(1) por ello llevó Catalina peinado de trenzas, como las vírgenes, el día de su casamiento con Henry VIII.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(2) desde los tiempos remotos de León IX (1049), la rosa de oro estaba reservada por los papas exclusivamente como gesto de cordialidad para con los prefectos de Roma. A partir del siglo XII los pontífices de Roma ofrecían una rosa de oro a fieles católicos que se habían distinguido por haber hecho algún servicio o favor especial a la Iglesia. Alejandro III durante su estancia en París ofreció una rosa de oro a Louis VII en el año 1163. León X también envió una rosa de oro al archiduque Carlos de Gante, el futuro emperador Carlos V. Su hijo don Juan de Austria la recibió en el año 1576 tras su victoria contra los turcos en Lepanto. Inocencio IV (1243-1254) envió una rosa de oro a Ramón Berenguer de Barcelona en al año 1244 - probablemente un nieto de Pedro II de Aragón, hijo de Alfonso el conde de Provenza - y aparecía reproducida en su tumba en Saint-Jean de Aix-en-Provence, antes de que los revolucionarios franceses la destruyeran.

Los papas también enviaban la rosa de oro a reinas que se distinguían por su virtud. Pesaba 4 kilogramos la que recibió en 1668 la reina María Teresa de Austria, esposa de Louis XIV de Francia. La reina María Cristina de España la recibió en 1886. Pío XI la dio en 1923 a la reina Victoria Eugenia de España. Desde el pontificado de Pío XII, ningún pontífice ha honrado a reina alguna con la rosa de oro. Pío XII sin embargo la ofreció a la catedral de Goa por respeto y admiración a San Francisco Javier.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(3) este cardenal Louis d'Albret, nombrado al cardinalato en 1461 por Pio II, es hijo de Alain de Albret y por consiguiente hermano de Juan de Albret casado con la reina Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn. Decidió finalmente el cardenal no concurrir al concilio de Pisa a pesar de haber recibido órdenes estrictas del rey de Francia para participar. Por esta razón, el rey francés le mandó arrestar en Milán.

cardenal Louis d'Albret
tumba en S. Maria in Aracoeli, Rome


epitafio

SEDENTE PAVLO · II ·
LUDOVICVS DE LEBRETTO REGVS SANGVIS ·
SANCTORVM PETRI ET MARCELLINI PRESBYTER ·
CARDINALIS · NOBILITATI ANIMI · INNOCENTIA ·
ET FIDES PRAECLARVM · SACRI APOSTOLCI SENATVS ·
AMOR ET DELITIAE · HOC MONIMENTO CONDITVS EST ·
M CCCC LXIV · DIE IIII · SEPTEMBRIS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(4) y de algún modo lo consiguió, pues Fernando el Católico toma Navarra en julio de 1512, los ingleses vencen a los franceses en Guinegatte (Calais) en 1513 y ese año los suizos amenazan la Borgoña y penetran en Francia hasta las puertas de Dijon. Louis XII haría la paz con Henry VIII en 1514 y habiendo muerto ese mismo año su esposa la duquesa Anne de Bretaña, el rey francés casó con María Tudor de Inglaterra, hermana de Henry VIII.

Luis XII y Ana de Bretaña

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(5) Julio II hubiera intentado liberar Nápoles de los españoles si su vida hubiera sido más larga. Según el historiador Giovio, cuando tras su victoria el cardenal Grimani le recordaba que Nápoles estaba todavía en manos de los extranjeros, el Papa le contestaba que si Dios le diera vida libraría también a los napolitanos del yugo que los oprimía:

“Ad quod Pontifex, quassato Scipione quo innixus pavimentum infrendendo pertundebat,
respondit brevi futurum ut Neapolitani, non iratis superis, externun jugum excuterent”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 (6) desde su última grave enfermedad de agosto de 1512, Julio II nunca recuperó totalmente la salud y en Navidad de ese año sabía que se estaba muriendo. Cuando la víspera de la Navidad de 1512 se pregunta al Papa si asistirá a las vísperas religiosas contesta que “será mejor invitar al Sagrado Colegio a venir aquí con los santos óleos porque me encuentro muy enfermo. No viviré mucho tiempo”. El 4 de febrero Pâris de Grassis recoge su última voluntad y da instrucciones para su funeral y entierro. El 10 de febrero el embajador de Venecia escribe que el Papa tiene estremecimientos y se empieza a discutir en Roma la elección de su sucesor. El 16 de febrero pide a la Asamblea Plenaria que apruebe la bula que hacía unos años había redactado condenando la elección simoníaca del siguiente pontífice.

