SAN MARTÍN de FRÓMISTA
San Martín de Frómista es uno de los monumentos de mayor significación del estilo románico hispánico. Situado en Tierra de Campos de Palencia, se encuentra en la ruta jacobea cerca del encuentro de la ruta principal y la procedente de las Vascongadas y Cantabria. Su construcción fue promovida por la doña Mayor (+ 1067), reina de Navarra y condesa de Castilla, esposa de Sancho III el Mayor de Navarra, quien confirmó en su testamento del año 1066 su deseo de ver terminada esta iglesia cuya construcción había ya comenzado antes de fallecer. Por su tempana construcción, desde finales del siglo XI, San Martín de Frómista ejerció gran influencia en el desarrollo del estilo románico en Castilla. Puede ser considerada como el arquetipo de organización románica y expresión del canon clásico de la arquitectura del último tercio del siglo XI. En el año 1118 la reina doña Urraca, dueña del monasterio, hizo donación de éste y de su jurisdicción a los monjes benedictinos de San Zoilo de Carrión. A través de ellos se acoge a Cluny. Desde el siglo XII hasta el siglo XV, Frómista estuvo dividida en dos jurisdicciones distintas: por una parte, el señorío eclesiástico que poseía el abad de Carrión sobre el barrio de San Martín, y por otra, el señorío civil que ejercían los señores de Frómista sobre el resto de la villa. Entre estos últimos, destaca Gómez Benavides que en 1427 consiguió unificar ambas jurisdicciones al añadir el barrio de San Martín a su señorío y en 1436 fundó el monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia, de monjes benedictinos. Estilísticamente, San Martín de Frómista está relacionada con otros monumentos románicos del camino de Santiago como la catedral de Jaca, la basílica de San Isidoro de León y la misma catedral de Santiago en Compostela. En el siglo XV se elevó una torre sobre su crucero y se le añadió otra auxiliar de acceso a la anterior adosada a la cabecera. A pesar de la sencillez del edificio, en San Martín, como en toda iglesia románica, destacan los capiteles de las columnas del interior y los 315 canecillos exteriores que recorren todo el alero de sus tejados. Éstos son de una perfección y una variedad asombrosas.
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