Capítulo 3 : Las bellas incógnitas
El origen de la monarquía autóctona navarra sigue teñida de incógnitas aunque los esfuerzos de notables historiadores como Lévi-Provençal ( 1 ), el benedictino Fray Justo Pérez de Urbel y Claudio Sánchez Albornoz, han permitido en los últimos cincuenta años - como dice éste último - “remover la estancada historia de los orígenes de la monarquía pamplonesa”.
Con apoyo de las crónicas árabes, que son fundamentales para construir la urdimbre de la historia navarra, varios acontecimientos ocurridos en el período 799-816 parecen desvelar que Pamplona se debatía entonces entre el dominio de Córdoba y el dominio de Carlomagno. Y de esta “tenaza” surgirá una alternativa de independencia de un territorio que más tarde será el Reyno de Navarra.
1. las claves
2. hilando las claves
2 hilando las claves
El padre del walí nombrado por Córdoba - Mutarrif ibn Musá asesinado en Pamplona en el 799 - era Musá ibn Fortún que también había sido asesinado en Zaragoza el año 789, diez años antes del levantamiento de los pamploneses. La viuda de Musá ibn Fortun, seguramente conocida en Pamplona como Onneca, se encontraría en seguridad en Pamplona bajo la protección de su hijo el walí Mutarrif ibn Musá. Y por su nuevo casamiento con el cristiano Íñigo Jiménez, los lazos familiares entre los Banu Qasi y los Iñigos se habrían reforzado ( 6).
El asesinato de Mutarrif ibn Musá, posiblemente a manos de la facción francófila de Pamplona, habría provocado la venganza de la sangre Banu Qasi, algo fuertemente enraizado en la tradición visigótica de sus antepasados. Venganza que habrían llevado a cabo con la ayuda del vascón Íñigo Jiménez, su aliado y padrastro del walí asesinado. Apoyado por los Banu Qasi, Iñigo Jiménez pudo haberse alzado con el señorío de Pamplona durante el período comprendido entre el 799 y el 806, año éste último en que Pamplona vuelve a la obediencia de Carlomagno y es probablemente regida - hasta el 816 - por el gascón Velasco en buena amistad con Alfonso II de Oviedo y con la corte Carolingia.
La influencia de los Íñigos en las montañas pirenaicas de los valles de Salazar, Roncal y tierras de la vega del río Aragón y Onsella, al menos desde el tiempo de su antepasado Ximeno el Fuerte, tomará ahora otra dimensión con la autoridad ejercida sobre los pobladores de “Pompaelo”. Son los comienzos del nacimiento de uno de los primeros reinos de Europa que habrá de durar más de diez siglos. Pero habrá que esperar al año 824, como veremos más adelante, para que los Íñigos - en la persona del hijo de la viuda de Musa ibn Musa, Íñigo Íñiguez (Arista) - puedan considerarse, además de magnates vascones, “reyes de los pamploneses” con la aquiescencia, e incluso la conveniencia, de Córdoba y de los reyes francos
Está brotando un nuevo reino pirenaico con la ayuda de sus amigos y familiares los muladíes Banu Qasi del valle del Ebro que han renegado de la religión cristiana. No participan en ello los vascongados instalados en los territorios de las antiguas tribus cántabras. No sería por consiguiente coherente - y no lo avalaría la historia - pensar que en el surgir del reino de Navarra hubiera habido una motivación de preservar una pretendida “identidad cultural vascona” ya que de haber sido así, los vascongados de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa hubieran también participado en tan bella aventura de la formación del reino navarro..
La conquista de Tudela en el 803 es ya una empresa conjunta entre los Banu Qasi y sus aliados y parientes los Íñigos. El doble golpe en Pamplona y Tudela beneficia a las dos familias navarras - una cristiana, la otra muladí - unidas ahora por la sangre y por su determinación a ayudarse mutuamente en mantener alejados a Carlomagno en el norte y a Córdoba en el sur. La reacción del general omeya y gobernador de la Frontera Superior - Amrús - a la pérdida de Tudela y ver a su hijo cautivo no se hará esperar. Consigue reconquistar Tudela y libera a su hijo Yusuf de la Roca de Qays. Sus embates y castigos habrían sido intensos y puede suponerse que el retorno de la obediencia de Pamplona a Carlomagno en el 806 fuese obra de Íñigo Jiménez para, con esa sumisión al emperador franco, resistir a los constantes embates de Córdoba por su general vengativo Amrus. No es probable que los Íñigos hubieran podido en ese caso conservar su autoridad sobre Pamplona, sometida ahora por necesidad de supervivencia al emperador franco. El nacimiento de la monarquía navarra prosigue con altibajos y lentitud.
