Capítulo 1 : Los vascones y las tribus cántabras
1 las fronteras de los vascones
El historiador y político Sánchez Albornoz sitúa en las sierras navarras de Urbasa, Andía y Aralar la frontera perdurable que ha separado consistentemente en el tiempo dos comunidades históricas dispares: las provincias vascongadas unidas hoy en la Comunidad Autónoma Vasca y la Navarra de cohesión ya milenaria. Los dos pueblos fueron de habla vascuence en algún momento de su pasado. La Comunidad Autónoma Vasca probablemente desde no antes del siglo V ó VI y la Navarra pirenaica desde orígenes desconocidos en el tiempo. Y sin embargo, las dos comunidades casi siempre tomaron rumbos diferentes en la historia.
Las noticias de los historiadores y geógrafos greco-latinos indican que la frontera de los vascones se consolida con carácter definitivo a mediados del siglo II. Por el Norte, viniendo del Oeste hacia el Este, arranca el territorio vascón a partir de la desembocadura del río Oyarzun, en el puerto de Pasajes; pasa por Jaizquibel (el "saltus Vasconum") y por Bidasoa ("civitas de Oidasuna"), sobre "el océano... en la frontera de Iberia y Aquitania" que Estrabón sitúa esta última entre el río Garona y los Pirineos y, siguiendo la divisoria del Pirineo, termina en Jaca y su territorio que, según Estrabón, empezaba en las estribaciones del Pirineo y se extendía por la planicie de los Ilérgetes, entre Lérida y Huesca, hasta no lejos del Ebro.
Por el Este, teniendo como vecinos a los "cerretanos" situados entre la cuenca del alto Segre hasta las riberas del río Gállego, se prolonga desde Jaca hasta el "municipium veterum latinorum" de Cascante, comprendiendo el curso del río Irati con la "civitas stipendiaria de Ilumberri" o Lumbier, la cuenca del Aragón con la "civitas" del mismo rango "Cara" o Santacara y probablemente el valle del Arga superior y medio.
Por el Sur, teniendo como vecinos a los celtíberos de la Meseta Central Superior, discurre a partir de Cascante, a través de Graccurris (Alfaro), Calagurris (Calahorra) y el "ager vasconum" entre el Cidacos (riojano) y el Iregua, hasta "Kurnonion", la Cornoino medieval situada en la margen izquierda del Ebro, al norte de Mendavia y cuyo territorio probablemente incluía el curso meridional y central del río Ega hasta poco más o menos el límite actual de Álava.
Y por el Oeste, sube desde "Kurnonion por Arakeli” (Huarte Araquil) y “Oiasso” (Oyarzun) hasta la desembocadura del río del mismo nombre en el puerto de Pasajes.
A partir de la margen izquierda de este río Oyarzun se encuentran como vecinos de los vascones, las tribus cántabras de los várdulos, los caristios y los autrigones. Los várdulos, a su vez, limitan al sur según Estrabón, en la región oriental de la llanura alavesa, con el grupo celtibérico de los "berones" cuya ciudad principal era “Vareia” (Varea, cerca del actual Logroño, en la desembocadura del Iregua en el Ebro por su orilla derecha).
A la depresión de las Vascongadas llegaban antes y con más intensidad las culturas y los pueblos procedentes del litoral cántabro. A Navarra, como a La Rioja, los pueblos y las culturas del Centro y del Ebro. Algunos de los primeros - la civilización francocantábrica, el aziliense y el asturiense - no pasaron a tierras navarras y algunos de los segundos -- la cultura de las cuevas - no penetraron en la depresión vasca. Esa diferenciación separó ya en fecha probablemente remotísima a los legendarios vascones (aragoneses y navarros pirenaicos) ( 1 ) de las gentes de la costa: várdulos (del río Oyarzun al Deva), caristios (del río Deva al Nervión) y autrigones (del río Nervión al Asón y hacia el sur alavés).