El 18 de febrero otorga la 3ª bula (“exigit contumaciam”) condenando a los reyes de Navarra. El 19 de febrero da sus últimas consignas a Pâris de Grassis designando decano del Sacro Colegio a su primo el cardenal Raffaello Sansori-Riario, para presidir la próxima sesión del Concilio de Letrán. Luego otorga indulgencias para él y para su familia y para mostrar su energía invita a Grassis a beber con él un vaso de vino de malvosía. Pâris de Grassis le convence de confesar y comulgar, lo que hace el Papa. El día 20 reúne a los cardenales para despedirse de ellos y rogarles que recen por él porque ha sido pecador y no ha gobernado la Iglesia como debía. Pide que inviten al cónclave a los cardenales ausentes a excepción de los cismáticos a quienes no obstante perdona. Todo lo dice en latín y de forma solemne como si estuviera en consistorio. Poco después entró en agonía y murió en la noche del 20 al 21 de febrero de 1513 (1512 según el calendario de la Encarnación).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(7) es este general el que manda el grueso del ejército francés en el primer intento de recuperación del trono de Navarra en octubre de 1512 tras la invasión del duque de Alba en el mes de julio de ese año.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(8) Una vez que hubieron desembarcado las tropas inglesas en Pasajes, las naves y algunos soldados volvieron a Inglaterra acompañándoles Lazcano hasta ese reino.

Lazcano había prestado servicios en la guerra de Granada transportando moros al otro lado del estrecho de Gibraltar. Se le debió el éxito de la campaña marítima que, con la terrestre del Gran Capitán Gonzalo de Córdova, aseguraron la posesión del reino de Nápoles para Fernando el Católico. El Gran Capitán decía de Lazcano que

“era varón de mucha virtud por la mar y aun por la tierra;
muy afortunado;
siempre salía en todas sus refriegas victorioso”

Trajo prisionero a Valencia desde Nápoles a César Borgia, enemigo de Fernando el Católico y del papa Julian Della Rovere.

En el cerco de Mazarquiir puso en práctica un artefacto para proteger los costados de las embarcaciones, siendo así el precursor del blindaje naval.

Estuvo casado con doña Leonor de Zúñiga.

La casa ducal del Infantado posee un retrato de don Juan de Lazcano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(9) “Así mesmo, como veis, el cristianísimo rey de Francia envió á Nos, é á nuestro tio, á Mosén de Orbal, faciendonos saber que dejados los enojos, que por causa de Mosén de Narbona nuestro primo, á quien Dios reciba en su gloria, ata aquí habia tovido, le place de aquí en adelant tener amor et alianzas et amiztat con Nos. E por que seguiendo el consejo y parecer del Católico rey nuestro tio é senior, é de otros, nuestro deseo siempre fue y es de tener paz y amor é amiztat con el dicho Cristianísimo rey y con todos los otros príncipes cristianos, mayormente reservando y goardando las alianzas suso dichas, que con el dicho Católico rey nuestro tio habemos toviso y tenemos, como lo acordamos de facer, se ha principiado alguna platica con el dicho rey Cristianísimo sobre las dichas alianzas, é del arreste que fue dado sobre nuestro señorio de Bearne, é el saneamiento de otros señorios de nuestro Estado; lo coal ata agora está por concluir, y de lo que pasa é suceyere, de contino se os dará parte para que nos aconsejeis en lo que mejor os pareciere”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(10) en el año 1501 el conde de Carmaing y barón de Coarrace, partidario decidido del vizconde Jean de Narbonne y contrario a los reyes navarros Catalina de Foix y Juan de Albret, había sido convocado a comparecer ante el Senescal de Béarn para responder de una serie de “atentados a la justicia, a la propiedad y a las costumbres”. Emplazado varias veces y rehusando comparecer huyó a Languedoc tras lo cual fue condenado por contumacia a la pena de muerte y confiscación de sus bienes. Al conocer la destrucción de su castillo por los reyes de Navarra apeló al Parlamento de Toulouse. Resultaba que éste buscaba someter al señorío de Béarn haciendo valer que era un feudo de la señoría de Gascuña. En su decreto de fecha 2 de enero de 1507 el Parlamento condenó a los reyes de Navarra a una multa de 5.000 libras a pagar al rey de Francia por haber incendiado el castillo de un vasallo suyo y otra multa de 1.000 libras a pagar al barón de Coarrace por condenarle injustamente. Debían además los reyes navarros reconstruir el castillo que habían incendiado en el plazo de cuatro años. El baron era además eximido “a perpetuo” de la jurisdicción del Senescal de Béarn.