La toma de Barcelona por el hijo del emperador Carlomagno - Ludovico Pío - en el año 801 había impresionado en sobremanera a los cristianos de Hispania. Fue el momento en que se instauró la "Marca Hispánica", en verdad una "Marca" franca en España. ¿Y no estaría Carlomagno en el 806 pensando en crear en Pamplona otra "Marca" pirenaica ?. Es probable. De no ser por la resistencia de los Iñigos con ayuda de sus aliados familiares los Banu Qasi, el rumbo de la historia de Navarra hubiera probablemente estado unido a Francia ya desde comienzos del siglo IX.
Carlomagno emperador
El levantamiento de gascones de las tierras llanas y vascones pirenaicos en el 812, sojuzgados por Ludovico Pío, y la tregua que Carlomagno había ya firmado en el 807 con los omeyas de Córdoba, habría seguramente alejado a los Aristas del poder en Pamplona y los Banu Qasi habrían vuelto a la obediencia de Córdoba. Es probable que entonces gobernó Pamplona el gascón Velasco a quien le unía amistad con el rey astur Alfonso II y mantenía buenas relaciones con Carlomagno. En el año 816, fallecido Carlomagno (+ 814), cuando ocurre la rebelión en Gascuña contra su sucesor Ludovico Pío, el general Abd al-Karim ibn Mugaayt, enviado por Córdoba para combatir a Velasco desde hacía algún tiempo, habría encontrado la ocasión propicia para rescatar a Pamplona de la obediencia carolingia. Otra vez moviéndose el “péndulo navarro” entre el afán carolingio de establecer su frontera en el Ebro y el poder dominador de Córdoba. Y quizá, sin ser los actores conscientes de ello, este “péndulo” estaba diseñando un nuevo Reyno.
¿O fue más bien hacia el año 819-820 cuando Pamplona se zafa de la obediencia carolingia aprovechando las nuevas rebeliones gasconas de Loup III Centulle contra Berenguer de Toulouse?. Es probable que en este intento hubieran colaborado los Banu Qasi, todavía fuertes en Tudela y por entonces buenos aliados del que pronto será el nuevo emir de Córdoba Abderramán II, gran conocedor de la Frontera Superior de la que anteriormente había sido gobernador. En ese momento, esta familia cuenta ya en edad de combatir con los hermanos Arista, Iñigo Iñiguez (Iñigo Arista) y Fortún Iñiguez, hijos de Iñigo Jiménez el que casó con Onneca la viuda del muladí Musá ibn Fortún.
Las crónicas árabes no aportan información sobre el nombramiento de un nuevo walí en Pamplona, lo que hace suponer que los Aristas habían vuelto a imponer su autoridad en Pamplona, sin duda en buena armonía con Córdoba y los Banu Qasi. Así, el alzamiento de los gascones al otro lado del Pirineo habría también requerido de Ludovico Pío cruzar las montañas para consolidar su autoridad en Pamplona.
Ludovico Pío envía en el año 824 a los condes Eblo y Aznar al sur del Pirineo, siendo vencidos en la zona de Roncesvalles por los Aristas y sus aliados y familiares, los Banu Qasi y García el Malo. Con esta derrota franca del año 824 acaban probablemente los sueños carolingios y marca la fecha de la verdadera consolidación de la autoridad de los Aristas en Navarra. Iñigo Arista es entonces elegido rey de los pamploneses (8). El nuevo emir de Córdoba Abderramán II (822-852) no parece ver con malos ojos la interposición de un nuevo reino entre sus dominios y sus temibles enemigos cristianos, los francos del norte, cuya monarquía había abrazado el cristianismo ya desde el año 496. Desde entonces, hasta nueva orden, las correrías musulmanas por el norte se van a dirigir a “Alaba wal Qila” (Álava, entonces un puesto avanzado del reino de Asturias).
En las líneas anteriores se ha situado en la rebelión de Pamplona del año 799 el origen primario de la monarquía navarra, aunque ésta no se consolidará hasta el año 824 en Roncesvalles. Conviene ahora retroceder en el tiempo aproximadamente un siglo para situarnos de nuevo a principios del siglo VIII cuando ocurre la conquista árabe y mejor comprender así los vaivenes de Pamplona hasta el 799.