A la muerte de la reina Leonor de Navarra (1479) su hijo primogénito Gastón (el Príncipe de Viana) había fallecido desde 1470. Hereda por consiguiente el primogénito de éste Francisco Febo. Pero muere en 1483 y pasará la corona de Navarra a su hermana Catalina.
Un tío carnal de Catalina, el vizconde de Narbona (Jean de Foix), hijo también de la reina Leonor de Navarra, reclama en su favor los derechos sucesorios de la Casa de Foix.
Alega para ello que a la muerte (1479) de la reina Leonor su hermano Gaston ya había fallecido con anterioridad (1470) y por lo tanto alguien ya fallecido no podía “representar” a sus descendientes. Consecuentemente, a la muerte de la reina Leonor, su descendiente vivo más próximo es él – el Vizconde – y debe recaer en él los derechos sucesorios.
Pudo haber reclamado estos derechos cuando su sobrino Francisco Febo tomó la corona de Navarra en 1479 pero lo hizo solamente cuando Francisco murió en 1483. Y ello porque en Francia (pero no así en Navarra) existía una Ley Sálica que discriminaba contra las hembras. Este aspecto – el de la Ley Sálica – reforzaba las pretensiones del Vizconde.
Los reyes Charles VIII (1483-1498) y Louis XII (1498-1515) apoyaron las pretensiones sucesorias de la rama del Vizconde (rama más “acomodaticia” a las pretensiones del rey) y buscaron excusas de diversa índole para desalojar a la rama de Catalina de sus feudos pirenaicos (condado de Foix, Bigorre, etc. por los que debía otorgar “vasallaje” al Rey de Francia), e incluso de Béarn que se pretendía “soberano”, no sujeto a tal vasallaje.
En la historia de Francia habían existido diversas interpretaciones del citado “derecho de representación” (ver “el traidor conde Robert III de Artois”) en lo que se refiere a herencias ducales y condales, según la conveniencia de la casa real que lo interpretaba a su modo en cada momento.