Capítulo 8 :   Auge del influjo de Navarra en el siglo XI

2 el nacimiento de otros reinos cristianos

           2.1 la herencia de Sancho el Mayor
           2.2 Navarra ayuda en la unión de Castilla y León
           2.3 el condado de Aragón aspira a convertirse en reino
           2.4 el desenlace de Atapuerca

 


2.1 la herencia de Sancho el Mayor

Al año de haber entrado en la capital del reino de León muere el rey Sancho el Mayor el 18 de octubre del año 1035. Fue enterrado en el monasterio de Oña donde la reina Mayor querría también reunirse más tarde con su esposo el Rey y su padre el conde Sancho (22). Fue su hijo Fernando quien se ocupó de las exequias con su madre pues su hermano primogénito García se encontraba entonces peregrinando a Roma, de donde no volvería hasta las últimas semanas de ese mismo año 1035.

Muerto el Rey, el primogénito legítimo García recibe el reino considerablemente aumentado por la frontera occidental, ya que teniendo por el sur los Montes de Oca, comprendía la Bureba y la Vétula Castilla - tomadas por Sancho el Mayor del condado de Castilla - y por el norte tenía las regiones de ascendencia cántabra que formaban el condado leonés de Álava, dividido ahora entre los señoríos de Vizcaya, Guipúzcoa y el propio Álava.


El segundo hijo legítimo Fernando va a heredar un condado de Castilla considerablemente mermado, aunque posee ahora la fértil llanura entre los ríos Pisuerga y Cea.

Con el título de “rex” toma Gonzalo los territorios que por conquista había conseguido su padre en Sobrarbe y los que por legado materno se habían hecho valer por Sancho el Mayor en Ribagorza. Gonzalo murió poco después en el año 1038.

Ramiro, el mayor de los hijos, nacido de una relación extramatrimonial con Sancha de Aibar y muy querido del Rey y también de la reina Munia, toma también como “regulus” la tenencia del pequeño condado pirenaico de Aragón (23) además de otros territorios y plazas enclavados dentro del territorio de su hermano García. A la muerte de su hermano Gonzalo es Ramiro y no García quien toma los territorios de Sobrarbe y Ribagorza, ampliando así considerablemente lo que pasaría a ser más tarde el reino de Aragón.

Y Jimena, que casó con Bermudo III rey de León

Con anterioridad a la muerte de Sancho el Mayor en 1035, sus cuatro hijos varones gozan ya de cierta preeminencia territorial, no así de la autoridad y soberanía regia - "potestas regia”- que por su propia naturaleza es indivisible y emana únicamente de Sancho el Mayor recayendo en su hijo primogénito García. Fernando acompaña en varias ocasiones a su padre el Rey por el condado de Castilla en donde los castellanos ven ya en él la continuación de su Condado independiente. Ramiro ayudaba al rey como “regulus” en la gobernación del condado de Aragón y seguramente García - que va a recibir la “potestas regia” - estaría más atento a los asuntos de Pamplona y Nájera. Es poco probable sin embargo que Gonzalo se ocupara de los negocios de Sobrarbe y Ribagorza.

Pallars y Barcelona, como Gascuña, habían constituido vasallajes que no habrían de permanecer y no estuvieron en la herencia de Sancho el Mayor

A la muerte del Rey la "potestas regia" debe ser asumida - también indivisible - por su primogénito legítimo García III Sánchez “el de Nájera” que consecuentemente debe considerársele rey de Navarra y de León y a quien también corresponde ejercer soberanía sobre los condados de Castilla, de Aragón y de Ribagorza y en Sobrarbe. Sin embargo los hijos de Sancho el Mayor, Ramiro y Fernando, se titulan algunos años después de la muerte de su padre, reyes de esos territorios y Gonzalo es conde soberano en Sobrarbe y Ribagorza.

De ahí que se haya interpretado que el rey Sancho el Mayor dividió su reino entre sus cuatro hijos. La realidad fue probablemente algo más compleja y se puede esbozar aquí algunas líneas que explicarían lo sucedido con la herencia de Sancho el Mayor.

