Capítulo 11 : Un nuevo rumbo. La Casa de Champaña
1. un nuevo aporte al crisol navarro
2. reyes de “estranio logar o de estranio lengoage” llegan a Navarra
3. Champagne, un condado resplandeciente en el siglo XIII
4. Teobaldo crea el “Fuero Antiguo”
5. los benéficos influjos champañeses
6. sucesión de los condes-reyes
4 Teobaldo crea el “Fuero Antiguo”
La introducción de la Casa de Champaña, con los cambios significativos que aporta a Navarra de índole política, institucional y económica, marca una verdadera línea divisoria entre dos grandes períodos de la Edad Media. Por un lado la historia propia de nuestro pueblo conducido por monarcas descendientes de caudillos pirenaicos y por otro lado la apertura a nuevos horizontes culturales, económicos y artísticos, en continuo contacto con el exterior y principalmente con países europeos que prestigia la Navarra de los siglos XIII y XIV.
Bajo una indiscutible influencia champañesa de costumbres más refinadas, que debían en cierto modo chocar con la austeridad y sencillez patriarcal de los anteriores monarcas navarros - refinamientos que el navarro suele mirar de través como a todas las costumbres importadas de hombres menos austeros - las numerosas reformas introducidas por la Casa de Champaña debieron ser acogidas con recelo en el reino. Pero por sus indudables ventajas y prácticos resultados, arraigaron entre las virtudes del pueblo navarro. El “crisol navarro” toma de la nueva dinastía esencias nuevas que lo enriquecerán considerablemente.
Es un período de nuevas experiencias para los navarros. Y es precisamente la llegada al trono de un extranjero lo que provoca un gran interés, incluso pasión popular, por la salvaguardia de los destinos del reino, como se verá más adelante.
Es el momento en que se configuran las monarquías en Europa Occidental, aunque no podrá hablarse todavía de la existencia de verdaderos estados hasta bien avanzado el siglo XV. A partir de ahora, Navarra, conducida por los condes de Champaña, no puede quedar al margen de lo que ocurra en Europa. La futura estabilidad y permanencia del reino se construye definitivamente en el siglo XIII. Castilla y Aragón no abandonan su apetencia para intentar repartirse el viejo reino, pero saben ahora que los Teobaldos encontrarán aliados en Francia para defender la independencia del reino.
En la Francia feudal del siglo XIII los condes de Champaña ejercen una notable influencia entre los señores feudales para frenar las pretensiones centralizadoras de la monarquía, que busca ampliar el “domaine royal” en detrimento de los feudos de la nobleza. La situación feudal que se vive en Francia cuando Teobaldo I llega al trono de Navarra en el año 1234 es muy distinta de la que existe en los reinos cristianos peninsulares y ello sin duda tuvo que condicionar la percepción que el nuevo rey debió de tener sobre las relaciones existentes en Navarra entre el rey, la nobleza, el clero y el pueblo llano.
Al llegar a Navarra en el año 1234, Teobaldo I no conoce las costumbres de su nuevo reino. Al constatar que las relaciones feudales en Navarra eran de distinta naturaleza que las que él había vivido en Francia, debió de necesitar poner por escrito los derechos y deberes sociales. Propone que se constituya una comisión de diez ricoshombres, veinte caballeros e infanzones, diez militares y diez religiosos y el obispo de Pamplona. Nace así la primera redacción de los fueros navarros. Sin duda el no fiarse de un extranjero “ombre de otra tierra o de estranio logar o de estranio lengoage” también habría provocado la necesidad de redactarlos.
La difícil convivencia simultánea de una legislación nobiliaria pactada y de origen real, de múltiples fueros municipales y de clase y de leyes y costumbres de ámbito general, quedan ahora enmarcadas unitariamente en un “Fuero Antiguo”, núcleo del Fuero General y del de Tudela, a los usos del tiempo.
Usando una terminología moderna, los reyes champañeses reconocen una cierta soberanía popular - sin renunciar al origen divino de la corona que se pone de manifiesto en la sagrada unción que reintroduce Teobaldo I en su coronación al trono de Navarra, según la costumbre francesa - y la realidad de una comunidad existente antes que el rey, procediendo en consecuencia a efectuar reformas jurídicas y legislativas basadas en una soberanía en cierto modo compartida, algo insólito en esa época. Iniciaron así una representación popular en Navarra. Quizá sea el Fuero de Teobaldo - después de la Carta Magna inglesa de 1215 - uno de los primeros documentos medievales en Europa que recogen relaciones institucionales de organización social. Se crean entonces dos instituciones especializadas, el Consejo Real y el Alto Tribunal de Justicia, perfilándose la Curia extraordinaria como una asamblea representativa de los estamentos del reino: nobleza, clero y las buenas villas.
A Teobaldo I se le ha calificado en terminología política moderna de “feudal demócrata”, más democrático que los monarcas anteriores por eliminar intermediarios (ricoshombres, infanzones y caballeros que constituían la columna vertebral de la población navarra) para acercarse al pueblo y más autoritario al mismo tiempo. En Francia, como conde de Champagne y Brie, es vasallo del rey. Allí sus súbditos no son vasallos del rey, lo son únicamente del conde. En Navarra quiere que la relación vasallática sea establecida directamente entre el rey y el pueblo. Los nobles recibirán prerrogativas del rey que podrá quitárselas, pero no poseerán feudos por derecho propio.