(1) a pesar de llevar un nombre de tradición navarra, Jimena (Scemena), procedía del reino de León. Era hija del conde Fernando Vermúdez y Elvira. Fernando Vermúdez tenía influencia en la corte del reino de León pero debió de ser probablemente oriundo del condado de Castilla. De Elvira no disponemos de filiación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(2) hay un obispo de Nájera llamado García (+ 1021), un antiguo obispo también de Nájera Benedictu, que vive probablemente retirado en San Millan de Suso, el “glorioso y santísimo” obispo Jimeno de Pamplona que gobernaba sobre los monjes de Leyre, el obispo Mancio de Aragón. Siempre acompañaban al Rey. Mantenía Sancho el Mayor tres obispados en su reino. El núcleo central del reino tenía su capitalidad diocesana en Pamplona. En el sur, en las tierras fértiles de la Rioja, estaba el obispo en Nájera o en el vecino monasterio de San Millán. El condado de Aragón estaba al principio íntimamente unido al obispado de Pamplona pero con la conquista de Ribagorza, Sancho el Mayor añade un nuevo obispado cuyo centro estaba en la ciudad de Roda. Más adelante fueron sumándose sucesivamente los de Álava, Castilla, León, Palencia, Astorga y Oviedo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(3) la figura de este “rex in Pampilona et Naiera” ha sido ensalzada por todos los historiadores por la relevancia histórica que tuvo en todos los territorios cristianos hispanos. Algunos con ánimo de recreación o tergiversación histórica han denigrado a este rey calificándolo de traidor por no haberse fijado como objetivo el desarrollo de un “estado vascón”. Sobre ésto, existe unanimidad entre los historiadores en dar por seguro que el rey Sancho careció de un sentimiento particularista vasco, habiendo en cambio optado dejarse llevar por altos sentimientos culturales, religiosos e hispanos de importante trascendencia histórica. ¿Será para hacer frente a esta denigración que se levantan actualmente monumentos a Sancho el Mayor, también en viejas tierras de Navarra?, ¿como en Fuenterrabía, hoy en Guipúzcoa - para conmemorar el milenario de tan prestigioso rey navarro?. ¿O buscaba más bien el nacionalismo secesionista vasco tergiversar la historia?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(4) este Raymond era hermano de Dadildis que fue la madre del rey Sancho I Garcés de Navarra que subió al trono el año 905 inaugurando la llamada “dinastía Jimena”. En cuyo linaje se inserta Sancho el Mayor, de modo que ya hacía tiempo que habían entroncado Navarra y Ribagorza. Este mismo Raymond es el que había negociado con Muhammad ibn Lope (de los Banu Qasi) la compra de Zaragoza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(5) la castellana reina Munia de Navarra usará más adelante también el nombre de “Mayor”, por lo que puede haber confusión entre tía y sobrina. Ver nota al respecto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(6) en la genealogía de los condes de Toulouse aparece un conde de Toulouse, de Albi, de Nîmes y de Auvergne llamado Guillermo III Taillefer (+1037) que hubo necesariamente de enfrentarse con Sancho el Mayor y que casó numerosas veces, una de ellas con una mujer llamada “Mayora”, por cuyo nombre muy revelador podría pensarse que se trataba quizá de una hija del rey navarro. Esto ha hecho pensar a algunos historiadores que Sancho el Mayor pudo haber aplicado en Toulouse la misma táctica que con Bermudo III de León a quien, tras derrotarle y quitarle las tierras del río Cea, le impuso el matrimonio de su régulo Fernando de Navarra con su hermana la infanta leonesa Sancha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(7) “Regnante domino nostro Jhesu Christo et sub ejus imperio Rex Sancius in Aragone et in Pampilona, in Suprarbi et in Ripacorza, in Castella aut etiam in totam Gasconiam expresa un documento del año 1025 suscrito en San Juan de la Peña. Por el mismo tiempo y lugar, otro documento expresa: “Ego Sancius rex, tenens culmen potestatis mee in Aragone et in Pampilona et in Suprabe, et in Ripacurcia et in Nagera et in Castella et