El rey en Pamplona y Nájera, García III Sánchez “el de Nájera” (1020-1035-1054) tiene comportamientos que resultan difíciles de interpretar. Mantiene luchas armadas con sus hermanos y puede pensarse que en ellas García busca obtener reconocimiento de su “potestas regia” indivisible sobre todos los territorios que dejó su padre Sancho el Mayor. Y de algún modo sus hermanos le respetan en ello pues no hacen uso abiertamente del título de rey de Aragón o rey de Castilla hasta después de su muerte en Atapuerca en el 1054 (24).Sin embargo, el rey García no ejerció de facto soberanía y gobierno sobre los condados de Aragón y de Castilla.

La primera dificultad estriba en acordar si la indivisibilidad de la “potestas regia” de Sancho el Mayor estaba referida de forma conjunta a todos los territorios sobre los que el Rey ejerció soberanía o debía referirse únicamente al reino de Pamplona y Nájera, pero no así en lo que se refería a los condados de Aragón o de Castilla o al reino de León. Y plantear esta duda - al menos en el caso más difícil del condado de Castilla - es legítimo pues en vida del rey Sancho el Mayor, la reina Mayor mostró actitudes que indicaban se consideraba portadora de una “potestas comitis” o condal que le pertenecía a ella, en cierto modo separada de la potestas regia de su esposo el Rey. De haber sido así, ello hubiera sido novedoso en el régimen consuetudinario de las monarquías hispanas.

Y en efecto hubo algo novedoso en ello.

El problema de la sucesión se había presentado en el condado de Castilla ya en tiempos del suegro de Sancho el Mayor, el conde Sancho García (+ 1017). Acercándose éste a los 60 años de edad no tenía todavía un hijo varón (25). Según la Crónica de Nájera, el Conde reunió entonces a los infanzones de Castilla en número de unos 800 y les invitó a jurar servir como señor al representante más cercano de su linaje - de cualquier sexo que fuere si hubiera de morir sin descendencia masculina. Poco después nacía en el año 1010 un infante - el futuro conde García Sánchez - pero cuando muere éste a manos de los Vela en León (1029) vuelve a plantearse el problema.

En Castilla había entonces descendientes directos por línea masculina del conde Fernán González (+ 970) pero nadie propuso una candidatura. El autor de la Crónica de Nájera lo refiere así: “Viendo Sancho (el Mayor), con buena dosis de ingenuidad, que no había superviviente varón, se decidió a dominar Castilla”. Dice también la Crónica que los castellanos osaron decir a Sancho el Mayor: “Mientras trates con el honor y dignidad que se merece a la reina nuestra señora y mujer vuestra, Urraca, (era como llamaba la Crónica adoña Munia o Mayor) hija de nuestro señor el conde Sancho, por causa de ella, y no por otro motivo cualquiera, te recibimos en calidad de señor, y como a señor y marido de nuestra señora te serviremos de buena voluntad”. Se ha pensado por algunos historiadores que los castellanos debieron poner también otras condiciones antes de aceptar como su Señor a Sancho el Mayor. Queriendo evitar los castellanos que el entonces débil condado de Castilla fuera absorbido por la poderosa Navarra, debía designarse en vida de doña Mayor como sucesor en el gobierno del condado a uno de sus hijos que no fuese el heredero del reino de Pamplona-Nájera. Esta era la forma en que, con el título de “régulo” habían gobernado Aragón varios infantes desde la primera mitad del siglo X y esto era al parecer lo que probablemente deseaban los castellanos.

Hasta ese momento las mujeres no habían heredado nunca el trono en los reinos y señoríos en España. La costumbre en Asturias y León era escoger algún primo del difunto emparentado con la familia real y si alguna vez había gobernado una mujer lo había hecho en nombre de un varón seguramente de corta edad. El conde castellano Sancho García, con su concepto patrimonial del poder, había propuesto por consiguiente nuevas normas para la sucesión. El nombre femenino de “Mayor” era desde entonces aplicable a las hembras en la familia condal castellana cuando ocurría que una mujer estaba situada en primera línea de sucesión. Así lo llevó también por esa razón la condesa de Pallars, indicando que “tenía la primacía entre los hijos”. Hacia el año 1023 Sancho el Mayor propicia el cambio en el uso del nombre de su mujer, pasando de Munia a Mayor lo que indicaba una reclamación de derechos sobre Castilla si llegase a faltar el joven conde García Sánchez.

