Capítulo 4 : Pamplona en el siglo VIII
1. la capitulación del 718 y la sumisión hacia el 734
2. los Omeyas en Córdoba y Carlomagno en Roncesvalles
3. la expedición de castigo de Abderramán I el año 781
2 los Omeyas en Córdoba y Carlomagno en Roncesvalles
Las sangrientas guerras civiles que sumen al-Andalus en un caos comienzan en el año 741 con la rebelión de los bereberes y acaban en el 756 con la entronización de Abderramán I como emir independiente de Damasco (1). Alfonso I, que había accedido poco antes (739) al trono astur, había tomado buena nota de la vulnerabilidad de los musulmanes en Poitiers y encuentra propicio el momento para pasar a la ofensiva.
Empieza entonces la Reconquista protagonizada exclusivamente por los astures.
Se apodera con prontitud Alfonso I del cuadrante nor-occidental de la Península. Se incorporan al reino astur Galicia, Astorga, León, el norte de Portugal, el solar de Castilla, la Bureba, Santander, Vizcaya, Álava y el extremo septentrional de La Rioja. Convierte en un desierto despoblado el territorio comprendido entre el Duero y la cordillera cántabra, lo que representará durante casi dos siglos de la Reconquista una barrera protectora contra las invasiones islámicas.
Aunque Menéndez Pidal y más tímidamente Sánchez Albornoz pensaron inicialmente que los navarros se habían agrupado en torno al rey de Oviedo, hoy ha quedado establecido entre los historiadores que Alfonso I incorporó Álava, Vizcaya, Alaon y Orduña a su Principado, pero no así Pamplona que sabemos por las crónicas árabes sacudió temporalmente el yugo musulmán en el año 755, antes de la muerte de Alfonso I (+ 757).
Tras su desembarco en Almuñécar en Agosto del año 755, Abderramán I es proclamado al año siguiente en Córdoba emir independiente de Damasco (756-788). Con decidido empeño se lanza a finalizar las sangrientas luchas intestinas que dividen al Islam en Hispania. Pero Sulayman ibn Yaqzan-al Arabí resistía desde Zaragoza el centralismo omeya del emir de Córdoba, derrotando a sus generales en el valle del Ebro. A la muerte de Pipino el Breve (768) su hijo Carlomagno completa la ocupación del ducado de Aquitania y somete a los vascones de Gascuña. Sulayman, para consolidar su poder, cruza el Pirineo y las Galias en la primavera del 777 para entrevistarse en Paderborn (Sajonia) con Carlomagno que acababa de derrotar a los sajones. Busca así el yemení Sulayman una alianza en su continuado levantamiento contra los Omeyas de Córdoba. Bajo promesas de acatar su soberanía, Sulayman invita a Carlomagno a organizar una expedición para venir al norte de España ( 2 ).
Una columna del ejército carolingio se concentra en Narbona dirigiéndose a Zaragoza por Barcelona, Lérida y Huesca. El propio Carlomagno manda la segunda columna y penetra el Pirineo por las rutas clásicas romanas hasta el puerto de Cisa en el Pirineo navarro. Franquea el puerto de Ibañeta y se presenta en Pamplona sometiéndola a su soberanía. Era el año 778 y los historiadores no son unánimes al referirnos la autoridad que entonces prevalecía en Pamplona.
Ninguna crónica árabe atestigua que los musulmanes hubieran reconquistado Pamplona desde que la perdieran a finales del verano del año 755, posiblemente en favor de un vascón Íñiguez. Sin embargo tampoco esto es seguro ya que la destrucción de las murallas de Pamplona en el viaje de retorno de Carlomagno no se entendería bien si la ciudad hubiera estado dominada por un Iñigo vascón, puesto que parece lógico pensar que el furor del Emperador se mostraría entonces contra los musulmanes.
