la obediencia. Alguien

Felipe II

intervino en favor de Labrit argumentando que no se podía negar que Vendôme poseyera una parte del territorio de Navarra, a lo que el embajador español aducía que la privación hecha por Julio II afectaba a todo el reino y que pues ya había prestado la obediencia Felipe II, no era justo tomarla de otro. Ante la persistencia del Papa, Vargas solicita al Pontífice que reciba a Labrit privadamente - sólo en presencia de algunos cardenales - que no le llame rey y que no acepte la obediencia de Vendôme por el reyno de Navarra sino sólo por “los territorios que poseía”. Y además sin admitir en ningún caso a Vendôme en público y mucho menos en la “sala de reyes”, aunque hubiera habido precedentes como la señoría de Venecia o el duque de Florencia, que habían sido recibidos en tal sala regia.


4.2.3 Vendôme engaña a Pio IV

Era notorio que el duque de Vendôme ajustaba sin decoro sus convicciones religiosas a sus estrategias políticas.

La duda religiosa que siempre mantuvo el Duque durante el avance inicial de la doctrina reformista en Francia, se debía más a una ambición político-dinástica que a sus convicciones religiosas (23). Opina Bayrou que si sus intereses le acercaban al trono de Francia, Antoine era católico, pero si mostrarse converso al hugonotismo podía servirle como arma negociadora, no tenía incoveniente en hacerlo. Y entonces se rodea de ministros predicadores y da a su hijo Henri - el futuro Henri IV de Francia - un preceptor reformado, La Gaucherie, mientras hace promesas a los hugonotes y negocia con Inglaterra y con los protestantes alemanes para ejercer presión sobre Roma.

Estaba decidido a aplicar esta forma de conducirse subordinando sus creencias religiosas a las exigencias de la política, algo que pensaba Vendôme también había hecho Julio II cuando ayudó a Fernando el Católico en 1512 en la conquista de Navarra con las bulas que entregó a su embajador. Pero no solamente hace ver Vendôme al Papa el peligro que puede representar su apoyo al calvinismo en Francia, sino que le hace saber que está enterado de que la privación del trono que había hecho Julio II a los reyes de Navarra en 1513 había sido después derogada, habiendo podido los reyes ser reintegrados en su reyno, lo que se guardó secreto.

El Papa sucumbió al chantaje de Vendôme y llamó al embajador Vargas para decirle que, por causa de las herejías que corrían, era conveniente recibir la obediencia de Vendôme pues la Iglesia no había de cerrar sus puertas a los que venían a ella. Y que la reticencia de Felipe II podía solventarse simplemente declarando el Papa al tiempo de la ceremonia que la obediencia de Vendôme se recibía sin perjuicio de su Majestad Católica. El consistorio fue fijado para el 14 de diciembre de 1560 en la sala de reyes como insistentemente solicitaba Pierre de Labrit y arduamente se oponía el embajador de Felipe II. Pocos días antes, el 5 de diciembre, moría François II tras un breve reinado (1544-1559-1560) y - oportunamente - la víspera del consistorio se divulgaba una carta de fecha 13 diciembre de 1560 que se suponía escrita por el Papa a Felipe II y que decía:

"Amado hijo:

Teneis a memoria con qué título poseeis el Reino de Navarra y la pretensión que tienen nuestros amados hijos Antonio de Borbon y Juana de Labrit, reyes de aquel, los cuales, como agraviados, piden justicia y razón a la Santa Madre Iglesia. Y por esto Nos, deseando la paz entre reyes cristianos, habemos tomado la mano en este negocio para exhortar y persuadir la restitución del dicho reino de Navarra. Por tanto, si vuestra Majestad lo restituye, excusará los escándalos y guerras que podrían venir a suceder a causa del dicho reino, mayormente en este tiempo tan peligroso por las causas de la religión cristiana. Por cuya causa, amado hijo, os rogamos que mireis a tres cosas: la primera, el título por el cual vos lo poseeis, que es por la privación del papa Julio II, la cual privación fue derogada y anulada, y reintegrados los dichos reyes del dicho reino de Navarra por el mesmo Julio II... y por otros pontífices, nuestros predecesores. Y último, por nosotros mismos, que no les podemos dexar de admitir a nuestra obediencia, como reyes sucesores de aquel reino. La segunda causa, la de que el dicho rey de Navarra, a nuestro ruego y de nuestro delegado, ha dexado de proseguir esta demanda, por causa y ocasión que le ofrecía... grande numero de protestantes que pretendía favorecerle por su nombre, siguiéndole a donde el quisiere. Y la tercera causa es la dignidad por la cual Dios lo ha traído al gobierno general de todos los negocios de Francia. Y por todas estas causas y en especial por lo que el debe a la paz general de la Cristiandad, os rogamos, amado hijo, que mireis y deis orden, que estos serenísimos reyes sean satisfechos, y que la paz y hermandad se junte entre los dichos, de manera que no hayan de venir a nuestro concilio general a pedir justicia, la cual no se les puede negar, pues todo pende de vos. Os rogamos que así lo hagais. Y siendo así vuestra voluntad, Nos ponemos la mano en este negocio y trabajaremos en dar fin con el. Y en ello Dios será servido y todo el mundo edificado. Dado en Roma a trece de diciembre de 1560".

Copias de esta supuesta auténtica carta fueron hechas, procedentes de los territorios de la Baja Navarra - “terrae vascii” - y se multiplicaron rápidamente en la ciudad de Pamplona y en todo el reino a principios del año 1561. El Virrey de Navarra se apresuró a enviar un ejemplar a Felipe II, recogió todos los ejemplares que pudo y castigó a los que las habían importado.

Según carta de Pierre de Labrit, la noticia de la anulación de las bulas de Julio II contra los reyes de Navarra influyó en que el Papa recibiera la obediencia de los reyes de Navarra en la sala regia. Llegado el día 14 de diciembre se celebró el consistorio con la solemnidad acostumbrada. Pierre de Labrit rindió homenaje al Santo Padre en nombre del “Rey de Navarra” pronunciando un brillante discurso en latín que había sido preparado por el humanista Marco Antonio Mureto. Le contestó en nombre de la Santa Sede el canciller pontificio Florebellius. Del acto se formó un proceso verbal firmado por todos los cardenales. El embajador Vargas declinó su asistencia a la ceremonia.

Desde aquel momento el rey de Navarra fue equiparado en la cancillería pontificia a los otros soberanos cristianos. El 4 de enero de 1561 Pio IV escribió una carta de congratulación en la que por primera vez saludaba al duque de Vendôme con el título de rey. Antoine de Vendôme había logrado su primera victoria, que era solamente diplomática aunque en la más alta instancia.

Más adelante, cuando Vendôme envía a Roma en sustitución de Pierre de Labrit al gobernador de Burdeos y lugarteniente general de Guyenne François de Peyrusse señor d’Escars, quiso éste informarse secretamente si era verdad que el pontífice Clemente VII, cuando se entrevistó con el rey François I en Marsella por el mes de noviembre de 1533, había revocado a petición del “rey cristianísimo” la declaración e investidura que Julio II había hecho del reino de Navarra. Éscars visitó en una aldea donde residía al cardenal Pisano, que había estado junto al Papa en las vistas de Marsella. El Cardenal le dijo que nada sabía. Interrogó luego a Carnesecchi (24), antiguo notario de la Curia que también había participado en la entrevista de Marsella. Le respondió que no hubo tal, que no dio “breve ni público ni secreto”, porque “nada se expedía sin él”.Por lo que el Papa pudo saber que era burla lo que por parte de Vendôme se afirmaba respecto a las bulas de Julio II. Sin embargo no se realizó ninguna investigación ni en los registros de Julio II ni en los de Clemente VII para descartar de raíz la tesis de Vendôme.