in Alava, et comes Sancius Guillelmus in Gasconia. En otro documento del año 1033 “Regnante rex Sancio Gartianis in Aragone et in Castella et in Legione, de Zamora usque in Barcinona, et cuncta Guasconia imperante”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(8) lo fue durante el período 1011 a 1020. Hasta este año su nombre aparece dando testimonio en numerosos documentos, pero luego es difícil encontrarlo hasta el año 1033 ó 1034 en que vuelve a aparecer como señor de Luar o Loarre. Es probable pues que durante el período 1020 a 1033-1034 estuviera Lope ocupado gobernando el Labourd. La expedición militar de Sancho el Mayor a las tierras de Labourd debió ser entre los años 1021 y 1023 pues en el 1024 el duque de Gascuña empieza a acudir con asiduidad a la corte del rey de Navarra como uno de sus vasallos.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(9) el Poema de Fernán González así define los límites primitivos de Castilla con la diócesis Tarraconense, cuyo confín occidental era La Rioja: "entonces era Castiella un pequeño rincón, era de castellanos Montes d'Oca mojón". El reino de León, por el conde de Castilla, domina los montes que rodean San Millán de la Cogolla y, al sur, avanza por la cuenca del Najerilla hasta más allá de Canales y Mansilla. Cerezo, Ibrillos, Grañón y Pazuengos eran las fortalezas castellanas que jalonaban la frontera con Navarra. Ese último castillo, el de Pazuengos, erigido sobre un alto cerro de 1.251 metros de altitud, era la atalaya que guardaba el condado y estaba sito a tan sólo 4.700 metros de distancia en línea recta de San Millán de Suso, pero éstos 4.700 metros son una barrancada enorme con 524 metros de desnivel hasta alcanzar los 727 metros de altitud de San Millán de Yuso, desde donde hay que volver a ascender al monasterio de Suso sito a 979 metros sobre el nivel del mar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(10) hacía más de un siglo que existía esta discordia entre los reyes de León y los condes rebeldes castellanos. Para contener las codicias de los castellanos, Ramiro II que reinó en León en el período 931-951, había creado el condado de Monzón en la ribera del Pisuerga vinculando su posesión a la familia de los Ansúrez, rivales de la estirpe del conde castellano Fernán González. Pero cuando a principios del siglo XI los Ansúrez desobedecen al joven rey de León Alfonso V y pasan al campo castellano del conde Sancho García, la hostilidad entre León y Castilla es notoria desde el año 1013.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(11) en el año 1024 en un documento de San Juan de la Peña el Rey inscribe nuevos territorios, en este caso “Álava”: Yo, Sancho, rey que tengo la cima del poder en Pamplona, en Aragón, en Sobrarbe, en Ribagorza, en Nájera, en Castilla y en Álava .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(12) en una donación del “senior García Azenariz et donna Gaila” a San Juan de la Peña se dice “Ego quidem Sanccius rex regnants in Pampilona, et sub (ejus) imperio García Azenariz in Ipuscoa”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(13) Íñigo López era probablemente hijo de Lope Enneconis, “botiller” o jefe de bodegas de Sancho el Mayor en los primeros años de su reinado. Iñigo López había casado con Toda Fortún, hija del gobernador de Nájera - el segundo poder del Reyno y hombre de máxima confianza del rey - Fortún Sánchez, llamado también el “colactáneo” pues fue hermano de leche del rey y luego ayo y jefe del Consejo del nuevo rey García III Sánchez “el de Nájera” (1020-1035-1054). Este Fortún Sánchez debía vigilar desde Nájera a todos los capitanes de la frontera del condado leonés de Álava y de la Vieja Castilla. Así se explica el encumbramiento de Íñigo López y posterior arraigo de su linaje en la Rioja.