ABÁRZUZA
Haute-Navarre
Abárzuza
iglesia Nuestra Señora de la Asunción
ermita Santa Bárbara
iglesia Nuestra Señora de la Asunción
Abárzuza
Abárzuza
merindad de Estella
Navarra
iglesia Nuestra Señora de la Asunción
Se trata de un edificio gótico renacentista del siglo XVI, construido sobre un anterior templo medieval del que se aprovecharon los viejos sillares y algunos otros materiales. Las obras comenzaron en 1522 y consta que en el año 1593 continuaban los trabajos. La sacristía es ya del siglo XVII.
Presenta planta de cruz latina con nave única de dos amplios tramos. La nave y el crucero se cubren con bóvedas de terceletes, mientras que la capilla mayor recibe una bóveda de gallones. El coro se alza a los pies de la nave sobre un arco rebajado. La sacristía queda adosada a la cabecera por el lado de la Epístola y se cubre por tres tramos de bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones.
El pórtico de sillería que protege la entrada del lado del Evangelio sirvió antiguamente de cementerio conservándose algunas placas de los siglos XVI y XVII. Está formado por tres arcadas de medio punto que descansan en grandes pilares cruciformes. La portada consiste en un arco rebajado con potentes dovelas. La portada del lado de la Epístola es apuntada y se abocina con cuatro arquivoltas molduradas, quedando protegida por un pórtico neoclásico de sillería que aprovecha estructuras de épocas anteriores.
La torre situada en los piés de la iglesia es de época medieval pudiendo fecharse en los siglos XIV-XV, aunque reconstruida posteriormente.
El retablo mayor del presbiterio es del siglo XVI y está dedicado a la Asunción de la Virgen. Aunque mantiene trazos platerescos tardíos en la decoración, apunta ya hacia un romanismo navarro. El conjunto es grandioso por la gran cantidad de escenas y figuras que lo integran aunque la imaginería adolece de cierta tosquedad.
Cuenta la glesia con otros retablos como los de la Inmaculada (s. XVI) , la Virgen del Rosario (s. XVII), la Dolorosa (s. XIII), o San Roque (s. XVII).
Cuenta la iglesia con varias piezas de orfebrería de los siglos XVI al XIX. Tiene gran interés el ostensorio de bronce y plata dorada con esmaltes de la primera mitad del siglo XVII. Y asímismo el relicario de San Roque de plata, obra barroca de la primera mitad del siglo XVIII.
En la Casa Parroquial se encuentra una talla románica de la Virgen con el Niño de la época de Sancho VII el Fuerte (principios del siglo XIII aunque el dorado de la imagen es del XVI), que repite la iconografía de Irache aunque la imagen no está chapeada en plata. L corona es barroca del siglo XVII.
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ermita Santa Bárbara
Abárzuza
Abárzuza
merindad de Estella
Navarra
ermita Santa Bárbara
Se encuentra sobre un montículo a la derecha de la carretera que lleva al despoblado de Muru, a una media hora del pueblo.
Se trata de una construcción gótica de 1500, aunque su aspecto actual obedece en buena medida a reformas modernas del interior y del exterior. Tiene planta rectangular y cabecera recta. Muros de mampostería con cadenas de sillar en las esquinas. Una portada gótica con arco apuntado de triple molduraje cóncavo se encuentra en el lado de la Epístola. A ambos lados de la puerta hay dos saeteras con arquivoltas conopiales.
El pueblo contó en el pasado con otras ermitas dedicadas a Santiago (en la cima de Monte Negro), San Pablo, San Sebastián (s. XVII) y San Miguel, estas dos últimas dentro del pueblo. El solar que ocupó la ermita de San Sebastián ubica actualmente el cuartel de la Guardia Civil.
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casas y palacios
Abárzuza
Abárzuza
merindad de Estella
Navarra
casa en Abárzuza
Abundan las casas señoriales de los siglos XVI, XVII y XVIII, cuyas fachadas ostentan blasones nobiliarios. Algunas incorporan adornos renacentistas en sus fachadas.
