Nota 2.2
Son reveladores los episodios ocurridos entre los vascos, Enrique IV de Castilla y Fernando el Católico durante las guerras de la Beltraneja en el siglo XV:
Enrique IV había utilizado sin éxito diversas tácticas para atraerse de nuevo a los “vizcaínos” a su campo y alejarlos de los príncipes Isabel y Fernando. Una de ellas fué ofrecerles mayores libertades y privilegios con tal de que abandonasen el partido del aragonés don Fernando. Incluso el rey de Francia Luis XI apoyó estos ofrecimientos que hacía a los vascos el rey de Castilla. La contestación de los “vizcaínos” en carta a Fernando e Isabel de fecha 15 de septiembre de 1473 es tajante. Responden a los ofrecimientos de Enrique IV y del francés Luis XI con la terminante declaración de que “primero morríamos todos, e los que vivos quedasen se irían de esta tierra” antes que “quitasemos la obidiencia a vuestra alteza”.
Cuando el impotente rey Enrique IV de Castilla estaba pronto a ceder el litoral vascongado a Francia, los vascos volvieron a alzarse contra este pretendido apartamiento de la corona de Castilla y obligaron a jurar a Enrique IV “que nunca serían separados de Castilla”.
El 30 de julio de 1476, la Junta General, congregada bajo el árbol de Guernica - “se asentó en una silla de priedra que está so el dicho Arbol en su estrado e aparato real de brocado” - y su inmediata iglesia de Santa María la Antigua, para dar posesión a don Fernando, recordaba al monarca por qué habían tomado parte en su favor en el conflicto dinástico de la Beltraneja. Sencillamente porque su predecesor en el trono de Castilla, Enrique IV, había tenido la tentación de ceder el litoral vascongado a Francia:
“ya Su Señoría sabía como seyendo Su Alteza y la Reina nuestra Señora Príncipes,
herederos de estos reinos,
por no ser ausentados de su Corona Real se alzaron por su Alteza
y estuvieron a su obediencia y mandamientos”.