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(14) en el mes de enero de ese año aparece en el centro religioso de la región alavesa de Valpuesta, lugar cerca de la frontera del condado de Castilla con Navarra, un documento en el que figura por primera vez el nombre de un rey de Navarra junto al nombre del conde castellano y del rey de León al calendar el documento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(15) hasta ese momento las mujeres no habían heredado nunca el trono en los reinos y señoríos en España. La costumbre en Asturias y León era escoger algún primo del difunto emparentado con la familia real y si alguna vez había gobernado una mujer lo había hecho en nombre de un varón seguramente de corta edad. El conde Sancho García de Castilla, con su concepto patrimonial del poder, propone nuevas normas para la sucesión. El nombre femenino de “Mayor” era conocido en la familia condal castellana como lo indica el que lo llevara también la condesa de Pallars e indicaba que el portador era “el que tenía la primacía entre los hijos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(16) algunos historiadores creen que este casamiento no fue propugnado por Sancho el Mayor sino, precisamente y muy al contrario, por los nobles castellanos y leoneses que buscaban un acercamiento entre León y Castilla, ya recelosos de la dominante influencia que ejercía el rey de Navarra sobre el condado castellano. El Tudense refiere que el Consejo que asesoraba a Bermudo añadió a los futuros esposos el título de reyes de Castilla con la posesión de los territorios disputados del Pisuerga. Y en los “cantares de Gesta” se percibe que existía desde antiguo el deseo de los castellanos de convertir el condado en reino. En las calendaciones de los documentos castellanos se utilizaban desde hacía mucho tiempo fórmulas como: Reinando en León el príncipe Vermudo, y en Castilla el conde García cada cual en su reino”. Lo cual explicaría la facilidad con que el futuro Fernando I de Castilla - segundo hijo de Sancho el Mayor - se vería reconocer por sus súbditos castellanos el título de rey a la muerte en Atapuerca de su hermano García, rey en Pamplona y Nájera, en el año 1054. ¿O más bien a la muerte en 1066 de su madre, la reina Munia de Navarra y condesa de Castilla?.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(17) el monasterio de San Salvador de Oña había sido fundado dúplice (vivían en él monjas y monjes en usanza visigótica) en el año 1011 por el suegro de Sancho el Mayor, el conde de Castilla Sancho García. La leyenda dice que la fundación del monasterio fue como obra de arrepentimiento por haber dado muerte a su madre la condesa castellana Mioña, quien a su vez había tratado de envenenar a su hijo para que éste no le impidiera casar en segundas nupcias con un rey moro. En la tumba del conde Sancho García en Oña se puede leer el siguiente epitafio: “este es el conde Sancho, que dio los buenos fueros a los pueblos. La Santa Ley fue su compañera, y el bienestar del reino su mayor cuidado”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(18) no existe unanimidad en las fuentes sobre lo que realmente ocurrió. Según la crónica de Nájera, un ejército de castellanos, navarros y aragoneses de Sancho el Mayor había devastado en primer lugar la región del Pisuerga y del Cea, llevándose consigo a la infanta Sancha con propósito de casarla con Ramiro “el hijo que había tenido de una señora noble de Aibar; pero a este proyecto se opusieron los castellanos, consiguiendo que se casase con Fernando, su conde, y que el rey Vermudo accediese y que diese la dote conveniente, aunque la infanta tuviese ya dieciocho años y el infante sólo tres”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(19) tras la muerte de Sancho el Mayor en el año 1035, su esposa la reina Munia (Mayor) prosigue la tarea que había comenzado el rey Sancho III el Mayor y anima a sus hijos a seguir en el empeño. La reina misma promueve la construcción del emblemático monasterio de San Martín de Frómista en Palencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(20) San Victorián de Sobrarbe también llevará a efecto el cambio litúrgico el mismo año de 1077.