Nota 6.12

En el Diccionario General Vasco de la Real Academia de la Lengua Vasca se utiliza la siguiente clasificación dialectal:

  • Roncalés. Esta variedad se ha hablado en las siete villas del valle de Roncal, actualmente extinguida. A mediados del XIX ya se constataba el retroceso del vascuence en el sur del valle, y a finales del siglo XX moría la última hablante de este dialecto. A pesar de no ser un dialecto muy extenso, dentro del dialecto roncalés se han distinguido tres variedades diferentes: Vidángoz, Urzainqui, Isaba y Uztárroz. Bonaparte consideró el roncalés como una variante del suletino, aunque ya en época posterior Azkue lo clasificó como dialecto independiente, tal y como se hace en el Diccionario General Vasco. Los hablantes del dialecto roncalés han estado durante siglos en la frontera lingüística romance. Geográficamente, tanto por el este como por el sur y el suroeste, donde limita con valles y localidades aragonesas, el roncalés se ha visto rodeado de hablas romances. Además, su actividad económica, pastoreo y almadías, llevó a los hombres de Roncal a desplazarse a zonas donde el vascuence era desconocido, como el valle del Ebro. Esta peculiar posición geográfica del dialecto roncalés ha sido la causa de su fuerte personalidad. Se dispone de numerosos textos religiosos en roncalés, fundamentalmente del siglo XIX. El primer texto conocido en esta variedad es un "reniego", fórmula de apostasía, procedente de Burgui, transcrito literalmente en vascuence en un proceso de Brujería de 1596 (Florencio Idoate, La Brujería en Navarra y sus Documentos, 1978, p. 302).
  • Suletino. Propio de la región norpirenaica de Soule (Pyrenées Atlantiques, Francia), al norte del Roncal. Marcadamente influido por el gascón. El príncipe Bonaparte reunió inicialmente el suletino y el roncalés en un mismo grupo dialectal.
  • Salacenco. Propio del valle de Salazar, se hablaba todavía en todos los pueblos del valle a comienzos del siglo XX. Tal y como ha ocurrido en el valle de Roncal, la pérdida del vascuence comenzó en el sur del valle y se extendió hacia el norte. Los últimos hablantes del dialecto eran de Ochagavía, Ezcároz y Jaurrieta. El príncipe Bonaparte incluyó el salacenco dentro del dialecto denominado bajonavarro oriental. Aunque el proceso de sustitución lingüística se inició en el siglo XIX, todavía en el año 1904 se hablaba vascuence en todas las localidades del valle. Por el contrario en el año 2002 tan solo vivían dos hablantes que conservaban el salacenco como lengua materna: Pedro Juan Zoco, de Ochagavía, de 93 años de edad, y Mari Cruz Esarte de Jaurrieta, de 86 años. La producción literaria en este dialecto es muy pobre y poco se puede encontrar fuera de los habituales textos de tema religioso.

  • Aezkoano.
    Es el dialecto del valle de Aezkoa, clasificado por Bonaparte como variante del subdialecto bajonavarro occidental. Se trata de un habla de fuerte personalidad, que puede considerarse como dialecto independiente. Está próximo a su desaparición, si bien no muestra un estado tan extremo como el salacenco. Todavía quedan numerosos hablantes de esta dialecto pero, si no es de manera excepcional, se ha interrumpido la transmisión natural.

  • Bajo Navarro
    . El dialecto bajonavarro se habla en una única localidad de la Alta Navarra: Valcarlos. Si bien este valle es administrativamente altonavarro, por su situación geográfica y por su manera de hablar es un pueblo más de la comarca bajonavarra de Cisa. Como es bien conocido, los accidentes geográficos pueden influir en gran medida en la extensión de un dialecto. En este caso el puerto de Ibañeta supone un claro obstáculo en las relaciones entre Valcarlos y la Alta Navarra, mientras que la frontera administrativa, al menos hasta época reciente, no ha tenido tanta importancia. 

  • Labortano.
    El dialecto labortano, en su variedad de Sare (Francia), se habla en dos localidades navarras: Urdax y Zugarramurdi. Estos dos pueblos navarros, por su lengua y ubicación geográfica tienen una gran relación con la región de
    Labour. El accidente geográfico que supone el puerto de Orchondo explica esta situación. En Urdax nació el mayor escritor clásico que ha tenido el vascuence: Pedro Daguerre Azpilicueta. Nació en el caserío llamado Axular en el año 1556 y murió en 1644, tras ser párroco de Sare durante 44 años. Escribió un único libro titulado Gero, bi partetan partitua eta berezia.El tema es religioso, pero escrito en un vascuence considerado hermoso.

