(1) Así describe Correa la tensa situación creada en Pamplona:

“fueron puestas velas y rondas y sobrerrondas y pregonado que todos los vecinos, so pena de muerte, tuviesen lumbre en sus ventanas que por todas las calles estuviesen de continuo claras; y que, en tocando el arma todos estuviesen armados a las puertas de sus casas;
y heciesen encender fuegos en las calles para mayor claridad. Y para mayor seguridad de la
cibdad fueron desterrados doscientos cibdadanos agramonteses
que sintieron ser aficionados al rey don Juan”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(2) El 28 de febrero de 1513 la reina Juana de Castilla otorgó a Guipúzcoa el privilegio de incorporar en el escudo 12 cañones que han figurado en las armas heráldicas de la provincia de Guipúzcoa.

La exhibición de los cañones fue eliminada en 1979, tras la segunda sesión de las Juntas Generales recién establecidas, el 2 de julio de 1979 en Oyarzun, al ser aprobada por unanimidad la moción presentada por el juntero José Antonio Ayestaran Lecuona.

Antiguo escudo de Gipuzkoa en el que se ven las figuras del rey y los cañones

1513-1979

Dicha moción fue la siguiente:

Moción escudo de Gipuzkoa.

Como es de todos conocido, el escudo de la Provincia de Gipuzkoa hoy vigente incluye doce cañones. Desde muy antiguo y, según la Nueva Recopilación de los Fueros de 1696, contenía este escudo "en la tarjeta superior la persona de un rey sentado con vestiduras reales y Corona en la cabeza en una silla con su espada desnuda, levantada la punta en la mano diestra, y, en la tarjeta inferior, tres árboles verdes tejos plantados a orilla del mar, todo en campo colorado. Sirvióse de este escudo y blasón continuamente hasta el año 1513 en el que, por el motivo que se referirá, se añadieron doce piezas de artillería en la parte siniestra de la tarjeta superior". El suceso al que alude el Fuero es la famosa batalla de Belate, en la que una parte de la provincia de Gipuzkoa, alzada en armas al servicio de su Señor, conforme a apellido general, atacó a la retaguardia de las fuerzas franconavarras que luchaban por recuperar el reino invadido por las tropas de Fernando el Católico, arrebatándoles los famosos cañones (como inciso anecdótico cabe decir que la acción tuvo poco de enfrentamiento heroico y que los lansquenetes alemanes abandonaron los cañones como cebo para facilitar su retirada). Lo que, para nosotros, interesa señalar es que el privilegio dado por D.ª Juana -"por la gracia de Dios reina de Castilla, de León, de Granada, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas Canarias, de las islas, Indias y tierra firme del Mar Océano, Princesa de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, Archiduquesa de Austria, Duquesa de Borgoña y de Bravante, Condesa de Flandes y del Tirol, Señora de Vizcaya y Molina"- tal como reza el documento, premia, con ello, no sólo la concreta rota de Belate, sino el conjunto de los hechos de armas de los guipuzcoanos en la guerra que conllevó, como resultado final, la definitiva conquista de Navarra y su fin como reino independiente. Lo que supone un hecho de cargada significación histórica y peso político que llega hasta la actualidad. La primera faceta del mismo es el ataque a la soberanía de Navarra. La segunda el inicio de una época en la historia de Europa marcada por el protagonismo de los Estados Nacionales, época de masacres y expolios sin cuento que, felizmente, vemos periclitar en nuestros días. Época y fenómeno político que, en nuestro marco histórico-geográfico concreto, comenzó con la conquista de Navarra y terminó con la abolición de la foralidad en nombre de la "nación" a la francesa. La recuperación de la foralidad y el acto concreto de hoy en su inicio debe de comenzar por una decisión simbólica que nos atrevemos a proponer a estas Juntas:

1. La eliminación de los cañones de Belate del escudo de Gipuzkoa.

2. Enviar un mensaje de hermandad dando cuenta del hecho al Parlamento Foral
navarro.

    Y no constituye novedad esta iniciativa. Ya la asamblea de Gipuzkoa celebrada en Azpeitia como reunión preparatoria de la Asamblea de Municipios que tuvo lugar en Estella el 14 de junio de 1931, acordó la eliminación de los cañones. Y en la citada asamblea de municipios, el alcalde de Guernica y académico de la lengua vasca, D. Severo de Altube, propuso un voto de gracias a Gipuzkoa por el gesto de fraternidad hacia Navarra, propuesta que fue aprobada por unanimidad. Hechos que no hubiesen tenido lugar si desde años atrás el renacimiento político vasco, fruto de la actividad de Arana Goiri, no hubiese adoptado tal decisión en lo referente a sus emblemas y banderas. También el Gobierno Vasco nacido del Estatuto de 1936 acordó suprimir los cañones de su escudo oficial. En nuestros días, nada más levantarse, tímidamente, la pesada losa del franquismo, fue el diputado provincial, D. Manuel Olaizola, quien propuso lo mismo, en el año 1976, en la comisión de Educación de la Diputación de Gipuzkoa. Y el 21 de julio de ese año, en sesión extraordinaria, la corporación provincial, el par que reivindicaba la reintegración foral, acordaba: "mantener y potenciar desde el estrecho vínculo de la común historia el cuidado de su expresión heráldica". Es ésta, señores procuradores junteros, la proposición que tengo el honor de exponer a vuestra consideración.


    Propuesta.


    1. Eliminación de los cañones que figuran en la parte izquierda del escudo de Gipuzkoa.
    2. Que se vuelva a adoptar el escudo acordado por el Gobierno Vasco nacido del Estatuto de 1936.

    3. Enviar un mensaje de hermandad al Parlamento Foral de Navarra dando cuenta del hecho.

     

El escudo adoptado por el Gobierno Vasco en decreto del 19 de octubre de 1936 consta de "las armas de Araba, Bizkaya, Gipuzkoa y Nabarra, en sus propios colores, eliminando de ellas los atributos de institución monárquica o señorial y de luchas fratricidas entre vascos, agregando los símbolos de su primitiva libertad...". Aunque la figura del rey y los cañones se suprimen de nuevo en 1979, el escudo y el pendón no serán oficiales hasta 1990.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(3) “Considerando las cosas passadas y acaescidas en este Regno ata la hora presente, despues que el muy alto y muy Católico y muy poderoso rey de Espanya puso la mano en él y se le dio el reyno y agora postreramente, después de la venida y entrada que en él ha hecho el rey don Johan con la gente francesa por cuanto los susodichos ynombrados (...) se han señalado en favorecer y seguir al dicho rey, contraviniendo al servicio de su Cathólica Magestad y también algunos a los juramentos que prestado le habían (...) pues el dicho rey don Juan se ha ydo con todo su exército (...) para que de hoy en adelante sea de ellos y de todos ellos muy cierto y seguro que le serán assí fieles, leales y verdaderos súbditos, deliberaron y acordaron de le prestar la obediencia y juramento de fidelidat debida a su rey y señor, suplicando a su real magestad con toda humildat (...) admitir, restituir y conservarlos en sus honores, bienes, oficios y faziendas (...)”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(4) “fue jurado Don Fernando por rey de Navarra en la misma ciudad de Pamplona, por el condestable D. Luys y los tres estados del reyno, que casi todos eran beaumonteses”, puntualiza Garibay.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(5) tanto más cuanto que le ayudó en la negociación el cardenal Bernardino de Carvajal que había sido destituido y excomulgado por Julio II por promover y participar en el Conciliábulo de Pisa. En su lecho de muerte (21 febrero 1513) Julio II perdona a los cardenales rebeldes de Pisa y quedan rehabilitados el 27 de abril.

château de Urtubie
Urrugne (Labourd)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(6) la reina Germana había tenido un hijo en el año 1509 pero murió poco después de nacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(7) numerosos señores navarros caen también prisioneros siendo encerrados en el castillo de Atienza. De sus interrogatorios se citan algunas respuestas de los prisioneros:

    • “entraron en el dicho Reyno de nabarra por el bal de Roncal (...) e que venían con el fin sy pudiesen fazer reboltar este dicho Reyno de Nabarra por el rey don Juan e la Reyna donna Catalina e quitarle a la Reyna donna Juana e el Rey don Carlos (...)”