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(21) muchos lingüistas habían pensado que para componer las Glosas Emilianenses los anotadores debieron de haber manejado una especie de diccionario latino-romance previamente compuesto. Y así parece confirmarse con la reciente descripción minuciosa y estudio lingüístico del Códice 46 de la Real Academia de la Historia meritoriamente realizado por los hermanos profesores riojanos García Túrza. Este Códice, de interés lingüístico trascendental, se acabó de escribir en el scriptorio riojano de San Millán de Suso en el año 964 sobre pergamino y con letra visigótica redonda. Contiene más de 20.000 artículos y alrededor de 100.000 acepciones, lo que debe reunir toda la cultura de su época.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(22) actualmente, San Isidoro de León y San Salvador de Oña se disputan acoger la tumba de Sancho el Mayor. Es muy curioso observar en San Salvador de Oña el error de quien grabó la escritura en oro existente en la tumba de Sancho el Mayor pues dice en ella: “aquí yace el rey don Sancho Abarca”, quien en realidad fue su abuelo y es el rey navarro de mayor antigüedad enterrado en Santa María de Nájera. Estos panteones reales de Oña disponen de ocho sepulcros en donde yacen los reyes y condes castellanos emparentados. Doña Munia, reina en Pamplona y Nájera, y su padre el conde de Castilla Sancho García también yacen aquí. Los sepulcros fueron tallados en madera de nogal de estilo gótico y fueron realizados en tiempo de los Reyes Católicos por fray Pedro de Valladolid, entre los años 1479 y 1490.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(23) antes de casar con Munia, hija del conde Sancho García de Castilla, el Rey había tenido un hijo con una dama Sancha de Aibar y lo introdujo en la corte. A falta de otra descendencia en aquel tiempo de soltería, quedó señalado como presunto heredero o “regulus”. Con este apelativo confirma documentos a partir del año 1011. Esta preeminencia le será arrebatada por su hermano consanguíneo García, primer hijo del Rey con la reina Munia. Inicialmente pasa el título de “regulus” al primogénito legítimo no apareciendo Ramiro usando esta titulación cuando confirma documentos y actos. No obstante, más adelante puede pensarse que el uso de “régulo” se generalizó para indicar genéricamente a “un hijo del rey”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(24) debe aclararse que Ramiro y Fernando, en calidad de hijos de rey, siempre - desde infantes - llevaban el título de rey (“regulus”), lo que es una circunstancia que ha confundido a algunos historiadores al pensar éstos que Fernando y Ramiro se titularon “rey de Castilla” y “rey de Aragón” tan pronto como falleció su padre Sancho el Mayor en 1035, lo que no parece ser correcto. Esta titulación ocurre después del fallecimiento de García en Atapuerca (1054), como se ve más adelante. Y en el caso de Castilla, seguramente no antes de la muerte en 1066 de la condesa titular, la reina viuda Munia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(25) en realidad había tenido un hijo varón pero murió y fue enterrado en el monasterio de Cervatos, cerca de Reinosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(26) para llegar a este punto fronterizo cercano a Atapuerca, la frontera del reino navarro venía desde Garray cerca de Numancia, no lejos de Soria, en donde tenía al este los territorios del rey moro de Zaragoza. Desde ese lugar cercano a Numancia la frontera iría a buscar los valles de los ríos Alhama y Cidacos hasta desembocar en el río Ebro cerca de Alfaro, ciudad todavía del rey moro. La frontera pasaría luego entre Peñalén y Milagro por la antigua calzada romana secundaria que llegaría hasta el río Aragón poco después de haber recibido las aguas del río Arga, entre Funes y lo que hoy es Villafranca, quedando Funes en territorio navarro y Villafranca y Milagro en territorio moro. Recorrería entonces la frontera el valle del río Aragón por Caparroso, Rada y Carcastillo hasta encontrar en Gallipienzo la apertura del angosto valle hasta llegar al río Onsella - quedando Sangüesa-Rocaforte en territorio cristiano - donde tomaría hacia el oriente para buscar luego hacia el norte la frontera pirenaica del condado de Aragón.