castillo de Coarrace
Béarn

El rey Juan de Albret interpone una apelación a esta sentencia ante el tribunal de Roma y el próximo Concilio General. A su vez el Tribunal de Toulouse conmina en 1508 a los soberanos de Béarn a comparecer y de no hacerlo el vizcondado sería confiscado en favor del rey de Francia por felonía y falta de rendición de vasallaje al rey. Louis XII dió orden de ejecutar la sentencia contra lo que protestaron los soberanos. Intransigente, el Parlamento de Toulouse pronunció el 7 de enero de 1510 un solemne decreto contra Juan de Albret y Catalina de Foix por el que se adjudicaba el Béarn al rey de Francia. A los comisarios reales encargados de ejecutar lo acordado por el Parlamento se les negó la entrada en Béarn que tomó disposiciones militares para defenderse de los ataques del Rey y pidieron ayuda a las Cortes de Navarra.

Louis XII, ocupado en los conflictos de Italia, retrasó tomar decisiones en este asunto que tomaría un nuevo cariz cuando Gaston de Foix, el “héroe de Rávena”, hijo del vizconde Jean de Narbonne, muere el 11-12 de abril de 1512 en la batalla de Rávena. Felizmente el 15 de julio de 1512, durante las negociaciones del tratado de Blois, los árbitros nombrados por Louis XII y los reyes de Navarra dictaron sentencia declarando incompetente al Tribunal de Toulouse para tratar de los asuntos de Béarn y anularon sus decretos por lo que Francia volvía a reconocer la tradicional y antigua soberanía del Béarn.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(11) casará Renée finalmente en 1527 con Hercule II (+ 1559), duque de Módena, de Ferrara y de Reggio y fue la suegra del duque François de Guise asesinado en 1563 en las guerras de religión en Francia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(12) Yanguas y Miranda vierte en 1832 la opinión de que Alain de Albret se excedió en su representación y pudo no haber seguido las instrucciones de los reyes navarros:

“ Se ignora lo que Aman de Labrit trató con el rey de Francia, por que jamas se publicó, aunque hay autores que dicen, que
mirando por sus propios intereses y abusando de la confianza del hijo, escediendo los límites de su comisión,
asentó una liga perpetua de amigos de amigos y enemigos de enemigos”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(13) archivo de Simancas, nº 5462 Catálogo V “Patronato Real” (834-1851), Tomo II, pag. 183 “Datum Rome, apud Sanctum Petrum, anno Incarnationis Dominice millesimo quingentesimo duodecimo, duodecimo kalendas Augusti, Pontificatus nostri anno nono” (Roma, en San Pedro, año 1512 de la Encarnación del Señor, día 12 de calendas de agosto, 9º de nuestro pontificado) ( Julio II ), en nuestro calendario actual del Nacimiento, el 21 de julio de 1512. - Lat.- Pergº. 685 x 530 m/m.- solo conserva los cordones del sello de seda pendiente según hemos examinado. Acompaña un duplicado testimoniado en Barcelona de 9 Marzo 1519.- 2 fol.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(14) archivo de Simancas, nº 5469 Catálogo V “Patronato Real” (834-1851), Tomo II, pag. 185 “Datum Rome, apud Sanctum Petrum, anno Incarnationis Dominice millesimo quingentesimo duodecimo, duodecimo kalendas Martii, Pontificatus nostri anno decimo” (Roma, en San Pedro, año 1512 de la Encarnación del Señor, día 12 de calendas de Marzo, 10º de nuestro pontificado), en nuestro calendario actual del Nacimiento, el 18 de febrero de 1513. - Lat.- Pergº. 795 x 595 m/m. Lleva sello de plomo pendiente de hilos de seda en colores que inscribe IVLIUSPAPAII. En nuestra apreciación, la caligrafía de esta tercera bula es distinta de las dos bulas anteriores del 21 de julio de 1512.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(15) la tercera bula está fechada en el “anno Incarnationis Dominice millesimo quingentesimo duodecimo, duodecimo kalendas Martii ”. Debe tenerse en cuenta que como define el archivista y paleógrafo del archivo de Roma A. Capelli en su

“Cronología, Cronografía e Calendario Perpetuo dal Principio delléra cristiana ai nostri giorni”: el

“anno ab incarnatione Domini prendeva per principio
dánno il giornio 25 marzo, festa dell`Annunciazione”

Por consiguiente, según el calendario INCARNATIONIS, el año 1512 de ese calendario comenzó el día 25 de marzo de 1512 y terminó el 24 de marzo de 1513 de nuestro calendario actual del NACIMIENTO. De donde resulta que el día 18 de febrero 1513 de nuestro calendario corresponde en efecto en el calendario Incarnationis al año 1512. El día 12 de las calendas de marzo corresponde al día 18 de febrero del calendario actual pues el cómputo de equivalencia se hace a partir del día 1 de marzo volviendo 12 días hacia atrás.