    • “(...) e que la oportunidad e aparejo que vieron para entrar en el reyno de Nabarra es esta ... que supieron como era muerto el rey don Fernando de gloriosa memoria, a cuya causa les decían que abría revueltas entre los caballeros de Castilla e que no abría mucho orden en la defensa del reyno de Nabarra y que como dicho tiene por el mal tratamiento que se fazía a los nabarros se alzarían y se rebelarían (...)”



    castillo de Atienza

el mariscal Pedro de Navarra dijo en su interrogatorio:

        • “entró con los otros en Nabarra un lunes de marzo de este año de 516 por el valle de Roncal con cierta ... gente con yntención e con el fin, que visto que here muerto el sennor Rey don Fernando, con cuya persona espiró si alguna obligación se tuvo sobre este confesante vino a tomar el dicho Reyno de Nabarra, o la parte que pudiese e restituirla al rey don Juan e a la reyna doña Catalina sus sennores, a quien le parece que pertenesce el dicho Reyno e porque expresamente se lo mandaron e encargaron”.

        • “(...) e que tenía pensado este confesante de yrse a meter en Sangüesa e a Lumbier a la una o a la otra así pudiese a las dos para facerse fuerte allí e esperando socorro del rey don Juan e de los nabarros que oyesen seguir su propósito”

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

(8) el 12 de abril de 1516 escribía el cardenal Cisneros a Diego López de Ayala:

“porque era cosa muy dificultosa haver de poner en cada lugar gente de guarda, ansí de pié como de caballo, y no bastará gente alguna para lo proveer, habiéndose de guardar ansí de los mismos naturales como de los que viniesen de fuera; y de esta manera el reino puede estar sojuzgado y sujeto y ninguno en aquel reino tendrá atrevimiento ni osadía para se rebelar”.

Al considerar Cisneros que el 2º virrey de Navarra (1515-1516) Fadrique de Acuña, conde de Buendía, no era el más idóneo para llevar a cabo estas demoliciones, nombró tercer virrey con este encargo a Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera (1516-1521).

Algunas fortalezas y castillos se salvaron de la destrucción del coronel Villaba como las murallas de Pamplona y su castillo y las de Estella. Por ruegos del conde de Lerín se salvaron Lumbier y Puente de la Reina. Incluso se destruyó el convento de los Franciscanos de Olite. El castillo de Marcilla lo defendió la marquesa de Falces, Ana de Velasco, a cuyo padre había otorgado el rey Católico hacía poco tiempo este marquesado. Le dijo al coronel que sitiaba el castillo:

“Venís a intimarme la rendición de esta fortaleza, para sumarla a la obra de devastación y ruina, incendio y pillaje, torpemente decretada. Confiais os entreguemos estas torres y estas armas, olvidando nuestra dignidad y vuestra vileza. Sabed que no hemos de rendir a vuestros pies el honor de mi casa ... . Si al rey vuestro señor place mi castillo, venga por él; que yo no he de rendirle al más villano de los soldados, cuyas manos,
envilecidas por el crimen, jamás empuñarán las llaves de este recinto”.

Poco después murió el coronel Villalba y según algunas tradiciones de tierra Estella fue envenenado por el III conde de Lerín en una comida. También la tradición popular achaca la muerte de este funesto verdugo a la intervención de San Miguel. Antes de morir había informado de su gestión:

"Navarra está tan baxa de fantasia después que vuestra señoría reverendísima mandó derrocar los muros, que no hay hombre que alce la cabeza”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(9) “Aquel reyno está pacífico y costó mucho más que vale a se ganar y por poco no se debe aventurar cosa de tanta estimación y que tanto ynporta para todos estos vuestros reynos de España, que los avre y cierra como puerta dellos ... ningún acrescentamiento ni utilidad se sigue a vuestra Alteza ni a sus reynos ni a su clemencia usar de piedad donde no se debe ny con quien no lo merece”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(10) Se le llamó así por desarrollarse bajo una lujosísima tienda de campaña en medio de torneos y festejos.