La casa de los Munárriz es del siglo XVI y en el XVIII perteneció a don José Luis Munárriz, académico de honor en la Real Academia de San Fernando que fue retratado por Goya.
casa blasonada
portada con grandes dovelas
casa en Abárzuza
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monumento al Sagrado Corazón
fuente en Abárzuza
iglesia y ruinas
Andéraz
Abárzuza
merindad de Estella
Navarra
iglesia de Andéraz
portada
Se encuentra a pocos kilómetros de Abárzuza en la carretera que la une a Arizala donde actualmente se encuentra el Colegio de Andéraz.
Detras del palacio del siglo XVI se encuentra una iglesia moderna y a corta distancia el primitivo templo seguramente de origen medieval aunque muy reformado en el siglo XVI. Solamente se mantienen en pié los muros perimetrales de sillarejo con contrafuertes de sillar. Es también del siglo XVI la puerta de medio punto.
Este templo se encuentra actualmente bajo la lonja delantera del citado Colegio, aprovechándose sus estructuras como cimientos de ésta. En el jardín se conservan varias claves de bóvedas del siglo XVI que seguramente pertenecen a la iglesia. Una de ellas es de gran tamaño y tiene relieve de un apóstol del segundo tercio del siglo XVI.
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antiguo palacio transformado en colegio
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monasterio Santa María la Real
Iranzu
Abárzuza
merindad de Estella
Navarra
Santa María la Real de Iranzu
INDICE
En el km. 8 de la carretera Estella-Echarri Aranaz, arranca en Abárzuza la carretera que conduce al Monasterio. Se encuentra en el pequeño valle de Iranzu, entre las montañas rocosas de Yerri. Fue fundado por monjes blancos benedictinos seguidores de la reforma cisterciense.
Anteriormente a la llegada de los monjes cisterciense, existió un cenobio de benedictinos bajo la advocación de San Adrián cuya existencia puede remontarse al siglo XI. La comunidad se extinguió quedando en pie su iglesia en ruinas. La comunidad de San Adrián no debió ser muy numerosa ni influyente. La iglesia de Abárzuza y el monasterio de San Adrián fueron donados por Sancho III el Mayor en los años 1030-1035 a la sede episcopal de Pamplona.
Esta iglesia de San Adrián debió de aprovecharse para la definitiva fundación del monasterio cisterciense en 1176. La abadía de Iranzu surge tras la donación que lleva a cabo en 1176 el obispo de Pamplona Pedro de Artajona a su hermano Nicolás. El obispo, nombrado en 1167, era conocido como “Pedro de París” por haber estudiado en esa ciudad juntamente con su hermano Nicolás. Antes de la donación, éste vestía el hábito cisterciense en la Cour-Dieu (Curia Dei) de filiación Cîteaux, en Orleans, la séptima fundación de la Orden en 1119. Así Iranzu es el primer monasterio español de esta filiación Cîteaux. A Iranzu llegaron en el año 1178 los doce monjes -- como los doce apóstoles -- que prescribían las Constituciones para efectuar cualquier nueva fundación. En los primeros diplomas se sigue llamando monasterio de San Adrián. A partir de 1193 se habla ya de Santa María de “Irantio”. En 1186 Pedro de París había traído a su diócesis la reliquia de San Fermín y fue el introductor del culto del santo en Pamplona.
El monasterio comenzó a construirse en 1176 y se prolonga hasta principios del siglo XIV, de estilos cisterciense y románico-gótico. El recinto de Iranzu tiene una compleja estructura propia de los monasterios medievales, que comprende diversas dependencias distribuidas alrededor de patios y claustros en una extensa superficie cerrada por murallas, cuya organización recuerda la del monasterio cisterciense de La Oliva, en Carcastillo (Navarra). Del conjunto destaca su gran iglesia abacial, el claustro anejo a ella y las dependencias del mismo, como la sala capitular, la cocina y el refectorio. Adosadas al flanco sur del complejo monástico se conservan otras construcciones manieristas del siglo XVII, donde hoy habita la comunidad de Teatinos.