  • Baztanés.
     Se denomina baztanés al dialecto hablado en el valle de Baztán. Se habla en todas las localidades de este valle, y solo en ellas. Luis Luciano Bonaparte incluyó el habla de Baztán dentro del dialecto altonavarro septentrional. En otros casos el vascuence baztanés ha sido considerado como labortano, esto es, como continuación del dialecto situado al otro lado de los Pirineos. Recientemente Koldo Zuazo ha incluido el vascuence hablado en este valle dentro del denominado vascuence navarro. Los textos religiosos del siglo XIX escritos en baztanés son relativamente abundantes.

  • Alto Navarro.
       Meridional. Es el dialecto hablado en Pamplona, históricamente el más extendido, hablado y propio de Navarra. Se han escrito en dialecto altonavarro meridional obras de interés lingüístico. Así el primer libro que debió de escribirse en vascuence y que no se nos ha conservado, la Doctrina Christiana de Sancho de Elso, o el Tratado de Oír Misa (1621), escrita por Juan de Beriáin, natural de Uterga. En este libro Juan de Beriáin declaraba que lo escribía en el vascuence de Pamplona: "Escribo en el que se habla en Pamplona, porque es la capital de este reino, y es la que más extendida y mejor se entiende en toda Navarra". Y, sobre todo, Joaquín Lizarraga, hijo y párroco de Elcano, quien escribió cantidad de sermones y libros de oraciones, construyendo un material imprescindible para conocer la extinta variedad lingüística hablada en la cuenca de Pamplona.
    En el momento de máxima extensión tuvo como lugares fronterizos las siguientes localidades y valles: Valdega, La Solana, Oteiza, Villatuerta, Cirauqui, Mañeru, Puente la Reina, Valdizarbe, Artajona, Pueyo, Valdorba, Lerga, Ujué, Gallipienzo, Sada, Leache, Lumbier, Urraúl. Se encuentra actualmente al borde de la extinción.

       Septentrional. Es el dialecto de Navarra más extendido y hablado, aunque este papel haya sido desempeñado históricamente por el altonavarro meridional. El altonavarro septentrional ha tenido un uso escrito muy pobre, fuera de una literatura religiosa de poca calidad. Tiene, no obstante, ejemplos de indudable antigüedad, pero que no pueden compararse con los de otros dialectos. Cuenta con aproximadamente 35.000 hablantes en Navarra distribuidos en los siguientes pueblos y valles: Araquiil, Lacunza, Arbizu, Irañeta, Arruazu, Larraun, Araiz, Cinco Villas, Imoz, Basaburua Menor y Mayor, Arano-Goizueta, Leiza-Areso, Ulzama, Anue, Malerreka, Bertizarana y otros. Fuera de Navarra también se habla en Irún, Fuenterrabía, Lezo y Oyarzun.

  • Guipuzcoano de Navarra
    . Utilizado desde la frontera de Guipúzcoa hasta Arbizu (valles de Burunda, Ergoyena, Echarri-Aranaz) (en Ciordia, Olazagutía, Alsasua, Urdiain, Iturmendi, Bacaicoa, Lizarragabengoa, Echarri-Aranaz, Unanua y Torrano).

  • Vizcaíno

En Navarra se ha constatado un cambio gradual en los dialectos, que por la introducción del “batúa” se están extinguiendo. En general, los dialectos baztanés, aezkano, salacenco y roncalés guardaban antiguamente una relación más estrecha con los de Francia, motivado seguramente por una mayor relación humana en la antigüedad entre ambas zonas (trashumancia, contactos pastoriles en pastos comunes, comercio...). Sin embargo, en todos ellos se constató posteriormente una aproximación al dialecto principal de Navarra - el altonavarro - motivado por el peso que la capital tenía en toda Navarra y que atraía económica, geográfica y lingüísticamente a los hablantes de estos dialectos. Hoy en día este dialecto ha perdido su carácter referencial y se aprecia un acercamiento, más acusado en las zonas más fronterizas, al guipuzcoano.