En la otra dirección desde cerca de Atapuerca, la frontera ampliada del reino de Pamplona-Nájera pasaría al este de Ubierna y Urbel - más al oriente y un poco al sur de Oña -, luego entre Arreva y Bricia ya en la orilla izquierda del Ebro, para buscar el mar Cantábrico entre Laredo y Santillana, muy cerca de la fortaleza de Cueto, no lejos de la actual ciudad de Santander, por lo que se incluía para Navarra este puerto de mar.

No obstante lo anterior, debe tenerse en cuenta que en la época medieval que consideramos, el concepto de “línea fronteriza” es una simplificación por utilizar términos actuales, ya que más que “fronteras” debe hablarse de villas, señoríos, plazas o fortalezas en el “confín de los reinos”, sin la existencia de “líneas fronterizas” que unieran esos lugares. Así por ejemplo no debe pensarse que existiera la “línea fronteriza” del río Alhama como algo distinto de la “línea fronteriza” del río Cidacos. En ambas cuencas fluviales cercanas existían fortalezas de los Banu Qasi que constituían el “confín” de sus dominios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(27) en cualquier caso, los infantes del reino “in Pampilona” solían utilizar en vida de su padre el rey el título de “regulus” e incluso de “rex”. En el “De rebus Hispaniae” se da ya este tratamiento a Fernando en ocasión del sepelio (1035) de Sancho el Mayor en Oña: “Quem suus filius rex Ferdinandus regalibus exequiis celebratis, in Ovetensi monasterio sepeliuit”. Por esta palabra “Ovetensi” del Toledano se interpretó que Sancho el Mayor había sido enterrado en Oviedo, lo que no pudo ser el caso, siendo de rigor interpretar que el escriba dijo “Ovetensi” donde debió poner “Oniense” por Oña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(28) “Regnante rege Veremudo in Legione” dice una carta fechada en Sahagún el 15 de marzo del 1035, fecha anterior incluso a la muerte de Sancho el Mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(29) en esa fecha Fernando se encuentra en el monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza rodeado de magnates y prelados del condado de Castilla. Seguramente están orando en el aniversario de la muerte de Fernán González (970). En el documento de una donación que Fernando hace ese día al monasterio, se inscriben frases en las que se descubre que Fernando no tendrá en adelante ningún miramiento con Bermudo, cuyo nombre ni siquiera se menciona, y toma el título de rey y reina su esposa Sancha: “Yo, Fernando, príncipe por la gracia de Dios, hijo del rey Sancho, juntamente con mi mujer propia la reina Sancha, hija del príncipe Alfonso”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(30) es probable que la ampliación del reino navarro se hubiera hecho en esa ocasión moviendo la frontera del extremo occidental de Vizcaya desde Sámanos (río Nervión) hasta la fortaleza de Cutellium o Cueto junto a Santander; desde Bribiesca hasta el valle del río Urbell; desde Oña hasta unos 10 kilómetros de Burgos y desde Castrobarto hasta Bricia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(31) “In era MLXXV, notum die dominico pro carnestollendas, quando rege fuit in Audicanicu, XIII kalendas marcias, regnante rex dommo Garsea in Pamplilona et dommo Ferdinando in Leone et rex Ramirus in Aragone et dommo Gondesalbo in Suprarbi et Ripacurza”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(32) tuvo Bermudo un hijo con su esposa Jimena que, según la Crónica Silense, murió a los pocos días de nacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(33) “.. ego domina Sancia mater Ranimiri regis” queda señalado en el acta de una donación que hace Sancha en Aibar al monasterio de Santa Cruz de la Serós, en el año 1007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(34) se ha pensado que era una práctica en la corte de Sancho el Mayor dar el tratamiento de “regulo” a cada uno de sus hijos indistintamente. Parece más probable que este tratamiento designara en tiempos de sus antecesores al hijo que gobernaba la parte oriental del reino bajo la dependencia del “rey de los