Adquirió el monasterio gran relevancia a partir del abad Peregrino (1199-1210) y especialmente Fernando Martínez de Milagro (1246-1258) quien acometió muchas obras y permutó con el rey Teobaldo I en 1248 una heredad en su pueblo natal Milagro, actualmente llamada Dehesa de San Juan, que antes de pertenecer a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén había sido del monasterio de Iranzu, seguramente por cesión de su abad. Es famoso el Libro Becerro de Iranzu que el abad Martínez hace componer detallando las numerosas propiedades del monasterio.
En el siglo XIII, gracias a donaciones de reyes, obispos y nobles, el monasterio llegó a disponer de numerosas propiedades y posesiones por casi todo el Reyno de Navarra y en los territorios limítrofes de Alava, Guipúzcoa y La Rioja. Incluso Alfonso X el Sabio, siguiendo una tradición familiar pues ya Alfonso VIII lo había hecho antes, cedió a los monjes de Iranzu algunas fincas urbanas en Sevilla y rústicas en Lucena y Alocaz.
El 20 de octubre de 1307 el rey Luis I de Navarra y X de Francia, que había venido a coronarse desde Francia, confirmó privilegios a Iranzu y le dió amparo real. A finales del siglo XV los monjes tomaron partido por la facción "agramontesa" en las guerras civiles que los enfrentaron a los "beamonteses", por cuya causa sufrió el monasterio hasta el punto que los monjes consideraron abandonarlo. Mosén Pierres de Peralta le dispensó de algunos tributos a fin de mejorar su pecaria situación. También el rey-viudo-consorte don Juan otorgó al cenobio ciertas rentas a mediados del siglo XV. A finales del siglo XV el monasterio había languidecido de tal manera que sólo la integraban tres sacerdotes y cuatro frailes. Se plantearon nuevos problemas tras la anexión del Reyno de Navarra a la Corona de Castilla, León y Granada en junio de 1515, y arrogarse el emperador Carlos V y su hijo Felipe II el derecho de presentación de los abades. La pretensión de los monarcas de incorporar los cenobios cistercienses navarros a la Congregación de Castilla no llegó a realizarse y en 1634 se unió Iranzu a la Congregación de la Corona de Aragón, como las otras comunidades de Navarra.
La primera exclaustración ocurre en 1809 en tiempo de la ocupación napoleónica. Tras la exclaustración de 1835, los monjes de Iranzu, al igual que los benedictinos de Irache, pudieron permanecer algún tiempo en el monasterio al amparo de las milicias carlistas, aunque en 1839, después del "abrazo de Vergara", tuvieron que abandonarlo como consecuencia de las leyes desamortizadoras de los regímenes centralistas liberales. Desde entonces el cenobio quedó deshabitado, hasta que en 1945 se estableció una comunidad de religiosos Teatinos, que continúa en la actualidad. En 1942 se llevó a cabo por la Institución Príncipe de Viana una profunda restauración, en algunos casos reconstrucción.