4.2.4 el Pontífice alaga y complace a Vendôme

Tras el éxito diplomático de Pierre de Labrit, Vendôme desea que el Papa acepte las credenciales de un embajador ordinario suyo ante la Santa Sede y el envío de un Legado pontificio ante los Reyes de Navarra. Si a lo primero se opuso tras mucha indecisión el Papa, lo segundo crearía una gran decepción en los círculos protestantes de Francia. Tan pronto como se supo que el Papa se disponía a enviar un cardenal legado a los Reyes de Navarra, vinieron en el espacio de un mes unos sesenta embajadores protestantes de Alemania, Flandes, Inglaterra y de muchos lugares de Francia suplicando a Vendôme que no aceptase al Legado pues ello era dar la espalda a los protestantes. Y si así lo hiciera le advertían que levantarían un ejército en Francia formado y financiado con gente y dinero de todas partes de Europa. No obstante esta advertencia, Vendôme admitió al Legado pontificio en nombre de la Santa Sede. Y en ello tuvo gran influencia la reina Juana de Albret quien por entonces se mantenía todavía en la religión católica.

 

Juana III de Navarra Albret

 

Aunque era no conocer a Vendôme, Pierre de Labrit estaba convencido de que su buena gestión en Roma había anclado al Rey de Navarra definitivamente en el lado católico y así lo pensó también Pío IV cuando vió que aceptaba a su legado pontificio. Pierre de Labrit dice en una carta fechada el 1 de enero de 1561 que dirige al nuevo rey de Francia Charles IX (1550-1560-1574), quien recientemente había sucedido a su hermano François II (25):

"Para privar de esperanza a todos los protestantes que pretenden valerse e ayudarse
con el nombre de mi rey (Vendôme),
hemos procurado enviase la obediencia a la Sede apostolica
porque con esto quedase obligado a no darles mas oídos
y ansi hizo eleccion de mi para dar esta obediencia a su Santidad,
la cual yo he dado con consistorio publico de los Reyes de Navarra
e principes soberanos de Bearne y de Fox,
no sin contradiccion de los ministros de vuestra Majestad.
Ha seido esta obediencia tan grata a todos los desta corte
que la han celebrado con gran alegria y voluntad
por ver al contrario de lo que algunos escrebian contra mi rey (Vendôme)
E tenga vuestra Majestad por cierto que,
para matar las flamas y orgullo de los herejes que hay en Francia,
ha seido muy importente esta obediencia,
porque se ha declarado que en mi rey (Vendôme) no tienen nada,
de manera que de su parte no se esperan las guerras y tumultos
que a vuestra Majestad han escrito algunos de Francia
para defender su ambicion y cobdicia,
a las cuales destruye la inocencia y bondad de mi buen rey (Vendôme),
como yo he informado muchas veces a vuestra Majestad" (...)

"Arriba he dicho que su Santidad instara con vuestra Majestad sobre las cosas del reino de Navarra, porque con efecto se halla la reintegracion que Julio II hizo del reino de Navarra al rey Don Joan de Labrit. Constando todo esto al pontifice presente, no ha podido dexar de recibir la obediencia de los reyes, mis señores, como de reyes legitimos y sucesores de aquel reino. E aunque en la respuesta de su Santidad dice "sine preiudicio", esto no daña a mis reyes por la reintegracion arriba dichas, de manera que esta es una comun respuesta de pontifices".

Como recompensa por los servicios prestados, los reyes de Navarra pensaron en una mitra para Pierre de Labrit. El 4 de marzo de 1561 queda vacante el obispado de Comminges en Francia por muerte del cardenal Carlos Caraffa. Por influjo de los reyes de Navarra, Labrit fue presentado por el rey Charles IX para ocupar esta sede episcopal. El obispado le fue concedido el 9 de mayo de ese año (26). El obispo Labrit se intitula obispo-conde de Comminges en algunas cartas y en sus Diálogos impresos, ya que Comminges - sufragánea de Aux situada en la Gascuña - formaba un condado desde el siglo X.