llegada de Enrique VIII a Camp du Drap d'Or

En esa entrevista que tuvo lugar por iniciativa del rey francés, buscaba éste que Henri VIII mostrara neutralidad ante el conflicto que le oponía a Carlos V en Italia. Henry detestaba a François y fué Wolsey el que le había aconsejado venir a dialogar con el rey francés. Lo único que realmente consiguió Wolsey fue una precaria alianza y que finalizara el apoyo de Francia a los escoceses. Poco después, el 14 de julio, Henri VIII se entrevista en Gravelines con Carlos V y éste obtiene la alianza que François I no había conseguido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(11) Andre de Foix, señor de l’Esparre o de Lesparre o de Asparros (Asparrot), es descendiente en línea directa de:

    su hijo, Jean de Foix, vizconde de Lautrec (+ después de 1498) casó en marzo de 1480 con Jeanne hija de Odet de Aydie, conde de Comminges.y sus hijos fueron:

        • Odet de Foix, vizconde de Lautrec (1485-1528) que tomó parte en la batalla de Marignano y fue nombrado en 1516 gobernador del Milanesado. Fue nombrado mariscal de Francia y volvió a tomar el mando del ejército francés en Italia en 1527. Murió en el asedio de Nápoles en 1528.

                                         Odet de Foix

        • Thomas de Foix, señor de Lescun, sirvió de capitán en los ejércitos del Rey y murió en la batalla de Pavía  (1525).

        • André de Foix, señor de l’Esparre o Asparros, mandó la expedición que conquistó y luego perdió Pamplona en 1521. Perdió un ojo en la batalla de Noain, cerca de Pamplona.

        • Françoise de Foix, condesa de Châteaubriand y señora de Dinan fue amante del rey François I en la corte de Amboise durante los años 1518-1528 hasta que le quita esta posición la duquesa Anne de Etampes. Acompañó al Rey en las conversaciones con Henry VIII de “Camp du Drap d’Or” en junio de 1520. Supo conseguir promociones interesantes para sus hermanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(12) aún hoy en día Logroño festeja esta liberación en la fiesta de San Bernabé del 11 de junio. Pocos son los riojanos que no crean que el asedio a su ciudad fuera hecho por los franceses y no lo suelen relacionar con la historia de Navarra. Es costumbre en Logroño comer ese día un pescado del río Ebro - el “barbo” - para conmemorar el alimento que con que pudieron sobrevivir los logroñeses durante el asedio de Asparros.

fiestas de San Bernabé

11 de junio

Logroño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(13) se encontraban soldados de infantería enviados por todas las grandes ciudades de España: Burgos, Segovia, Valladolid, Palencia, Ávila, etc., juntamente con 2.000 guipuzcoanos y 2.000 de Álava al mando de Diego Martínez de Álava.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(14) narran algunos historiadores que cuando el rey François I recibe la noticia de la toma de Fuenterrabía estaba precisamente reunido con Carlos V en una negociación. Éste le exige que devuelva la plaza y el rey francés le contesta que lo hará cuando él entregue el Reyno de Navarra a sus legítimos reyes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(15) en 1922 se preparó un monumento a los héroes de la resistencia de Maya.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(16) el viaje de Carlos V al norte es largo en el tiempo. Del 1 al 8 de octubre 1523 está en Logroño desde donde observa el paso de sus tropas hacia Francia. El día 9 pernoctó en Los Arcos camino de Pamplona. Al día siguiente lo hizo en Estella. Salió el día 12 lunes de Estella y tras comer en Puente la Reina pernoctó en Pamplona. Queda fijo en Pamplona del 13 de octubre al 2 de enero de 1524. Estando allí nombra el día 17 de noviembre General de la Infantería Española al Príncipe Filiberto de Orange. El 2 de enero sale de Pamplona después de comer al mediodía y pernocta en Huarte Araquil. Al día siguiente pernocta en Salvatierra. El día 5 de enero de 1524 pernocta en Vitoria quedando allí hasta el día 6 de marzo. El día 7 pernocta en Miranda de Ebro, el día 8 en Bribiesca, el día 9 en el Monasterio de Rodilla y el día 10 en Burgos, en donde queda hasta que va a Valladolid, a donde llega el 30 de julio. El 13 de noviembre estaba de vuelta en el Pardo y el día 21 pernoctó en Madrid.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(17) por ello Enrique II de Navarra Albret confiscaría más tarde sus bienes y demolería su castillo de Luxe. Aunque volverían los Luxa al favor real, ya nunca recuperarían su prestigio anterior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(18) ocurrieron por ello quejas dado que muchos nobles de la Baja Navarra (“los vascos”) seguían ostentando puestos en la administración de la Navarra española. En las Cortes de Tudela de 1583 se dijo que:

“Por leyes de este reino está ordenado y mandado que los extranjeros no sean admitidos en este reino, en oficios ni beneficios; y sin embargo de esto, los vascos han pretendido no ser extranjeros y que pueden tener oficios y beneficios en este reino. Y pues ellos son subditos y vasallos de otro Príncipe, suplicamos a V.M. ordene y mande, interpretando dichas leyes o como mejor lugar hubiera, que los vascos se tengan por extranjeros y no se admitan en este reino en oficios, ni beneficios, vicarías o pensiones y se les quiten los dichos oficios y beneficios,
vicarias y pensiones a los que las tuvieren, y se tomen a mano Real los frutos de ellas”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(19) duque de Clèves, de Juilliers y de Berg (1516-1592), era hermano de Ana de Clèves que casó en 1540 con el rey de Inglaterra Henry VIII - éste en terceras nupcias - y divorció el mismo año. Guillermo era heredero de la provincia de La Gueldre. El duque Guillermo, tras su divorcio de Juana de Albret, casó en segundas nupcias en 1546 con María, hija del emperador Fernando I, hermano de Carlos V.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(20) ya en el año 1540 un memorandum “beamontés” daba por hecho el matrimonio y había dado consejos a Enrique II de Navarra Albret sobre la forma en que debería pedirse al Emperador la restitución del Reyno de Navarra en las negociaciones matrimoniales de la princesa Juana:

  • debía restituirse de la misma manera que lo habían poseído los últimos Reyes de Navarra

  • con todas las “ libertades costumbres derechos y preheminencias que los dichos Reyes posseyeron”

  • incluyendo Los Arcos, San Vicente de la Sonsierra y Laguardia con sus tierras que habían sido enajenadas en rehenes por el rey don Juan de Aragón.

  • pidiendo en “recompensa” por los daños que se hizo en las fortalezas y cercos de ciudades que se derribaron, los patronazgos de los obispados y abadías del reyno conforme los adquirió don Fernando.

  • un pago por lo que pudieran valer las rentas del Reyno por todo el tiempo que los castellanos lo han poseído, aunque ese pago haya que dárselo en dote a la princesa Juana, y en caso de disolución del matrimonio que lo devuelvan. El importe podía ser más o menos 25.000 ducados por año

  • el palacio real de Pamplona que no es muy fuerte y puede servir de aposento real aunque haya que comprometerse a no fortificarlo

  • la posibilidad de recuperar Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y mucha parte de La Rioja  “hasta el holmo de Burgos” incluyendo las sepulturas de los reyes en Nájera, siempre que se pudiera probar con documentos que esos territorios habían pertenecido al Reyno de Navarra, sin que les “valga prescripción ni otro derecho alguno” 

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

(21) a principios de 1548 el emperador Carlos V no había relegado completamente la idea de casar a su hijo Felipe con la princesa Juana de Albret (1528-1572).

Juana III de Navarra Albret

 

En una carta de fecha 18 de enero de 1548 el Emperador da instrucciones a su hijo sobre política exterior y en ella le da consejos sobre la esposa que debe tomar para finalizar su viudedad desde que María Manuela de Portugal falleciera el 12 de julio de 1545.

“ Y por esto me parece no solamente conveniente, mas necesario, que os torneis a casar, tomando parentesco y partido conveniente al bien público (...) y ansí, por el amor paternal que os tengo, y lo que quiero a los dichos Estados, os aconsejo y ruego que lo hagais”.

Aconseja en primer lugar que case con la hija del rey de Francia (a la sazón Elizabeth de Valois (1545-1568) de tres años de edad) siempre que “se pudiese concertar buenamente y con la firmeza de las cosas tratadas”. Y tras mencionar ésto, considera también como elección de interés Juana de Albret:

“Que debiera convenir la princesa de Albret, con tanto que se tratase de manera que se quitase la diferencia y pretensión sobre el reino de Navarra, y con medios convenientes, y que se pudiese sacar la dicha princesa de Francia, porque aunque los franceses tuviesen de esto sentimiento, habiendo la cosa fecha verosímilmente es de creer que lo disimularán poros ver más fuerte, con lo que tiene el señor de Albret (...) y se entiende que la dicha Princesa es de buena disposición, virtudes, cuerda y bien criada”.