Lo referido hasta aquí puede apoyar la tesis según la cual la “potestas regia” de Sancho el Mayor no se consideró indivisible a su muerte ya que existía otra “potestas comitis” o condal detentada por la reina Mayor y que los infanzones de Castilla no hubieran aceptado se refundiera en el primogénito García, pues esta “potestas condal” había sido otorgada al rey Sancho el Mayor únicamente “por causa” de doña Munia. De modo que según lo expuesto más arriba por la Crónica de Nájera, el condado de Castilla no habría entrado en la herencia de Sancho el Mayor, habiendo sido designado sucesor en el condado de Castilla su hijo Fernando todavía en vida de su padre, como lo hubieran exigido los nobles castellanos.

Otra cuestión - conexa pero diferente - es si ello otorgaba a Fernando la pretensión de convertir el condado en reino.

Aun así quedaban dos cuestiones importantes pendientes, y serán estas dos cuestiones las que estarán en la base del enfrentamiento fatal que a la muerte de Sancho el Mayor ocurrirá entre los hermanos García y Fernando.

La primera de ellas - muy principal y determinante - era la pretensión de Fernando de reintegrar al condado de Castilla los territorios de la Bureba y la Vétula Castilla. Territorios que su padre Sancho el Mayor había anexionado al reino navarro cuando siendo “protector” del joven conde de Castilla, inmovilizó al rey Alfonso V de León en ocasión de los pactos que el rey navarro hizo con él al tiempo del matrimonio de éste con Urraca su hermana. Los territorios riojanos de Nájera también habían sido extendidos hasta muy cerca de Burgos quedando establecida la frontera del condado de Castilla y del reino de Navarra entre Atapuerca y Burgos (26). Pero Fernando no reclamó para su condado este último territorio citado que siguió formando parte del reino navarro hasta el año 1076 en que ocurre el regicidio-fratricidio de Peñalén. Tampoco se planteaba el problema en el condado leonés de Álava que quedaba en la herencia de García. El problema se circunscribía a la Vieja Castilla de las Merindades y la Bureba, en donde Sancho el Mayor había ya llevado a cabo importantes repoblaciones con súbditos del condado alavés.

La segunda cuestión - que debió haber tenido menor importancia - era la pretensión de Fernando de ostentar el título de rey de Castilla a la muerte de su padre. Es cierto que Sancho el Mayor llegó a considerarse “rey de Castilla” como se ha expuesto anteriormente y esto puede reforzar la tesis de quienes sostienen una “potestas regia” cuya indivisibilidad debía comprender unitariamente a Navarra y a Castilla, juntas bajo el mismo rey. Pero debe tenerse en cuenta que cuando Sancho el Mayor se titula “rey de Castilla” lo hace para colmar una vieja aspiración castellana que hubiera ocurrido con toda probabilidad si el matrimonio entre el joven conde García Sánchez y Sancha de León no hubiera sido frustrado con el asesinato de los Vela. Ningún acontecimiento en Castilla o en Navarra permite suponer que Sancho el Mayor pretendió unir de forma “real” las dos coronas. Convenía a su política de descentralización en Castilla efectuar nombramientos de numerosos condes que llevarían las “tenencias” de fortalezas como había hecho en Navarra, para lo que era conveniente unirlos bajo una “corona real”. De modo que si el condado de Castilla era “asignado en sucesión” a Fernando en vida de su padre, la decisión de titularse rey o solamente conde de Castilla le correspondía, muerto Sancho el Mayor, solamente a Fernando. Con el beneplácito por supuesto - que lo tendría asegurado por querido desde antaño - de su pueblo y los infanzones. Como conde soberano que era - gracias a que su padre había conseguido independizarlo del reino de León - estos serían sus argumentos ante su hermano García para ostentar el título de rey.

