Capítulo 2 : Orígenes históricos del Reyno de Navarra
Pese a algunos empeños en identificar a la Navarra actual exclusivamente con un substrato vascón, por la sangre de los navarros, como por la de muchos otros pueblos de España, corre sangre de muy diversos pueblos. Pueblos establecidos en su territorio durante muchos, demasiados siglos como para que dejaran de influir en su etnia, en su carácter, en su lengua y en sus costumbres. Sin ir tan lejos como Atapuerca, lo cierto es que vascones, celtas y celtíberos, romanos, visigodos, musulmanes, francos y judíos, llenan grandes períodos de la historia de Navarra.
1. un tronco común para las dinastías autóctonas
2. el solar familiar de los “Iñigos”
3. una monarquía electiva independiente
4. el primer rey Iñigo Arista
2. el solar familiar de los “Íñigos”
Ya desde su origen, a principios del siglo IX, una monarquía navarra surge con toda probabilidad de las relaciones e intereses que vincularon a dos familias - los cristianos Aristas o Iñigos pirenaicos o prepirenaicos y los muladíes, los “renegados” Banu Qasi del valle del Ebro - testimoniando así el carácter multirracial y confesional del crisol de culturas que desde un principio presidió la formación del Reyno de Navarra.
Los orígenes de la primera dinastía Íñiga de Navarra son inciertos, especialmente en lo que se refiere a su ámbito político de organización comunitaria y al ámbito territorial en que ejerció su jurisdicción. Que la familia de los primeros reyes pirenaicos fuese originaria del solar de Abárzuza y las Améscoas, o hijos del conde Ximeno de Bigorre, del conde de Burdeos Sigiwinus (2) o de la estirpe de los primeros reyes francos, lo que parece cierto es que se trataba de caudillos probablemente militares, más que monarcas. Este ensayo de difusión histórica otorga credibilidad a la hipótesis de un primer rey de Navarra - Íñigo Arista - cuyo padre es de una familia “Jimeno” y cuyo solar familiar estaría entre los ríos Aragón y Onsella no lejos de Sangüesa y Sos del Rey Católico, hacia el pueblo aragonés de las Cinco Villas, Bagüés, y cuya madre es hija de un franco llamado también “Jimeno” (Semeno Scemenus), duque de Gascuña, sin relación familiar con el primero. Algunos historiadores han avanzado sin embargo opiniones de peso sobre un origen ultrapirenaico en la monarquía navarra (2bis).
Sus dotes de organización y dirección provendrían sin duda de la preeminencia social que a través de varias generaciones habría conferido a una familia la tenencia de importantes propiedades rurales en las que existirían fortalezas defensivas. Como apunta el historiador Martín Duque, más que rey de un territorio, el soberano pirenaico es rey de unos hombres, de una aristocracia guerrera, en un sistema de relaciones vasalláticas con un poder probablemente limitado por restricciones que para garantía y salvaguardia del Reyno imponían al elegido rey los barones o caudillos electores. Las incertidumbres que aún persisten para establecer definitivamente la genealogía y cronología en la primera dinastía navarra de los Aristas podrían también significar que se trataba más bien de una sinarquía y no monarquía, una especie de organización más o menos familiar o colectiva del poder.
No parece haber demasiada controversia entre los historiadores al situar la cuna de la dinastía Arista en el Aragón occidental y zona sur de los valles de Roncal y Salazar.
Las crónicas árabes nos informan que en el año 781 el emir de Córdoba, Abderramán I, se dirige a Pamplona para devastarla y marcha luego contra la comarca de los vascones y cerretanos. También refieren las crónicas árabes las incursiones de castigo emprendidas por el califa de Córdoba Abderramán III en Navarra el año 924. Por ambas crónicas podemos saber que en el 781 Galindo Belascotenes ( hijo de Belasco y padre de García el Malo, éste último casado con una hija del conde de Aragón, Aznar Galindo I ) acaudilla el país de los "cerretanos" que llamaban los musulmanes, esto es el Aragón pirenaico y Sobrarbe. Y nos informan las crónicas que en esa época un Ximeno acaudillaba a los vascones de las montañas pirenaicas de Aézcoa, Urraul, Salazar, Roncal y Hecho y contaba con fortificaciones desde Sangüesa hasta Berdún entre los ríos Aragón y Onsella. Su feudo familiar se encontraba probablemente en Bagüés.
En la segunda incursión del 924 Abderramán III saquea el 20 de julio el solar familiar del rey Sancho I Garcés (Baskhunsa) que unos historiadores han identificado con Navascués y otros, probablemente con mejor acierto, con el citado pueblo de Bagüés, entre los ríos Onsella y Aragón. En su campaña de castigo Abderramán III se dirige a Pamplona que por entonces era todavía una ciudad que en el siglo anterior había oscilado entre el control musulmán y el carolingio y ahora se debatía entre los musulmanes y la nueva dinastía navarra de Sancho I Garcés.
Mientras Galindo Belascotenes acaudillaba los valles pirenaicos de la región de Jaca - origen del primitivo condado de Aragón -, con toda probabilidad la familia de un vascón ( 3 ), Ximeno el Fuerte (Scemenus en latín) - abuelo o quizá bisabuelo del que la historia a dado en reconocer como el primer rey navarro, Íñigo Arista - mantenía su influencia en la zona pirenaica comprendida entre los ríos Irati y Aragón-Onsella hasta el valle de Hecho.
A finales del siglo VIII y principios del IX Pamplona oscilaba entre el control musulmán y las ambiciones de Carlomagno. Las crónicas árabes sobre las duras incursiones musulmanas de los años 781 y 924 han dado lugar a numerosas interpretaciones sobre la situación exacta del solar navarro de los primeros reyes de la dinastía Arista.
No es sin embargo relevante aquí tener como más verosímiles las opiniones de los que apuntan como certera la ubicación de Artieda-Bagüés, en la margen izquierda del río Aragón y derecha del río Onsella, entre Berdún y Leyre, no muy lejos de Sos del Rey Católico, frente a los que piensan que fue la zona de Navascués-Bigüezal, en la orilla del río Salazar, la que sirvió de solar de los Aristas.