Por otro lado, el 9º año del pontificado de Julio II se completó el día 26 de noviembre de 1512 por lo que el día 21 de julio de 1512 se encontraba todavía en el 9º año de su pontificado. Habiendo comenzado el 10º año del pontificado el día 26 de noviembre de 1512, es correcto que la fecha del 18 de febrero de 1513 se encuentra en el décimo año de su Pontificado. Por lo que al tratar la cuestión de las fechas inscritas en las tres bulas de Julio II, no se observa ninguna contradicción que pudiera dar lugar a una “incorrecta falsificación” como se ha dicho por algunos historiadores.

Fue el rey Charles IX de Francia quien aprobó el 4 de julio de 1564 una ordenanza por la que se adelantaba al 1 de enero la fecha de comienzo del año.

Recordatorio de pontificados:

      • Alejandro VI, de Játiva (Rodrigo de Borja) 26 agosto 1492 a 18 agosto 1503

      • Pío III, de Siena (Franc. Tedeschini-Piccolomini), 8 octubre 1503 a 18 octubre 1503.

      • Julio II, de Savona (Juliano della Rovere), 26 noviembre 1503 a 21 febrero 1513

      • León X, florentino (Juan de Medici) 19 marzo 1513 a 1 diciembre 1521

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       

(16) la participación de caballeros y soldados guipuzcoanos había sido prevista ya desde el año 1509 por el rey Católico. Era el 23 de julio de 1509 cuando don Fernando daba instrucciones al conde de Lerín para que solamente emprendiera acciones “con maña o furto” evitando importantes acciones bélicas en Navarra hasta que él lo determinara. Y al mismo tiempo emitía una orden a la provincia de Guipúzcoa para que estuviera preparada para ayudar al capitán general de la frontera de Navarra y sus comarcas, Juan de Silva, cuando se organizara una campaña bélica contra el Reyno de Navarra. En carta de 23 de julio de 1509, Miguel Pérez de Almazán, por mandato del rey don Fernando, dice a los “concejos, regidores, escuderos, hombres Fijosdalgo, oficiales e hombres buenos de la Noble e muy leal Provincia de Guipúzcoa”:

“(...) por ende yo vos mando que cada y cuando el dicho don Juan os llamare,
os juntéis con él con o toda la gente de esa dicha Provincia que él imbiare a pedir
y fagais lo que él cerca de ello de mi parte os dijere e requiriese,
como si yo mismo en persona vos lo mandase o embiase a mandar e no fagades (...)

En Álava, ya desde 1503, las Juntas habían comenzado la reorganización y equipamiento de la Hermandad que contaba con 1.200 hombres. Fernando el Católico ordenaba a las Juntas de Guipúzcoa y de Álava en la primavera de 1512 llevar hasta la frontera “franco-española” piezas de artillería, armas y municiones, mientras que se abastecía la villa de Vitoria con carne, vino, trigo, avena, etc., para que estuviera preparada para acoger a las tropas castellanas. Las Actas de las Juntas Generales (1503-1524) también dan cuenta de cómo una delegación alavesa se puso en las puertas de Vitoria para llevar la reverencia al duque de Alba que llegaba a la ciudad a la cabeza de los ejércitos de su Alteza. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(17) sobre la capitulación de Pamplona, el relato de lo ocurrido:

“Por cuanto en la bíspera del apostol Santiago, que era sábado a veinte y quatro días del mes de julio anno del nascimiento de nuestro salvador Jesucristo de mill y quinientos y doze que el muy yillustre sennor duque de alba, capitán general de España, con grande exército de gente de armas, ginetes e ynfantería fasta quinze o diez y seys mill combatientes poco más o menos, e con grande artillería, asentó su Real sobre la ciudad de Pamplona la cual es cabeça del dicho Reyno de navarra y embió a requerir a aquella (...) que sin dilación alguna se le diese y entregase como a capitán general de sus altezas, pora que más seguramente prosiguiese la guerra en fabor de la sancta madre iglesia, apercibiéndoles que si luego no se daba y negaba, procedería contra la dicha ciudad, ciudadanos y vecinos della como contra cismáticos y rebeldes a la santa madre yglesia, poniendo aquella contra nuestra armada, sin piedad a fuego y sangre (...) fue respondido que por lo que tocaba al descargo de su fidelidad, pedían tiempo competente para dar noticia de las cosas sobredichas a los reyes de navarra, sus naturales señores, consultar a praticar aquellas con su magestad; el dicho señor duque, capitán general, no quiso a ello dar lugar, diziendo que los dichos reyes de nabarra sabían bien su benida (...) abía dado noticia de su benida al dicho señor rey, el qual, con poca piedad de sus súbditos, poniendo aquellos a peligro de muerte, sin nigún remedio, había desamparado la dicha ciudad. (...) E los dichos alcalde e jurados, regidores e universidat viéndose assy cercados y angustiados sin remedio ninguno de deffension, con dolor e lástima de sus coraçones por no yncurrir en las penas e censuras por su Santidad contra los rebeldes a la sancta madre yglesia e cismáticos declarados, e biendo el eminente peligro, sin ningún remedio a ojo: forçados desto dieron y entregaron la dicha ciudad de Pamplona al dicho señor duque, capitán general, en voz y nombre de los dichos señores reyes, con las condiciones, limitaciones, pactos y capítulos infrascriptos”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(18) Tudela había dado repetidas pruebas de fidelidad y lealtad a los reyes Juan y Catalina y sus vecinos habían escrito varias cartas a Fernando el Católico diciéndole que su honor les impedía hacer traición a sus reyes naturales a quienes habían jurado lealtad. Y pidieron tiempo al Católico para consultar a los reyes. La reina Catalina contestaba cartas diciendo a los de Tudela que estaba organizando un ejército para venir a socorrerles, pero los socorros no llegaban . El Católico para obligar a la ciudad escribe a los de Tudela desde Logroño con “muchas artes”:

“Haveis de saber que nuestro muy sancto padre por su bulla apostolica plomada la qual ha seido publicada en la yglesia de Calahorra, como su Sanctidad lo manda para que ligue a los inobedientes queriendo como buen padre y pastor unibersal de los cristianos remediar los grandes daños y calamidades e impiedat contra nuestra sancta fe catholica que el rey de Francia ha procurado en la cristiandat con la cisma que ha puesto en la Yglesia dividiendo la unidat della, y queriendo Su Sanctidat que los rebeldes a la Madre Sancta Yglesia como miembros podridos sean apartados della para que no estraguen ni infficionen a los verdaderos fijos y obedientes a la Yglesia, declara y manda por la dicha su bulla que todos los que siguen al rey de Francia, fautor principal de los cismaticos y a los que siguen a él, hahunque sean reyes y de cualquier otro estado, son descomulgados, entredichos y maldichos y anatemizados y condenados perepetuamente a las penas del infierno y pierdan todas las indulgencias, gracias y privilegios espirituales y temporales que tienen e tobieren de la Yglesia, son privados de cualquier honrra o dignitat, no pueden facer testamento, ni fazer manda, ni otra cualesquiere cosa que les sea dexada ... son traydores y cometen el crimen de Lese magestatis; todos sus bienes confiscados y son sclabos y siervos de aquellos que los tomaren y ocuparen ... Así que nos vos rogamos y requerimos, que siguiendo vuestra antigua lealtad que en este caso debeis a Dios Nuestro Señor y a Nos, querais cumplir sin dilacion alguna lo que vos enviamos a rogar, por así como faziéndolo se acrecentará el merito y lohor de fidelidat que esta ciudat tiene ganado. Assi no lo faziendo lo perderia para siempre e incorriria en todas las penas contenidas en la dicha bulla, que por el mucho amor que tenemos a esa ciudat nos pesaría mucho y mas la execución dellas, según más largamente vos lo fablara de nuestra parte el dicho Johan Remirez a cuya relación nos remitimos”.

Los de Tudela contestaron que no sabían nada de ello: “no somos culpables de quanto vuestra alteza nos dice en su carta, por no haber benido hasta ahora a nuestra noticia nada de ello”.

Las tropas aragonesas del arzobispo de Zaragoza, hijo bastardo de Fernando el Católico, habían asediado la ciudad. La reina Catalina pide que resistan 15 ó 20 días más y los de Tudela insisten en recibir 3.000 soldados de ayuda y entonces podrían resistir más tiempo. La reina no contestó a esta última petición y el 9 de septiembre Tudela se rindió al Católico. Los mensajeros de Tudela fueron entonces a Logroño el día 15 para acatar al rey don Fernando quien confirmó los fueros y privilegios de Tudela. Vino don Fernando a Tudela el 4 de octubre intitulándose rey de Navarra. Antes de entrar los tudelanos le detuvieron y le exigieron juramento en la puerta de Zaragoza ante el canónigo y chantre de la catedral don Miguel Sanz de Berrozpe. Le exigieron también que volviera a hacer el juramento en el altar del templo.