En vida del fundador Pedro de París debió de edificarse gran parte de la iglesia abacial y en esa iglesia fue enterrado este obispo-fundador en 1193, "cerca del presbiterio y en la nave del evangelio". Resulta impresionante la macicez de los elementos arquitectónicos de la iglesia, aún deudores del estilo románico. La austeridad de las estructuras contribuye a resaltar la pureza arquitectónica, propia de los templos cistercienses. En planta, la iglesia recuerda los modelos de templos cistercienses de Borgoña, presentando tres alargadas naves, cada una dividida en cinco tramos rectangulares. Sigue un crucero no destacado en planta, aunque sí en alzados, y una triple cabecera recta, en correspondencia con cada una de las naves. La capilla central es rectangular y tiene dos tramos, al igual que la del lado de la Epístola, mientras que la del Evangelio se reduce a uno sólo. Las naves se separan entre sí por arcos ojivales doblados. En el muro frontal de la capilla mayor se desarrolla un triple arco apuntado rematando el conjunto una gran rosa de seis lóbulos y arquillos trilobulados. Se abren en los muros del templo un elevado número de ventanas, a través de las cuales el interior recibe una abundante y clara iluminación. Un gran óculo de tracería moderna se eleva en el muro de los pies, sobre dos ventanas de medio punto abocinado. Otros óculos menores presentan los extremos de los brazos del crucero.
Iranzu significa en vascuence “helechal” y es un pariente toponímico de Irañeta o Iraeta e Irache.
El recinto de Iranzu tiene una compleja estructura, propia de los monasterios medievales, que comprende diversas dependencias distribuidas alrededor de patios y claustros en una extensa superficie cerrada por murallas, cuya organización recuerda la del monasterio cisterciense de La Oliva (Carcastillo, merindad de Tudela)
La iglesia es una construcción de estilo cisterciense llevada a cabo poco después de la llegada de los monjes franceses en 1176, en tiempos del rey Sancho VI el Sabio de Navarra. Es una obra que impresiona por lo macizo de sus elementos arquitectónicos, aún deudores del estilo románico.
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Presenta tres alargadas naves, la central más amplia, cada una de ellas dividida en cinco tramos rectangulares. Sigue un crucero y una triple cabecera recta en correspondencia con cada una de las naves. La capilla central es rectangular y tiene dos tramos, al igual que la del lado de la Epístola, mientras que la del Evangelio se reduce a uno solo. Las naves se separan entre sí por arcos ojivales doblados que arrancan de robustos pilares prismáticos reforzados por contrafuertes en las naves laterales. Los pilares del crucero presentan medias columnas sobre pedestales con bases circulares y austeros capiteles cistercienses, en las que descargan los arcos torales. En el muro frontal de la capilla mayor se desarrolla un triple arco apuntado que protege otras tantas ventanas abocinadas, también apuntadas, rematando el conjunto una gran rosa de seis lóbulos y arquillos trilobulados. Sirven de acceso a las capillas laterales desde el crucero arcos dobles muy apuntados. En uno de los muros de la capilla del lado de la Epístola se emplaza un gran nicho apuntado que debe corresponder a un sepulcro que se encuadra por dos hornacinas de arco de medio punto.
Las naves y el transepto se cubren con bóvedas de crucería con nervios de triple baquetón. Marcan sus tramos potentes arcos fajones de sección rectangular. Bóvedas semejantes cubren las tres capillas de la cabecera, excepto el segundo tramo de la del lado de la Epístola, que se debe a una reforma posterior dentro del Gótico; este tramo recibe bóveda de crucería con nervios de sección mixtilínea, al igual que el arco fajón.
Se abren en los muros un elevado número de ventanas, recibiendo la iglesia una abundante y clara iluminación. Un gran óculo de tracería moderna se eleva en el muro hastial sobre dos ventanas de medio punto abocinado. Otros óculos menores presentan los extremos de los brazos del crucero.
La sacristía manierista, como la del Monasterio de La Oliva (Carcastillo), de la primera mitad del siglo XVII, se halla adosada a la cabecera por el lado de la Epístola. Se accede a través de un vestíbulo de tres tramos de medio cañón rebajado con lunetos y arcos fajones sobre ménsulas, vestíbulo que comunica con el brazo del crucero por medio de una poprtada adintelada con frontón curvo con tres bolas en su remate. En uno de los muros de la sacristía se encuentra una fuente de la época bajo arco de medio punto , con pequeñas pilas aveneradas a sus lados. En la sacristía se guarda una bella talla barroca de San Francisco de Asís, de tamaño pequeño, del siglo XVIII, según la iconografía de Pedro de Mena.
