EL PRÍNCIPE de VIANA en MESSINA

 Santa María del Valle (o de Scala)

conocida como la “Badiazza”

abadía benedictina cerca de Messina en Sicilia

 

 


Situada muy cerca de Messina, al pie de la colina de San Rizzo, la abadía de Santa María del Valle - más conocida en Sicilia como “la Badiazza” - y también llamada de Santa María de Scala, es una construcción del período normando-suabio, unida al antiguo monasterio benedictino cisterciense y convento femenino.

La abadía y el antiguo monasterio fueron construidos a principios del siglo XII o finales del XI. Fue probablemente hacia 1221 cuando se construye la actual iglesia y se destruye la vieja normanda. Constituye un raro ejemplo del gótico siciliano y tiene gran afinidad con la iglesia del Santo Espíritu de Palermo.

Debió de sufrir un incendio en las revueltas de las Vísperas Sicilianas de 1282, siendo la iglesia restaurada en el siglo XIV tras las severas inundaciones que sufrió al encontrarse en el lecho de la torrentera Rizzo.

La iglesia fue abandonada en el siglo XVI. 

Messina, la Badiazza, S. Maria della Valle

En tiempos de las Cruzadas, Messina era el principal puerto de salida hacia el Oriente, en la ruta desde Occidente.

Ricardo Corazón de León y Philippe II Auguste estuvieron en Messina en su ida a los Santos Lugares y pasaron allí un invierno hasta que llegó la infanta Berenguela de Navarra acompañada por su futura suegra Alienor de Aquitania

A este monasterio vino a residir largas temporadas Carlos de Viana cuando dejó Nápoles a la muerte en 1458 de su tío el rey Alfonso V el Magnánimo.

La zona es altamente sísmica y ha sido arrasada varias veces en la antigüedad. Durante el último terremoto de 28 de diciembre de 1908, la ciudad fue prácticamente destruida, muriendo 60.000 habitantes de un total de 150.000 con que entonces contaba Messina.

La leyenda de Messina dice que durante una estancia del emperador Federico II de Suabia en 1221, llegó la imagen de una virgen en un barco procedente de Siria y quedó en Sicilia.

Se cargó en una carreta de bueyes que, solos y sin que nadie los dirigiera, se encaminaron sin detenerse hasta el monasterio de Santa María del Valle.