En cualquier caso, consideramos secundaria esta cuestión de la titulación de Fernando como rey puesto que el mismo García lo había admitido de hecho (27) y no debe olvidarse que desde la batalla de Tamarón (1037) en que muere el rey Bermudo III, Fernando ya se titula “rey” aunque lo hace “en Burgos y León”, no en Castilla. Puesto que su madre la reina Mayor - la condesa de Castilla - no muere hasta el año 1067 hubiera sido imposible que Fernando se proclamara “rey de Castilla” en vida de su madre la Condesa, incluso después de haber muerto su hermano García en el año 1054.

Otra cosa sería la importancia que García pudo haber otorgado a que su hermano Fernando le rindiera vasallaje por su condado de Castilla, lo que éste se habría negado - probablemente con la excusa de que verdaderamente la condesa era su madre Mayor - a sabiendas de que éste era un requerimiento arbitrario de su hermano García que no tenía en cuenta ni la realidad del momento, ni la contrariedad que ello ocasionaría a los infanzones castellanos, ni la vieja aspiración de independencia del condado. Y esta negativa de Fernando a rendir vasallaje a su hermano pudo haber colmado la paciencia del hermano primogénito cuando decidió atacar a Fernando en Atapuerca.

 

2.2 Navarra ayuda en la unión de Castilla y León

 

Tras la muerte de Sancho el Mayor el año 1035 surgen los primeros conflictos armados en la frontera occidental del condado de Castilla que ha quedado en manos de su hijo Fernando. El rey Bermudo III ha vuelto a hacerse con el poder en el reino de León y ha ocupado la rica llanura conflictiva situada entre los ríos Cea y Pisuerga. Habiendo también tomado la capital León, puso la frontera en la situación que se encontraba anteriormente a los acuerdos del año 1032. Los notarios de Cea y de Sahagún vuelven a calendar sus escritura con el nombre de Bermudo recordándonos así que “el príncipe de los gallegos” ya reina otra vez en León (28). E incluso se habría posesionado probablemente de plazas tradicionalmente en territorio del condado castellano.

A las disensiones tradicionales entre León y Castilla por estos territorios Fernando añade un nuevo agravio pues Bermudo había entregado esas tierras en disputa como dote de su hermana Sancha, esposa de Fernando. Por lo tanto la alegación de Bermudo en el sentido de que los acuerdos del 1032 le habían sido impuestos por la fuerza de las armas no era ahora suficiente. Había además una cuestión de dote. El 1 de julio del año 1037 ya ha tomado Fernando la decisión de romper definitivamente con su cuñado Bermudo y dirimir el asunto por las armas (29). Consciente de que el condado de Castilla ha quedado reducido a un pequeño territorio desde que su padre incorporara a Navarra toda la Bureba y la Vétula Castilla, solicita ayuda a su hermano mayor García - rey en Pamplona y Nájera - quien se la proporciona no sin antes obtener como contrapartida ampliar el territorio navarro por el lado oriental de sus fronteras de la Bureba(30). Es muy probable que la decisión se hubiera tomado en el pequeño pueblo alavés de Audicana junto al río Zadorra en donde se habían reunido el 13 de marzo del año 1037 durante los carnavales (“carnestolendas”) los hermanos García, Fernando, Ramiro y posiblemente también Gonzalo. Por una donación que efectúa Ramiro en esa fecha y lugar el notario escribe “reinando Fernando en León” lo que no constaba anteriormente en ningún documento, lo cual ha hecho pensar que fue en esa ocasión de Audicana cuando se decidió entre todos los hermanos privar a Bermudo del reino de León en favor de Fernando “quando rege fuit in Audicanicu”, por su mujer Sancha (31).