Los autrigones, los caristios y los várdulos, no eran pueblos de lengua euskérica, sino de origen indoeuroepeo como los cántabros, astures y galaicos. Es decir, eran tribus celtas, y por eso se asemejaban más cultural, social y lingüísticamente a los cántabros del Oeste que a los vascones del Este. Esta conclusión está comprobada por la toponimia, la onomástica, la arqueología y la lingüística de historiadores y antropólogos como Caro Baroja, Sánchez Albornoz, Bosh Gimpera, Menéndez Pidal o Gómez Moreno. El ejemplo más verificable está en la hidronimia, esto es los nombres de los ríos, a los que se considera como los topónimos más constantes en el tiempo. Los estudios realizados indican un fuerte componente indoeuropeo que perdura hasta la actualidad: Deva, Nervión, Cadagua, etc. Por otra parte, la antroponimia demuestra que los nombres personales de los habitantes de la zona son igualmente de filiación indoeuropea. Sus creencias también revelan la creciente influencia céltica, así como los ajuares encontrados en las necrópolis caristias de Berreaga y Carasta.
* Los autrigones se extendían por el Norte en el territorio comprendido entre el norte de Burgos, los ríos Saurio (Asón) y Nesua (Nervión) y el litoral Cantábrico. Se extendía, por tanto, por la Vizcaya occidental, la Cantabria oriental, la Bureba de Burgos, el tercio occidental alavés, y quizá una parte occidental de La Rioja actual. Virovesca (Briviesca) es conocida por los autores romanos como la capital de este pueblo.
* Los carístios, también llamados Carietes, asentados en el norte desde el río Nesua (Nervión) hasta el río Deva (Deva), ocupaban la Vizcaya oriental, la Guipúzcoa occidental, y la zona central de Álava hasta la sierra de Cantabria por el sur. Sus ciudades principales eran Tullica (Tuyo) y, emplazadas sobre la calzada romana que iba de Astorga a Burdeos: Suessatio (probablemente la actual Zuazo) y Veleia (Iruña de Oca).
La irrupción con mayor fuerza del cristianismo en la antigua Caristia introdujo gran número de palabras latinas, lo que hace que el euskara de los descendientes de los caristios, los actuales hablantes de vizcaíno o dialecto occidental, posea, en comparación con otros dialectos, el mayor porcentaje de términos de origen latino.
* Los várdulos estaban concentrados por el norte desde el río Deva hasta el Bidasoa, es decir, la Guipúzcoa oriental hasta el occidente de Navarra, y al sur hasta parte de Álava, limitando por el Este con los vascones. Los centros urbanos más importantes eran Tullonium (Alegría) y Segontia Paramica (Ocáriz). Ambos pueblos se encontraban originalmente constreñidos en la parte más meridional de estos territorios, pero tras las Guerras Cántabras se extendieron por las laderas montañosas que llegan hasta el Cantábrico. En tiempos del emperador Claudio, y tras la reorganización administrativa que éste realizó, los várdulos hubieron de ceder una salida al mar a los vascones por la zona de Oiasso (Irún).
Hispania
Sánchez Albornoz tuvo a estos últimos pueblos precélticos, es decir a los vascos de hoy, por miembros de la gran familia cántabra al estudiar las tribus que habitaron el solar geográfico del reino de Asturias en la época romana. Y así los textos romanos distinguieron con nitidez a los vascones de los várdulos y los caristios. Incluyeron a los primeros con los otros pueblos del Ebro cuya capital administrativa era Zaragoza, y a los segundos con los cántabros, agrupados en el convento jurídico de Clunia, en el Duero. Los cántabros habían encontrado refugio y aliados en los várdulos, caristios y autrigones en sus insurrecciones contra Roma, mientras que los vascones pirenaicos mantenían buenas relaciones con ella.
Estrabón escribía “aquellos montañeses que ocupan la parte septentrional de España, los Gallegos, los Astures, los Cántabros, hasta los Vascones y el Pirineo, todos viven de la misma manera”. El historiador romano Plinio relata que los pobladores de la costa vizcaína y guipuzcoana y las gentes del interior en las montañas tenían por dueños a los cántabros.
