Capítulo 27 :   Intentos de recuperación legitimista

3 las alianzas matrimoniales

El abandono por Carlos V de las tierras de Ultrapuertos en 1530 y los compromisos que adquiere François I en el tratado de Madrid contribuyen a que el rey de Navarra Enrique II abandone la esperanza de lograr una restitución del Reyno por la vía de las armas. Pero no por ello cejará en su intento, a veces por vía de alianzas matrimoniales, otras veces por vías diplomáticas, directamente con los soberanos españoles o por intermediación de los pontífices de Roma.

No hacía mucho tiempo que Carlos V había hecho abandono de los territorios de Ultrapuertos cuando Enrique II concibe la idea de casar a su hija Juana con Felipe, hijo de Carlos V. Abre negociaciones con la ayuda secreta de Juan Martínez Descurra participando también el obispo Jacques de Foix, un nieto de la reina Leonor I de Navarra Trastamara. El rey François I llega a enterarse de este plan y se opone rotundamente, tomando a su sobrina Juana del castillo de Saint Paterne y llevándola a la oscura fortaleza de Plessis-les-Tours, en el valle del río Loire.

Trató entonces el Rey de casarla con un príncipe alemán de 24 años de edad, Guillermo de La Marck, duque de Clèves (19), con el que quería contar para aliarse contra Carlos V. La boda - a la que se opuso notarialmente Juana - tuvo lugar finalmente el 14 de junio de 1541 en Chatellerault. La princesa Juana tenía entonces 12 años. El duque de Clèves fue vencido en batalla sometiéndose al emperador Carlos V en septiembre de 1543 y abandonó el “partido francés”. François I pidió entonces a Pablo III la anulación del matrimonio no consentido y no consumado de su sobrina. Una bula de octubre del año 1545 declaró la nulidad.

Juana III de Navarra Albret

Volvió entonces Enrique II a negociar con Carlos V ofreciendo de nuevo la princesa Juana para su hijo Felipe e incluso le propuso ayudarle a organizar un plan de invasión de Guyenne por tropas españolas a cambio de este matrimonio. En estas negociaciones Enrique II pretendía obtener del Emperador la restitución del trono de Navarra destinándolo luego a la herencia de su hija y del descendiente que ella tuviera con el príncipe Felipe (20). Contra la voluntad de sus padres y muy alagada Juana, prepara en cambio François I el compromiso matrimonial de ésta con Antoine de Bourbon duque de Vendôme, primer príncipe de sangre de Francia. Ya había fallecido François I en 1547 cuando se celebra la boda el 20 de octubre de 1548. Este compromiso matrimonial arruinó las esperanzas que aún tenía Enrique II para volver a reinar en Navarra (21).