El 1 de septiembre de 1037 los dos ejércitos capitaneados por sus reyes se encuentran en Tamarón a unos 25 kilómetros al sudeste de Burgos, hasta donde había penetrado el ejército de Bermudo ofensivamente. La Crónica Silense narra así lo sucedido:

“Fernando y su hermano García, congregando las haces
de los más fuertes guerreros, al avanzar contra el enemigo,
se encuentran a Vermudo con los suyos que habían
atravesado la frontera de los cántabros.
Ya los dos ejércitos se miraban mutuamente con sus armas deslumbrantes
cuando Vermudo,
lleno de audacia y osadía,
clava el aguijón de la espuela a su famoso caballo Pelagiolo,
y, ansioso de lucha,
parte con rápida carrera, tensa la lanza,
entre las apretadas haces del enemigo;
pero la muerte acerba, a quien ningún mortal puede vencer,
le echa por tierra en aquel impetuoso galopar,
mientras el feroz García y Fernando arrecian en la lucha,
cayendo en torno a él siete de sus fuertes guerreros”

El apoyo de García fue definitivo para que Fernando lograra la victoria en Tamarón sobre Bermudo que, muerto en la batalla, dejaba como única heredera a su hermana Sancha, la condesa de Castilla, esposa de Fernando (32). García hubiera esperado por su ayuda obtener para Navarra todo el condado de Castilla ya que el prestigioso y extenso reino de León y Asturias quedaba ahora gracias a él en manos de su hermano Fernando. Y de la negativa siempre rotunda de Fernando de cederle Castilla vino seguramente el malhumorado carácter de García contra Fernando que acabaría enfrentando a ambos hermanos en Atapuerca en el año 1054.

No obstante, como se ha visto más arriba, en esta ocasión García extendió su frontera de la Bureba desde la línea Briviesca-Oña hacia el este hasta llegar al valle del río Urbel y hasta las puertas de Burgos. Y por el norte marítimo la extendió desde el río Nervión hasta pasado Santander con lo que su puerto quedaba con Navarra. Hasta entonces los documentos navarros mencionaban que García mandaba en Oca y en la Bureba pero desde Tamarón empiezan a mencionar Monasterio, Bricia, Cudellium, Arlanzón, Castro, Arreba, Colindres y Mijangos. Se puede desde ahora leer que el rey García imperaba en Castilla la Vieja - o simplemente Castilla - y su hermano Fernando rey en Burgos y León.

No obstante la victoria de Tamarón, los condes leoneses resistieron y el conde Fernán Laínez, cerrando las puertas de León, ejerció autoridad independiente del conde Fernando de Castilla, ahora rey de León por su esposa Sancha. Lo cual no pareció preocupar al Conde pues no sería hasta el 22 de junio del siguiente año 1038 que se coronaría en la ciudad de León con el tradicional rito mozárabe previo de la consagración. El conde Laínez había conseguido hábilmente negociar la entrada del Rey en León pero no por su derecho de conquista sino por el hereditario de su esposa Sancha, consiguiendo Laínez en la negociación el derecho perpetuo a la gobernación de la capital con derecho de transmisión a su hijo.

Desde entonces, incluso los documentos emitidos a partir de la coronación de Fernando por los notarios aragoneses reconocen la dignidad imperial de Fernando. Decía Ramiro: 


"Reinando yo en Aragón y Sobrarbe;  mi hermano García en Pamploan, y el emperador Fernando en León y en Castilla”.


2.3 el condado de Aragón aspira a convertirse en reino

Cuando el rey Sancho el Mayor conoció a Munia de Castilla, aquél ya tenía un hijo - “nacido de suelto y suelta” - a quien había dado el nombre de Ramiro y a quien siempre distinguió con especial cariño. Sería en la época en que Sancho el Mayor pasó largas épocas en el monasterio de Leyre cuando conoció a una señora noble de Aibar llamada Sancha que fue la madre de Ramiro (33). Hasta el nacimiento del primogénito legítimo García, llevará Ramiro el título de “regulus” (34). Cuando el primogénito legítimo García comienza a aparecer en los documentos confirmando los actos con su nombre “Garsea Regulus”, la mención que se hace de Ramiro es ahora “Ranimirus frater ejus”. También se encuentra la mención Ranimirus alius frater” que ha hecho pensar que existió otro hijo Ramiro de Sancho el Mayor que pudo haber muerto prematuramente.