Felipe II eleva al nuncio una queja ante el proceder de Pio IV encargando a Juan de Ayala que formule una enérgica protesta y entregue al Papa un largo memorial sobre sus derechos al trono de Navarra.

Ayala hizo la protesta y escandalizó en Roma pues se presentó en el Vaticano sin solicitar audiencia y no se arrodilló ante el Santo Padre sino que contentándose con una simple inclinación de cabeza y colocándose de nuevo el sombrero durante la arenga, permaneció cubierto hasta la terminación del discurso.

El secretario de Estado de su Santidad, el cardenal Carlos Borromeo, comunicó a Sebastián Gualterio, obispo de Viterbo y nuncio de Su Santidad en Francia, que el Papa estaba inclinado a conceder a Labrit el obispado de Comminges, pero que sobre ello nada decidiría hasta que el agente navarro se presentara de nuevo en Roma. Pedro de Labrit llegó a Roma a finales de abril del año 1561, proponiéndose ser admitido como embajador permanente del rey de Navarra como recompensa por la actitud católica que estaba demostrando de su amo. Y soñando al mismo tiempo con obtener la restitución íntegra del reino de Navarra o una honesta compensación.


4.2.5 Pierre de Labrit se distancia de Vendôme

Tras la negativa del Papa a aceptarle como embajador ordinario en Roma y viendo en la primavera y principios del verano de 1561 que Vendôme apoyaba abiertamente a los hugonotes, Labrit ya no quiso volver a Roma. Es entonces cuando François de Peyrusse fue nombrado agente de Vendôme en Roma con el encargo descrito anteriormente. Las relaciones de Labrit fueron a peor con el rey de Navarra por su intransigencia ante la gravedad que iba tomando el conflicto de religiones en Francia. Incluso amenazó Pierre Labrit con retirarse al valle de Arán, territorio español pero eclesiásticamente dependiente de su obispado y condado de Comminges. En ello le daban ánimo ciertos propósitos que había oído del Papa. Le había dicho Pío IV que si Vendôme se hacía calvinista lo excomulgaría y le privaría del título de rey de Navarra dándoselo no a Felipe II sino al pariente más cercano de sangre, lo que se figuraba ser él como hijo natural del rey Juan de Albret.

El duque de Vendôme murió el 17 de noviembre de 1562.

Su esposa la reina Juana de Albret había comenzado desde 1560 a interesarse por la doctrina de Calvino. Su hijo, el futuro Enrique III de Navarra y IV de Francia tiene entonces 9 años de edad y será rey de Navarra a la muerte de su madre Juana en 1572 y también rey de Francia en 1589 a la muerte de su cuñado Henri III, el último de los reyes capetos de la rama de Valois-Orleans-Angulema.

El 16 de febrero de 1563 escribía Pierre de Labrit en una postdata a su amigo el duque de Villahermosa:

"La reina mi sobrina (Juana de Navarra)
ha sido persuadida de sus mayores se convierta,
a pena que perdera lo de sus pasados.
Responde que primero morira a cualquier martirio
y perdera no solo lo que tiene,
pero cuantos reinos haya en el mundo,
que se retire de su opinion.
Su hijo esta en la corte y se le sufre que no oye misa
ni se cria so la disciplina catolica".

Es el tiempo en que Juana de Albret se va convirtiendo al calvinismo y ha empezado a perseguir a Pierre de Labrit por razón de religión.

Hizo Labrit testamento en Estella el 27 de agosto de 1567 y falleció al día siguiente. Se enterró cerca del altar de nuestra Señora, junto a las gradas del altar mayor de la iglesia parroquial de San Juan de Estella.

* * *

Esta sección de "las vías diplomáticas de Antoine de Bourbon" difunde las interesantes investigaciones de Goñi Gaztambide.