Capítulo 22 : Las guerras en Castilla y la "Beltraneja"
1. repudio de Blanca de Navarra y la indecisión sucesoria en Castilla
2. los vascos defienden sus intereses
3. las Vascongadas por las causas de Castilla
2 los vascos defienden sus intereses
Cuando la autoridad de Enrique IV es contestada en numerosos lugares del reino castellano por los partidarios del infante don Alfonso, Vizcaya y también Guipúzcoa se muestran leales y acuden en ayuda de su rey castellano,
“en cambio le favorecieron
a don Enrique
los de Galicia, Guipúzcoa, Vizcaya,
y del territorio de Asturias solo la parte que a aquella región mira”
dice la Crónica de Palencia.
Y así la villa de Valmaseda
“ e por el socorro que la dicha ciudad me fizo en tiempo que lo hube mucho menester”
y la ciudad de Orduña, que habían ayudado al Rey con cantidades en metálico, reciben escrituras de privilegio en 1466 y 1469 respectivamente, por las que el Rey les concede el privilegio de desligarse de la Merindad de Castilla para el pago de las alcabalas y otros impuestos, inscribiéndose desde entonces esos lugares en la Tesorería de Vizcaya. Estos y otros privilegios reales - concedidos por los monarcas generalmente en reconocimiento de lealtades a la corona de Castilla - irían con el tiempo tomando el carácter de lo que actualmente se vienen llamando los derechos históricos de los territorios vascongados, que no pueden desligarse de las obligaciones de lealtad con que se asumieron.
Enrique IV buscó la protección de Luis XI de Francia cuando se trató de disputar a su medio hermana Isabel el derecho de sucesión al trono para favorecer de nuevo a la Beltraneja . Durante las frustradas negociaciones de 1470 entre Enrique IV y Luis XI en torno al matrimonio de la “excelente señora” doña Juana la Beltraneja y su hermano Charles duque de Guyenne (5) cuando el impotente rey de Castilla estaba pronto a ceder el litoral vascongado a Francia (6), los vascos volvieron a alzarse contra este pretendido apartamiento de la corona de Castilla y obligaron a jurar a Enrique IV
“que nunca serían separados de Castilla”.
Pero no fue a más el tema pues el duque Charles de Guyenne se prendó al final de una hija del duque Carlos el Temerario de Borgoña y murió poco después de tuberculosis en Burdeos el 24 de mayo de 1472. Tenía entonces 25 años.
Más tarde, los vizcaínos - ya fallecido el infante Alfonso en 1468 - sin duda decepcionados por la predisposición que había mostrado Enrique IV a entregar los territorios vascongados a la corona de Francia, llegan a ser entusiastas partidarios de los jóvenes príncipes Fernando e Isabel. Estos ya habían contraído matrimonio en octubre de 1469, siempre protegidos por el Arzobispo de Toledo don Alonso Carrillo y ante la contrariedad manifestada por Enrique IV.
El Rey había utilizado sin éxito diversas tácticas para atraerse de nuevo a los vizcaínos a su campo y alejarlos de los príncipes Isabel y Fernando. Una de ellas fué ofrecerles mayores libertades y privilegios con tal de que abandonaran el partido del aragonés don Fernando. Incluso el rey de Francia apoyó estos ofrecimientos que hacía el rey de Castilla.
La contestación de los vizcaínos en carta a Fernando e Isabel de fecha 15 de septiembre de 1473 es tajante. Responden a los ofrecimientos de Enrique IV y del francés Luis XI con la terminante declaración de que
“primero morríamos todos,
e los que vivos quedasen se irían de esta tierra”
antes que
“quitasemos la obidiencia a vuestra alteza”
Aun cuando Enrique IV aún vivía, los vizcaínos de la Junta trataban en esta carta a los príncipes como si ya fueran Señores de Vizcaya - “Vuestro Condado e Señorío de Vizcaya” - y se declaraban humildes servidores y súbditos suyos.
Reconocían también los derechos sucesorios de los príncipes:
“conociendo cómo vuestra alteza
e a la alteza de la senyora Princesa nuestra senyora
perternesce la sucesión de estos reinos”
Y en esto los vascos están buscando, se están acomodando a, la protección de los futuros reyes de Castilla y de Aragón para no caer en la órbita francesa (7).
El Príncipe de Viana había fallecido hacía ya doce años, en septiembre de 1461. Su matrimonio con quien sería más tarde Isabel la Católica hubiera fraguado sin luchas la unidad de los reinos de España. En Navarra, la Casa de Foix-Grailly accederá pronto al trono (febrero 1479) y se abrirá entonces un período en el que los reyes de Francia Luis XI y Luis XII intentarán atraer a los reyes navarros hacia su influencia.
Vascongados y navarros vivieron este quehacer de maneras diversas.