pamploneses”, inicialmente el condado de Aragón. Así llevó el título Gonzalo, tío de Sancho el Mayor, bajo la tutela de su madre Urraca. A éste se le consideraba el primer dignatario del reino después del rey. Sancho el Mayor suprime este título al morir su tío pero se conserva la tradición y cuando su hijo natural Ramiro es todavía el único hijo que tiene, se ve a menudo otorgar el título “regulus” a este infante en los documentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(35) fue asesinado en el puente de Monclús por su vasallo Ramonet de Gascuña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(36) debía ser entonces tenente en Funes. En la calendación de una donación que el rey García hace en Oña el 10 de abril del año 1048 confirman el acto dos magnates suyos de este nombre, uno que mandaba en Pancorvo y otro que era señor de Funes. El de Pancorvo debía ser hijo de Fortuño Sánchez, el “ayo” del rey, que gobernaba en Nájera y que seguía al frente de Pancorvo en tiempos de Sancho IV “el de Peñalén”. En cambio el de Funes - desde donde controlaba Tafalla y Calahorra, “dominans in Tafalla et in Calaforra” - desaparece en la documentación después del año 1054.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(37) Javier Díaz Húder relata estos acontecimientos en su novela histórica “Un Puente para el Camino” aportando hechos históricos 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(38) se puede traer aquí a colación una carta del verano del año 1036 del régulo de Aragón Ramiro en la que se otorga a sí mismo el título de rey, pero el de conde a su hermano Fernando: “Regnante imperatore Vermudo in Legione, et comité Fredinando in Castella, et rex Garsea in Pampilona, et rex Ranimirus in Aragone, et rex Gundesaluus in Ripacorza”. Se trata de una carta que escribe Ramiro declarando haber recibido por esposa a Ermesinda Gisberga hija de Bernardo Rosero y Garsendis, condes de Bigorre, señalándole las arras que ha de llevar al matrimonio. Manifestando esta respetuosa actitud al escribir que reinaba en León el “emperador” Vermudo, por lo que no se daba por ello el título de rey a Fernando. Debe observarse que otorga sin embargo el tratamiento de rey a su hermano Gonzalo de Ribagorza.

Que el tema del tratamiento era cuestión no asentada y quizá difícil para los notarios, lo prueba una escritura del año 1037 del Cartulario de Arlanza en la que hay una manifiesta ambigüedad: “Rex Vermudo et Fredinando comes in regnis suis” ("siendo rey Vermudo, y Fernando conde, cada uno en su reino”).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(39) existen numerosas leyendas en La Rioja. Cuenta una de ellas que el rey García de Nájera-Pamplona quiso llevar los restos de San Millán de Suso a Santa María la Real en Nájera que estaba terminando de construir. No pudo. Los bueyes que cargaban con los santos huesos no quisieron abandonar el valle de los Montes Distercios (sierra de la Demanda), donde el ermitaño habitó en sus cuevas. Por ello tuvieron que construir otro monasterio al pié de la sierra. Lo llamaron Yuso (abajo) y fue finalizado en el año 1067 durante el reinado de su hijo Sancho IV Garcés, “el de Peñalén” (1039-1054-1076). Sobre él se levanta la actual severa mole herreriana del siglo XVI de aroma imperial. Una especie de Escorial menor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(40) se adhieren entre otros al bando castellano Íñigo López (conde de Vizcaya y tenente de la honor de Nájera), Jimeno Fortuñones (que parece haber tenido la honor de Pancorvo y Cameros), Bermudo Gutiérrez (que disfrutaba de la honor de Grañón), Antonio Muñoz (que tenía la de Tobía) e Íñigo Aznárez, que poseía la de Ocón. Como resultado de estas defecciones, las tierras septentrionales de Vizcaya y Álava, la comarca castellana de Pancorvo y Grañón, la región de Nájera con las cuencas de los ríos Najerilla, Iregua y Leza, al igual que el área que gravitaba en torno a Calahorra, y tal vez la franja inmediata al río Ebro en la zona de Resa y Balma (San Adrián), cayeron en poder de Alfonso VI de Castilla.