Finalmente Felipe II tomaría por segunda esposa a María Tudor el 25 de julio de 1554. Y tras enviudar de nuevo en 1558 casaría por tercera vez con Isabelle de Valois tal como le había sugerido el Emperador.

Isabelle de Valois
reina de España

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(22) las principales fuentes de investigación relativas a esta sección corresponden a Goñi Gaztambide.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(23) era bien conocido en Francia durante el breve reinado de François II (1550-1560) que se celebraban asambleas secretas de reformados en la casa del rey de Navarra en Vendôme y en la del príncipe de Condé su hermano en Ferté-sous-Jouarre. 

Louis prince de Condé

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(24) Pietro Carnesecchi (1508-1567) fue un destacado humanista florentino que bajo el patronazgo de los Medici llegó muy joven a primer secretario de Giovanni de Medici - el pontífice Clemente VII 1523 -1534 - así como notario y protonotario de la Curia de Roma. Fue seguidor en Roma del teólogo y reformador español Juan de Valdés. Durante la estancia de ambos en Nápoles, Carnesecchi animó el círculo de tertulias literarias y religiosas que se formaron alrededor de Valdés. Aceptó doctrinas luteranas y lideró en 1552 el partido de la Reforma en Venecia. En 1557 fue convocado por el tribunal de Roma pero rehusó comparecer. A partir de julio de 1566 fue prisionero de la Inquisición durante un año. El 21 de octubre de 1567 fue condenado a muerte y decapitado y luego quemado públicamente el 1 de octubre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(25) aunque Charles IX tenía solamente 10 años al ser ungido y coronado rey el 15 de marzo de 1561, la reina madre Catalina de Medici, para evitar discordias entre los católicos liderados por los Guisa y los calvinistas que veían entonces en Antoine de Vendôme y en su hermano el príncipe de Condé sus valedores, juzgó oportuno no hacer nombrar oficialmente regencia alguna quedando ella “de facto” como tal con el entendimiento del Parlamento. Nombró entonces lugarteniente general del reino a Vendôme - a quien la reina madre consideraba un hombre débil de carácter pero peligroso precisamente por ello - quien había esperado encargarse de la regencia ya que era el más próximo príncipe de sangre.

Poco después de este nombramiento, con ocasión del “coloquio de Poissy”, celebrado en agosto de 1561, en donde los hugonotes hicieron propuestas inaceptables, Antoine de Vendôme abandona completamente el campo de los reformados para reintegrarse en lo católico con el condestable, los Guisa y el mariscal de Saint-André. Enseguida empezarían las sanguinarias guerras de religión en Francia. Poco después muere Vendôme de las heridas sufridas cuando asediaba Rouen, que fue tomada por sus correligionarios del bando católico. Para entonces era la reina Juana de Navarra la que había abrazado con entusiasmo las doctrinas de Calvino y llegó a tal extremo su fanatismo religioso que llegó a profanar la tumba de su esposo y su hijo el pequeño infante muerto de corta edad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(26) Thomas Perrenot de Chantonnay, embajador de España en la corte de Charles IX, informó en carta a Felipe II que:

"El obispado de Comminges, que vaco por muerte del Cardenal Carafa, se ha dado a Don Pedro de Labrit, que ira a residir a Roma por embajador de Vendome. Lleva cartas y comision de asegurar de la voluntad de su amo en lo que toca a la religion con grandes ofrecimientos sobre ello. Quiza le hara esto mas facilmente la confirmacion del obispado, que, por haber vacado en Roma, pretendera el papa que sea a su provision".

Añadía Perrenot que a pesar de todos los oficios hechos con la reina madre Catalina de Medici, el 8 de abril de 1561 había venido a nuevos conciertos con Vendôme "haciéndole lugarteniente general del rey y cabeza de toda la gente de guerra del reino y tomándole por acompañado en la principalidad del gobierno con igual autoridad".

Thomas Perrenot era hermano del cardenal Antoine Perrenot de Granvelle, ministro en la corte de Felipe II. Fueron estos hermanos los que informaron a Charles IX de la conjura de los protestantes para asesinar al duque de Guisa, lo que supuso al príncipe de Condé recibir la pena de muerte. Y de la que se salvó por ocurrir al poco tiempo la muerte del rey Charles IX.