Nunca se habían entendido bien los hijos de Sancho el Mayor, Ramiro y García. El obispo de Tuy es el primero que refiere las desavenencias entre ellos tras la muerte de su padre y hace de ello responsable a Ramiro. Cuando García vuelve de su peregrinación a Roma en el mes de diciembre del mismo año 1035 de la muerte de su padre el rey Sancho el Mayor, sufre “asechanzas” de su hermano Ramiro, aliado con los reyezuelos moros de Zaragoza, Huesca y Tudela. Con ellos acampa hostilmente cerca de Tafalla sin que los pamploneses comprendieran ni el motivo ni sus intenciones. García - “el guerrero más fuerte entre los guerreros“ según el Silense - y sus bien entrenados y dispuestos “tenentes” que por entonces eran temidos de todos por su arrojo y lealtad a sus reyes, atacan repentinamente y por sorpresa el campamento de Ramiro en Tafalla cuando no eran esperados y hacen huir a todos abandonando sus armas y los bagajes. Dice el obispo Lucas de Tuy que “el mismo Ramiro habría muerto aquel día si no hubiera decidido escapar descalzo sobre un caballo sin freno ni espuelas”. El obispo sitúa esta “asechanza” en el año 1036 pero parece haber unanimidad en que ocurrió en el 1043-1044. Fue en esta ocasión cuando el señor de Ororbia, seguramente tenente en Funes, Sancho Fortun, pudo hacerse con el caballo de Ramiro que regaló a su rey García.

Ante esta vergonzosa derrota, Ramiro habría comprendido desde entonces la necesidad de estar en buenos términos con su poderoso hermano el rey García ya que pocos meses después del descalabro de Tafalla se presenta, el 2 de noviembre del año 1044, con su hermano Fernando en Nájera. Asesorados por los magnates y los obispos, los tres hermanos debieron llegar a una concordia formando el propósito de olvidar sus viejos recelos y rivalidades y juntos dirigir sus ambiciones contra los reinos moros que ofrecían un campo ilimitado para conseguir nuevos súbditos, botines y territorios. Al año siguiente García lanza la campaña de Calahorra quedando desde entonces esta importante ciudad definitivamente en el campo cristiano del reino de Pamplona y Nájera.

Ramiro seguía rigiendo los territorios del condado de Aragón que le había asignado en vida su padre el rey Sancho el Mayor, aunque sometido a la soberanía o “potestas regia” indivisible de su hermano García. El núcleo original del condado en el siglo IX pudo haber tenido unos 600 kilómetros cuadrados, pero Sancho el Mayor lo había convertido en unos 4.000 al añadir la Onsella, Bailo, Tena, la cuenca izquierda del río Gállego y la zona de fortificaciones creada por los “tenentes” de Pamplona que constituía la frontera protectora, Uncastillo, Luesia, Sierracastilla, Agüero, Carcavilla, Nocito y Secorún. Este será el territorio sobre el cual el viejo condado será convertido en el nuevo reino por Ramiro I y su hijo Sancho I Ramírez.

Precisaba para ello Ramiro cortar el vínculo de dependencia jerárquica que lo unía a la rama primogénita-legítima de su padre Sancho el Mayor. Consigue en primer lugar quedarse con todas las plazas enclavadas dentro de este territorio que no las tenía asignadas - Loarre, Bailo, Ruesta, PetillaSos e incluso Sobrarbe Ribagorza de manera definitiva a la muerte en el 1038 de su hermano Gonzalo (35) - incluso Sangüesa en negociación con su sobrino Sancho IV “el de Peñalén” tras la batalla de Atapuerca. Pero sigue considerando que regenta todos estos territorios y plazas no como “rey de Aragón” sino “quasi pro rege” en “bailía de Dios y de sus santos” y no “por la gracia de Dios” sino “en servicio de Dios”. Es Ramiro consciente de que en doctrina jurídica y práctica feudal de la época, una ruptura unilateral del vínculo de fidelidad a la rama legítima-primogénita podía acarrearle la pérdida de la gobernación del condado, lo que costaría poco esfuerzo a los “tenentes” navarros llevar a efecto y Ramiro lo sabe bien. Y quizá por ello y para garantizarse un vínculo aún superior, va concibiendo Ramiro la idea de crear una especial relación de sumisión al Sumo Pontífice de Roma - que su hijo logrará - obteniendo no obstante del Papa el reconocimiento de “rex Hispaniae”.