Caro Baroja ha defendido con argumentos de peso que cántabros, autrigones caristios y várdulos, de ascendencia precéltica, hablaban una misma lengua y que era segura su unidad cultural y vital. Menéndez Pidal también los distinguió al examinar algunos problemas del sustrato toponímico hispano.
El territorio original de los vascones se correspondía con casi la totalidad de la actual Navarra y el noroeste aragonés. Su límite occidental era el territorio várdulo y la desembocadura del río Oyarzun en Pasajes. Al suroeste limitaban con los berones y al sur con los celtíberos del valle del Ebro. Hacia el este se extendían por una franja occidental de los actuales territorios de Huesca y Zaragoza, hasta el valle superior del río Aragón, y la comarca comprendida entre Sos del Rey Católico y Alagón, pasando por Ejea de los Caballeros hasta las proximidades de Zaragoza, donde tenían como vecinos a los ilérgetes, edetanos, etc. Al norte, se extiende al otro lado de los Pirineos, en la Aquitania, en territorio de los aquitanos, mientras que por el sur con el valle del Ebro riojano.
La relación vasco-romana se definió por una estrecha amistad y franca colaboración. Tras la conclusión de la Guerra Sertoriana, se les otorgó la ciudad de Calagurris (Calahorra), despoblada tras la heroica resistencia de sus habitantes, que fueron sustituidos por los vascones, más proclives a los intereses de Roma. También las ciudades de Cascantum (Cascante) e Iacca (Jaca), así como las zonas de Jacetania y de Sos-Sangüesa. Más tarde, se les ofreció una salida al mar por la zona de Oiasso (Irún) a lado oeste del río Bidasoa.
Algunos historiadores consideran que el conocimiento del poder militar de Roma hiciese que, cuando los romanos llegaron a territorio vascón, estos últimos decidiesen colaborar con ellos en lugar de enfrentarse a sus ejércitos. Como consecuencia de ello y a modo de recompensa por dicha colaboración, probablemente los romanos entregaron a los vascones varias de las ciudades que conquistaron por la fuerza a otros pueblos. Según Tito Livio, en el 194 a.C., el cónsul Marco Porcio Catón tomó Jaca mediante una treta. Posteriormente en el año 188 a.C., el pretor Escipión Nasica venció a los celtíberos cerca de Calahorra. Y, ya en el 178 a.C., es cuando se considera que se inicia la romanización vasca con la fundación de Gracurris (Alfaro) por parte de Sempronio Graco sobre los restos de Ilurcis.
Por lo tanto, los territorios de expansión de los vascones más allá de su original serían las actuales ciudades de Jaca, Alfaro hasta el río Leza al lado de Agoncillo, las Cinco Villas, una zona del Alto Aragón, un y la ribera del río Ebro por Aragón hasta Alagón.
año 560 d. C.
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El Neolítico, o Edad de Piedra Nueva, es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. La agricultura y la ganadería empezaron a practicarse en diferentes lugares del planeta de manera independiente y en distintas fechas. La primera región donde se encuentran pruebas de la transición de unas sociedades de cazadores-recolectores a otras de productores fue Oriente Próximo, hacia el 8500 a. C., desde donde se extendió a Europa. La etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico se conoce como Mesolítico. Según la antropóloga Denise Ferembach (1924-1994), gran especialista de la génesis de las poblaciones mediterráneas, con la llegada del Neolítico aparecen en los pirineos atlánticos nuevos pobladores procedentes del sur, de origen mediterráneo, que traen con ellos las técnicas de la ganadería y la agricultura. Estos nuevos pobladores van a suplantar a los Cromañones que no se adaptan al nuevo estilo de vida. Estos pobladores neolíticos constituyen según Ferembach el origen de la población actual del País Vasco.
Denise Ferembach; Prehistoire et peuplement ancien du Pays Basque, 1988
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capítulo V
"Las hablas vascuence. Una herencia prerrománica"
La Lengua en Navarra