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Al exterior, potentes muros de sillería con contrafuertes dispuestos en correspondencia a los tramos internos. Se culminan en cornisa con canes lisos. La fachada oculta el verdadero muro hastial del templo, que queda tras ella. Se trata de un paramento limpio de sillería, desarrollado en vertical. Aparece entre dos cuerpos menores de distintas alturas, que pertenecen a las naves laterales. En su centro se abre una bella puerta abocinada con cuatro arquivoltas ojivales lisas y arco exterior, apeando en columnas acodilladas de bases circulares y capiteles de pencas cistercienses. Encima se encuentra un gran óculo y en los cuerpos laterales estrechas ventanas de arco apuntado.
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Adosado al templo por el lado de la Epístola se encuentra el Claustro y sus dependencias anejas, todo ello de origen medieval, que han sido objeto de profunda restauración. Las obras del claustro se comenzaron muy a finales del siglo XII o principios del XIII, dentro de la tradición más pura del Císter. El claustro, con su fuente hexagonal, se completó en el siglo XV. El claustro se ajusta en planta a un cuadrado irregular con seis arquerías entre contrafuertes, los lados norte y sur, siete el occidental y ocho el oriental. En la crujía norte, la más primitiva, sus arcos están formados por dos medios puntos con baquetones externos que montan en tres columnas. Cobija el conjunto un amplio arco ojival macizado con rosetón central de seis lóbulos. La crujía meridional, la más tardía de todas, tiene cinco amplias arcadas con tres finísimos maineles sobre los que cabalgan dos arcos ojivales. Una de las arcadas meridionales se ha suprimido a fin de conectar con el Lavatorio. Esta dependencia, prácticamente reconstruida en la última restauración, es un templete hexagonal con bóveda de seis paños, abriéndose en sus lados arcos similares a los del flanco oriental. En su interior hay una fuente también hexagonal. Un abundante número de capiteles esculpidos aparecen en los distintos pilares, columnas y maineles de las arcadas del claustro, advirtiéndose a través de ellos la evolución que sufre el estilo a lo largo del tiempo que se invirtió en su construcción. En la crujía norte y en los tramos más antiguos de de los flancos occidental y oriental predominan capiteles vegetales diversos. En las tres arcadas del siglo XIV se utiliza una hojarasca gótica propia de la época, formando capiteles corridos. Las galerías del claustro se cubren por bóvedas de crucería. Sus cruces se decoran con claves decoradas. Los sobreclaustros, hoy demolidos, se construyeron en el primer tercio del siglo XVII. Desde el claustro se accede al templo a través de dos portadas que se encuentran en los extremos del flanco norte. La inmediata a los pies conserva un fragmento de arco apuntado cisterciense. En el otro extremo se abre una puerta de principios del siglo XVII adintelada, bajo arco casetonado.En la crujía oriental se localiza la sala capitular construida a finales del siglo XII en estilo cisterciense, al mismo tiempo que la iglesia. Tiene planta rectangular y lleva seis tramos de bóvedas de crucería con nervios de ángulos achaflanados y baquetón central. Las bóvedas apoyan en dos columnas centrales en lugar de cuatro como en La Oliva y Fitero. Preside el muro frontal una ventana ciega de medio punto abocinada que flanquean dos hornacinas de arcos ojivales, el de la derecha doble y de perfiles achaflanados. Un robusto arco de medio punto moldurado con baquetón permite el ingreso a esta estancia desde el claustro. Centran este arco ventanas de medio punto abocinadas, cada una con cuatro arquivoltas que alternativamente apoyan en pares de columnillas acodilladas.