Si bien Ramiro I había tenido éxito en anexionar territorios navarros en negociación con Sancho IV, sus intentos para ensanchar su reino a costa de la taifa de Zaragoza no le habían dado gran resultado pues el poderoso Al-Muqtadir conseguía el apoyo de las tropas castellanas en virtud de las “parias” que Zaragoza pagaba al rey Fernando para tener su protección. Y murió Ramiro en el año 1063 precisamente en el intento de tomar Graus a los moros que estaban ayudados por el infante Sancho de Castilla.

Antes del regicidio de Sancho IV de Navarra en el año 1076, Sancho I Ramírez ya había visto cómo su padre Ramiro había ido reforzando sus prerrogativas desprendiéndose hábilmente del vasallaje debido a Pamplona-Nájera. Había casado con Ermesinda Gisberga de Foix-Bigorre hermana de la reina Estefanía de Navarra lo que facilitaba el diálogo con Nájera y evitaba fricciones en su cauta búsqueda de reafirmación e independencia. Después de la muerte de su hermano García el año 1054 en Atapuerca a manos de su hermano Fernando, su sobrino Sancho IV veía en Aragón un condado ya a todos los efectos independiente. Será tras el fratricidio-regicidio de Peñalén cuando Sancho Ramírez pueda titularse “rey por la gracia de Dios de aragoneses y pamploneses” pues la corona de Aragón se iba a hacer cargo de la de Pamplona y Nájera durante 58 años.


2.4 el desenlace de Atapuerca

Los hermanos García y Fernando no se habían visto desde la solemne inauguración, el 12 de diciembre de 1052, de la basílica y monasterio que el rey García había levantado en Nájera. Según los escritos del monje de Silos - que no siempre son imparciales - García padecía celos por las conquistas de sus hermanos. A pesar de su ímpetu guerrero, su única conquista había sido Calahorra en el 1045, mientras que Ramiro prácticamente sin esfuerzo había más que duplicado su territorio en muy poco tiempo. Fernando entretanto extendía sin cesar el suyo a costa de los moros.

Refieren algunas crónicas que García, en ocasión de una visita que le rindió su hermano Fernando a Nájera cuando García padeció una grave enfermedad, intentó éste atentar contra la vida de su hermano. Y que luego, arrepentido o para disimular su frustrado crimen, vino a Burgos a verle. Fernando lleno de ira y rencor al ver a su hermano lo cargó de cadenas y lo encerró en una torre de Cea de donde pudo escapar pronto y volver a Nájera. Esta afrenta y otros hechos pudieron explicar la guerra que García planteó en el año 1054 a Fernando en Atapuerca - “tres leguas al oeste de Burgos” - muy cerca de la frontera entre el reino de Pamplona y Nájera y el condado de Castilla. Pero el fondo del conflicto seguía siendo la pretensión que mantenía García desde la batalla de Tamarón contra Bermudo III (1037) de recibir en compensación por su ayuda a Fernando todo el condado de Castilla en vez de unos pocos territorios en la frontera oriental de Oña y del río Nervión.

Fue Fernando el que con tropas castellanas y leonesas atravesó la frontera y entró en territorio navarro para salir al encuentro del ejército de su hermano García. Durante la batalla el rey García fue muerto por un señor navarro, a creer los Anales Compostelanos, por Sancho Fortun (36): “En la era MLXXXXII, el primer día de septiembre fue matado el rey García, luchando con su hermano el rey Fernando en Atapuerca, por un caballero suyo, llamado Sancho Fortun, a quien había injuriado en su mujer” (37). Sancho Fortun debió también perecer en la batalla y el viejo “ayo” del rey, Fortuño Sánchez, no quiso sobrevivir la tragedia arrojándose en busca de la muerte entre las mesnadas enemigas.

