MARGARITA de ANGULEMA reina de Navarra
torre de Margarita de Valois Margarita (1492-1549), nacida en Angulema, fue hija de Charles de Orléans (1459-1496), duque de Angulema, y Louise de Saboya. Este Charles era nieto de Louis duque de Orleans (1371-1407), que había sido asesinado en París en 1407 durante la guerra de los "armagnacs y los borgoñones". Era Margarita la hermana mayor del rey François I (1494-1515-1547) a quien le unía un gran afecto. Este es el primer rey de la rama capeta de los Valois-Orléans-Angulema que se introduce en el trono tras la muerte sin sucesión masculina de Louis XII (1462-1498-1515), último representante de la rama Valois-Orléans, quien era nieto también del citado Louis asesinado.
Fue educada por su madre la princesa de Saboya en un cultivo renacentista. Tuvo maestros en lenguas antiguas y modernas. En su educación renacentista cultivó el cuerpo (sabía montar a caballo y nadar, sorprendente en la época), aprendió a bordar maravillosamente y cultivó su intelecto con un nivel de gran calidad marcado por un humanismo italianizante estructurado alrededor del latín, el griego y la filosofía. Destacaba un enfoque místico en su humanismo. Casó en primeras nupcias con Charles IV duque de Alençon, quien se dijo huyó de la batalla de Pavía (1525) muriendo poco después. Su hermano el rey de Francia cae prisionero en Pavía y es llevado a Valencia y desde allí a Madrid, en donde es custodiado en la Torre de los Lujanes de la plaza de la Villa. En septiembre de 1525 viene Margarita a visitar a su hermano el Rey en cautiverio en Madrid y negociar los términos de su liberación. Carlos V hizo el gesto de acompañar a la reina de Navarra en su visita a la Torre. Poco después se firmaría el tratado de Madrid (19 diciembre 1525) por el que el francés cedía el ducado de Borgoña a los Habsburgo. Margarita de Angulema
Margarita de Navarra y su hermano el rey François I
Nos dejó recuerdos de su estancia en España a través de varias de sus cartas publicadas, fechadas en Barcelona, Zaragoza, Toledo, Guadalajara, Sigüenza, Medinaceli, Alcalá y otras ciudades. Tras su boda en 1527 con Enrique II de Navarra Albret, fijan su residencia real en el castillo de Nérac. El ambiente místico humanista del Renacimiento que Margarita imprime a la corte atrae a numerosos artistas y poetas en busca de tan digna admiradora de las artes de la época. Rabelais era uno de los asiduos y le dedicó el “Tiers livre”. Su biógrafo Henri Jouda dice de Margarita que "tenía un ávido apetito de conocer el bien, lo justo y lo bello y una insaciable sed por el amor humano y divino". Por su espíritu acogedor se interesa también por todos los innovadores de ideas, incluso por aquellos disidentes que por sus ideas sufren persecuciones en aquella época de intolerancias. Roussel y Jean Calvino, los apóstoles de la reforma protestante en Francia, así como Marot, Lefèvre d’Etaples (que fue preceptor de sus hijos y muere en Nérac) y otros intelectuales que tomaron partido por la Reforma encontraban protección y simpatía en Nérac. Erasmo de Rotterdam conoció a Margarita - no sabemos si fue en Nérac - y le escribió al menos dos cartas. Cuando más tarde llegan las persecuciones contra ellos, Margarita se hace su abogada ante el Rey, su hermano François y rechaza con vigor a los que le acusan de haberse entregado a la Reforma. Pero si los “reformados” acusaron a Margarita de traición a su causa, será lícito pensar que vieron en ella en un cierto momento a alguien que había tomado la nueva religión, aunque más tarde daría señas inequívocas de haber permanecido en la religión católica en la que murió. En cualquier caso, fue predominante en ella su actitud de plena tolerancia sobre las creencias religiosas. Ella escribió « Où est l’esprit divin, là est la liberté parfaite » Desde que muere Francisco I en 1547, Margarita se recoge en su château de Odos cerca de Tarbes ( Bigorre) donde muere poco después, el 21 de diciembre de 1549.
Entre 1530 y 1550 las fronteras entre “reformas dentro de la continuidad” y “reformas heréticas” son vagas y borrosas. La ortodoxia no se fija y define con precisión hasta 1550-1565. Hasta más o menos el año 1550 hubo reformadores ávidos de reforma - reformatio - pero que no deseaban la ruptura con la Iglesia de Roma. Las reformas buscadas dentro de la Iglesia desde el Cisma de Occidente y particularmente en el tiempo de los papados de Alejandro VI Borgia y Julio II Della Rovere, llevan el germen de ambas opciones, la “reforma protestante” y la “reforma católica” (la “contrarreforma”). Muchos de los que se habían acercado a Lutero por simpatizar con sus críticas al papado vieron luego con repugnancia su heretísmo y rechazaron separarse de Roma. También ellos pensaban que debía ponerse la Biblia en la vanguardia de la vida cristiana, pero contrariamente a los luteranos y calvinistas, debía ser leída en las iglesias y no ser interpretada de forma individual. De la “devotio moderna” rechazaron pasar al protestantismo.
Si se admite que al mismo tiempo que avanzaba la “reforma protestante”, avanzaba también una “reforma católica” (la “devotio moderna”), se comprende mejor la actitud religiosa de Margarita de Navarra, católica y abierta a las reformas. El caso de su hija la reina Juana III de Navarra Albret será otro muy distinto de notable extremismo y violencia en la práctica del protestantismo francés, el hugonotismo. Su principal obra “Heptameron” que contiene un “ramillete” de 72 relatos, es célebre y tiene un lugar destacado entre las colecciones narrativas francesas, pero también está a la misma altura su poesía. Ella los denominada “historia de romances afortunados”. Es una original historia de amor. En ellos, cinco caballeros y cinco damas narran durante siete jornadas las aventuras de gentilhombres, clérigos y monjes que burlan la vigilancia de tutores y maridos y seducen a las damas de la sociedad. Lleno de la sutileza erótica del amor cortés, retrata con precisión el idealismo caballeresco, el amor por encima del honor y el culto a la pasión amorosa, convirtiéndose en una historia de extraña e intensa belleza. Es un fiel retrato de la fragilidad de la virtud, el ardor de las pasiones humanas, las consecuencias de los buenos y malos sentimientos, las ilusiones de nuestras pasiones y la imprudencia de los amores desmedidos. Sus opiniones religiosas son notables. Su primera obra de este género “Le miroir de l’âme pécheresse” - publicada en 1530 en forma anónima - es la primera obra mística francesa y estaba influenciada por los “libertinos” espirituales de su época. Su fe pudiera hacer pensar en un misticismo de Santa Teresa, pero manifiesta un interés cargado de simpatía por las doctrinas protestantes. Fue por ello condenada esta obra por la Sorbona. François Grudé, sieur de La Croix du Maine (1552-1592) declara en su II tomo de sus "Bibliothèques françoises" (1584) que no puede llegar a creer que la reina de Navarra hubiera podido escribir historias tan licenciosas y libertinas:
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