El conjunto medieval del claustro se completa con una serie de dependencias situadas en los flancos sur y oeste del mismo, de las que destaca la Cocina monumental del siglo XIII, para cuya construcción, igual que el Refectorio, dejó un legado testamentario el rey Teobaldo II de Navarra Champagne (1238-1253-1270). Rodean la chimenea ocho tramos de bóveda de crucería. Sirve de tránsito a la cocina desde el claustro un tramo de bóveda de medio cañón apuntado. Por encima de sus tejados sobresale la chimenea, con agudo chapitel de piedra y un cuerpo superior abierto por medios puntos y rematado en pirámide. Junto a la cocina se emplaza el Refectorio, hoy convertido en capilla. Se accede a él desde el claustro por una portada gótica del último tercio del siglo XIII, abocinada con cuatro arquivoltas y capiteles corridos en los que se desarrolla una hojarasca muy geometrizada. Esta dependencia, junto a otras antiguas, en las que hoy habita la comunidad Teatina, forman al exterior un gran bloque rectangular con monumental fachada manierista, muy horizontal, orientada al sur.
En el lado occidental del claustro se localiza la Cillería que está dividida en cuatro tramos, conservando todavía los tres fajones apuntados correspondientes y un arco igualmente apuntado de ingreso desde el pórtico.
La Casa Abacial está ubicada en la parte posterior de la fachada principal del templo. La construcción debió de ser retocada en el Barroco, aunque conserva aún del siglo XIII el paramento central de su fachada. Se abre en él un arco apuntado con columnillas de capiteles vegetales y arquivolta externa de puntas de diamante. Sobre el arco luce un hermoso tondo con el Agnus Dei sostenido por cuatro ángeles, que han perdido su cabeza, enmarcados por baquetones.
ermita San Adrián
La ermita de San Adrián se encuentra al oriente del complejo monástico. Construcción de estilo cisterciense, de hacia 1200, recuerda a la capilla de San Jesucristo del Monasterio de La Oliva (Carcastillo, merindad de Tudela). Consta de nave cuadrada y ábside semicircular, separados por arco triunfal apuntado sobre pilares rectangulares con baquetones en sus ángulos. En el ábside se abren dos pequeñas ventanas abocinadas de medio punto sobre las que corre una imposta lisa. Se cubre por bóvedas de fuertes nervios de sección pentagonal. Su exterior presenta muros de sillería, muy retocada, jalonando todo su perímetro contrafuertes prismáticos. Un arco de medio punto sirve de ingreso a los pies y otro más pequeño se abre en el lado de la Epístola. Junto a la ermita quedan restos de una dependencia medieval de planta rectangular con arcos perpiaños apuntados así como accesos a otras dependencias arruinadas.
Adosado al muro de la nave del lado del Evangelio se halla un sepulcro de la época de la iglesia con un arco apuntado.
En el pavimento del presbiterio aparece una lauda sepulcral de principios del siglo XVII, que se ha identificado erróneamente con la del obispo y fundador Pedro de París. Lleva escudo portando báculo y mitra, más flor de lis y estrella en jefe. Debajo de él una cartela de cueros retorcidos incluye leyenda de la que sólo se conservan sus primeras letras: HIC; en ella se decía: "Aquí yace sepultado el Maestro P. fray Domingo de Astete".
Diversas piezas medievales, en su mayoría restos arquitectónicos, se guardan en las distintas dependencias del Monasterio.
crucero en Iranzu
Junto al camino que conduce al Monasterio se eleva un crucero de la segunda mitad del siglo XVI. Monta en dos gradas cuadradas y presenta basa circular, pedestal cúbico cajeado y columna acanalada de capitel compuesto que incorpora pinjantes de frutos y cabezas de querubín en sus frentes; se remata en cruz con Crucificado de estilo expresivista en el anverso y Virgen con Niño en el reverso.
Los ladrones que robaron los bueyes del Monasterio en el año 1331 fueron ahorcados en Estella. En 1359 los monjes entregan 50 libras al infante Luis de Evreux, conde de Beaumont le Roger (1341-1376), para levantar gentes de armas para defender las posesiones de su hermano, el rey Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387) en Normandía.