(1) Aragón, nombre tomado del río que baña las montañas de Jaca y en donde, como en las montañas de Navarra, se instalan focos de resistencia a la dominación musulmana en donde son tierras, ricas en bosques y pastos, de pastores y pequeños agricultores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(2) la presencia carolingia en los condados de Aragón y Ribagorza es el resultado de una tentativa de expansión franca hacia el valle del Ebro musulmán, tentativa que se mantiene hasta el fracaso de la expedición de los condes Eblo y Aznar en el año 824 cuando Pamplona escapa definitivamente de la órbita franca. Sin embargo, la zona aragonesa sometida a los descendientes de Aznar Galíndez seguirá reconociendo al rey franco Carlos el Calvo como soberano hasta mediados del siglo IX, mientras el área ribagorzana permanecía bajo la autoridad de los condes de Toulouse hasta el año 871.

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(3) la noticia histórica más antigua es del año 893 cuando el rey de Pamplona Fortún I Garcés (882-905) señalaba, por invitación del conde Galindo de Aragón, los términos del monasterio de San Julián de Navasal situado a unos diez kilómetros del de San Martín de Ciellas, siendo éste cronológicamente el segundo monasterio carolingio del Aragón occidental. No será hasta el año 922 cuando se constituya un obispado privativo de Aragón, siendo el primer obispo Ferriolo que fijó su sede en Sásabe, en el valle de Borau. Todos estos pequeños monasterios (con Siresa, Cillas, Cercito, Fuenfría, Obarra, etc.) fueron importantes células de organización de los territorios de sus alrededores desde el punto de vista religioso, cultural, económico y poblacional. Otro obispado se constituirá más tarde (956) en Roda de Isábena. Todos estos monasterios sufrieron el embate de Almanzor a finales del siglo X y será Sancho III el Mayor de Navarra (990-1004-1035) quien se ocupará de su revitalización poco después.