Todo queda ahora solventado. Fernando victorioso, pudo haber ido sobre el reino de su hermano García y tomarlo por derecho de conquista. Pero no lo hizo. En el campo de batalla, ante el rey García muerto, reconoció Fernando a su sobrino adolescente Sancho - Sancho IV Garcés - rey de los reinos de Pamplona y Nájera de su padre García, con la excepción de la Bureba y la Vétula Castilla. Su sobrino, el nuevo rey en Pamplona y en Nájera, aceptó allí mismo estos términos - que no se ejecutaron de inmediato - y fue proclamado rey. “En este año fue muerto el rey don García en Atapuerca, el día de las calendas de septiembre, y allí mismo fue levantado por rey de Pamplona su hijo Sancho”, refiere el padre Moret de una donación que hizo el conde Ramiro de Aragón al presbítero Jimeno.

A partir de entonces Fernando utiliza abiertamente el título de “rey de Castilla” - aun cuando vivía su madre la condesa Mayor de Castilla (+ 1067) - lo que en vida de su hermano García no lo había hecho abiertamente sino principalmente en la calendación de algunas escrituras y otros actos y documentos (38). Será conocido como Fernando I “el Magno”, rey de Castilla, hasta su muerte en el año 1065.

Navarra no perdió entonces los territorios en donde se libró la batalla de Atapuerca y que habían sido tomados por Sancho el Mayor al condado de Castilla. Dejó de ser territorio navarro únicamente la parte norte de la Bureba, toda la Vieja Castilla y las Asturias de Santander, volviendo la frontera a la ría del Nervión en el actual Bilbao. La guerra continuaba, no con carácter general sino en forma de enfrentamientos fronterizos, entre los tenentes y magnates al margen de los entendimientos entre los reyes. También perdió Navarra algunas plazas que estaban situadas y aisladas en el interior del condado de Castilla. El abad Íñigo de Oña, muy amigo del rey García, se hace ahora castellano. El retroceso de Navarra más al sur de Oña fue más lento, seguramente por las buenas artes y la resistencia que opusieron los hijos de Munio González, Munio Muñoz en Álava y Tello Muñoz en Término - luego Santa Gadea del Cid -, o Sancho Fortun que todavía estaba al servicio del rey Sancho IV y defendía el paso de Pancorvo. Sin embargo el padre del Cid, Diego Laínez, despachó enseguida a los navarros de los valles de Urbel y el Urbiena. Sigue Briviesca todavía en poder de los navarros en vida de Sancho IV.

Entre los años 1058 y 1062 los navarros son expulsados completamente de la Bureba - probablemente con la excepción de Oña que se mantiene hasta el año 1068y también el control del desfiladero de Pancorvo - y el rey Fernando hace acercamientos a los monjes de San Millán haciéndoles donaciones, algo tradicional por los condes de Castilla desde el conde Fernán González y que anunciaba así su interés por ejercer soberanía en la zona.

Poco después muere el rey Fernando I de Castilla en el año 1065 heredándole su primogénito Sancho II.

Desde Atapuerca será ya irreversible el rumbo separado que tomarán durante más de cuatro siglos los reinos de Castilla, Navarra y Aragón, aunque los reinos de Aragón y Navarra vivirán todavía juntos un período de 58 años (1076-1134) bajo los soberanos de Aragón como se expone más adelante. El auge e influencia de Navarra en la formación de España será desde ahora considerablemente menor. Corresponderá a los reinos de Aragón y de Castilla la iniciativa en la Reconquista y en la reforma religiosa y no cesarán los intentos de ambos reinos para, ante cualquier situación de debilidad o dificultad dinástica, hacerse con la corona de Navarra.

Las alianzas matrimoniales que Navarra sellará en Francia en los siglos XIII, XIV y XV le servirán de defensa para mantener alejadas las pretensiones de Aragón y Castilla.