Dada la enemiga ancestral entre los francos y los gascones parece razonable pensar que Carlomagno hubiera querido destruir la Pamplona de los vascones meridionales para debilitar a estos posibles aliados de los gascones-vascones norpirenaicos en sus luchas contra Carlomagno. Por ello es lógico pensar -- pero sin apoyo documental -- que probablemente desde el 755 los Íñiguez habrían mantenido el control sobre Pamplona. En cualquier caso, poco más tarde, la campaña de Abderramán I en el 781 consolidaría el poder musulmán en Pamplona por lo menos hasta la rebelión del 799 que se ha descrito antes.
Todo esto es confuso y forma parte de nuestras “bellas incógnitas”.
Entretanto, la situación en Zaragoza había cambiado a raíz de la ausencia de Sulayman para entrevistarse en Sajonia con Carlomagno. Al-Husayn ibn Yahiya repudia el acuerdo de Sulayman con Carlomagno, se hace fuerte en Zaragoza con el apoyo de Córdoba y se prepara a resistir e impedir la entrada en Zaragoza del emperador franco. La ciudad resiste el asedio de Sulayman. Carlomagno, decepcionado, parte rápidamente de vuelta ante las malas noticias de la nueva rebelión de los sajones que habían alcanzado la margen del Rhin.
En su retorno los carolingios destruyen, roban, incendian y matan a su paso. Para que no pudiera rebelarse destruye Pamplona y arrasa sus murallas que procedían de la dominación romana desde los tiempos de Pompeyo (3). Cuando la vanguardia de Carlomagno ya ha traspuesto la cima del Pirineo, la retaguardia de Roland - sobrino del Emperador y duque de la Marca de Bretaña - llega a Roncesvalles y los vascones o los gascones la aniquilan. Era el 15 de agosto del 778. Los romances épicos medievales darán cuenta de ello en la “Chanson de Roland”.
La crónica de la batalla de Roncesvalles que escribió Eginhardo, secretario de Carlomagno, nos refiere el daño que sufrió el ejército de Carlomagno en la cumbre del pirineo "por la perfidia de los vascones". Se ha señalado antes la duda de si Pamplona estaba dominada por la familia Íñiguez al tiempo de la expedición de Carlomagno o había vuelto la ciudad a la obediencia de Córdoba. Si el control de Pamplona lo hubieran tenido los Íñigos se comprendería mal que Pamplona fuera arrasada por Carlomagno cuando su enfado era contra los musulmanes - fueran éstos los yemeníes o fueran los Omeyas - por su fracaso en Zaragoza. Por otro lado, si el control de Pamplona lo hubieran tenido los musulmanes de Córdoba (enemistados entonces tanto con el yemení Sulayman como con al-Husayn), tampoco se entendería demasiado bien la destrucción de las murallas de Pamplona. Pero en este último caso, ¿por qué habrían de ser los navarros de la montaña los que atacaran la retaguardia de Carlomagno en Roncesvalles y no un ejército musulmán? Siempre se ha descartado una presencia musulmana en la batalla Roncesvalles porque de esta eventual participación no hay noticias ni en las crónicas árabes ni en las carolingias.
J.I. Del Burgo apunta la hipótesis según la cual los vascones que atacaron a Carlomagno en Roncesvalles bien pudieron haber sido los gascones de las tierras llanas norpirenaicos (cuya capitulación ante Carlomagno era todavía reciente), ya que de haber sido los atacantes los navarros del sur del pirineo, las crónicas carolingias hubieran hablado de los "hispani vascones" o incluso hubieran hablado de los "navarros", término que, ya entonces, se empezaba a utilizar para denominar a los que, además de otras tierras, ejercían su autoridad en Pamplona (los Iñigos).
Cabe pensar, por supuesto, que los ataques propiciados por los pobladores del territorio pirenaico hubieran estado simplemente motivados por la obtención de un extraordinario botín, una posibilidad muy real y acostumbrada en la época pero que, por restar romanticismo patriótico vascón a la gesta de Roncesvalles, no ha sido avanzada esta posibilidad por los historiadores.