MEDINAT AL-ZAHARA Córdoba Ciudad construida de nueva planta entre los años 936 y 976, a unos 13 kilómetros de Córdoba, por iniciativa del califa Abderraman III. Las crónicas relatan que participaron más de 10.000 obreros en su construcción. Se trata de un complejo urbanístico respondiendo al concepto de ciudad regia-palacio, un concepto que se repitió más tarde en la Alhambra de Granada. Las crónicas señalan que el Califa mandó construir la ciudad en recuerdo de su favorita Zahara. En esta fecha, ‘Abd al-Rahman había culminado el proceso de pacificación y reunificación de al-Andalus e iniciaba una ambiciosa política de aspiraciones imperiales en el norte de África donde el expansionismo del califato fatimí amenazaba directamente los intereses omeyas en la zona. La adopción del título califal en 929 respondía a la necesidad de plantear en pie de igualdad el conflicto con los fatimíes. En este contexto, Madinat al-Zahara, como residencia personal del califa y sede de los órganos administrativos del Estado, es concebida a fin de mostrar la dimensión internacional del soberano y ser el escenario adecuado para la representación del poder califal. El recinto de la ciudad adopta un trazado rectangular, de 1500 m. de lado en sentido este-oeste y unos 750 m. de norte a sur, tan sólo deformado en el lado norte por las necesidades de adaptación a la abrupta topografía del terreno. El palacio se ubica en la parte más alta, escalonando sus edificaciones por la ladera de la montaña, en una situación de clara preeminencia sobre el caserío urbano y la mezquita aljama, extendidos por la llanura Se llegaron a levantar más de 4.000 columnas, algunas traídas de Siria y de Constantinopla. Un acueducto de 15 kilómetros abastecía de agua a la nueva ciudad. Urbanísticamente, la ciudad estaba estructurada en distintos niveles aterrazados, cada uno de los cuales acogía distintas dependencias, quedando el conjunto rodeado de murallas. Una terraza intermedia acogía hermosos jardines. En la terraza superior se encontraba el palacio del Califa (Dar al-Mulk) así como las dependencias administrativas y viviendas de los altos funcionarios. Se encontraban también en esa terraza los llamados Salón Rico y el Salón Regio o de los Visires. La construcción de Medinat al-Zahara representó un cambio en la sede del poder que antes estaba en Córdoba, una ciudad excesivamente grande y bulliciosa con una población que se estima llegó a un millón de habitantes. El Califa no se encontraba cómodo en ella ni se sentía en seguridad por la dificultad de controlar a sus enemigos en tal urbe. Formó un conjunto majestuoso. Sanchez Albornoz lo describe así: “Otra de las maravillas de Al-Zahara era el Salón llamado de los Califas, cuyo tejado era de oro y de bloques de mármol de variados colores, sólidos pero transparentes, y cuyas paredes eran de los mismos materiales (...). Había en el centro del mismo un gran pilón lleno de mercurio. Daban entrada al salón ocho puertas de cada lado, adornadas con oro y ébano, que descansaban sobre pilares de mármoles variados y cristal transparente. Cuando el sol penetraba en la sala a través de estas puertas y reflejaba en las paredes y el techo, era tal su fuerza que cegaba. Y cuando al-Nasir quería asombrar a alguno de sus cortesanos le bastaba hacer una seña a uno de sus esclavos para poner en movimiento el mercurio, e inmediatamente parecía que toda la habitación estaba atravesada por razón de la luz y la asamblea empezaba a temblar (...) Y era el movimiento del mercurio el que hacía creer que la habitación estaba contínuamente moviéndose o que giraba alrededor de un poste como si siguiera el movimiento del Sol” Medinat Al-Zahara La ciudad fue totalmente destruida a principios del siglo XI durante el proceso de desaparición del Califato y su desintegración en reinos de taifas. Medinat
Al-Zahira Los primeros destrozos fueron ocasionados por bereberes enemigos del caudillo Almanzor (ya fallecido éste) y posteriormente por el fanatismo purista de los almorávides que, contrarios a todo lujo y ostentación, por motivos religiosos, saquearon y destruyeron la ciudad quedando como un solar del que se aprovechó la piedra para la construcción de múltiples edificios en diversos lugares de Andalucía, entre ellos el palacio de Pedro I el Cruel en Sevilla. En el siglo XII la ciudad no estaba todavía completamente deshabitada. Probablemente en el siglo XV la ciudad ya había desaparecido y desde entonces fue memoria histórica que había perdido el rastro de su existencia. Se hablaba entonces de “Córdoba la Vieja”. La ciudad se perdió completamente y fue redescubierta siglos más tarde. Las primeras excavaciones se llevaron a cabo a comienzos del siglo XX. Se puede considerar que las excavaciones realizadas no representan más del 10% de la superficie por descubrir.
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