Construcción de origen medieval, reconstruida en estilo gótico-renacentista en el siglo XVI. Sufrió reformas y ampliaciones en el último tercio del siglo XVIII y primera mitad del XIX.
Presenta planta de cruz latina con nave única de cuatro tramos, cabecera pentagonal y coro alto a los pies, más dos capillas adosadas y en línea con los brazos del crucero y una tercera capilla más pequeña abierta al tercer tramo de la nave por el lado del Evangelio. Esta traza engloba la estructura del siglo XVI que se conserva íntegra en la cabecera, crucero y nave, excepto en el tramo de los pies. La capilla mayor se cubre con una bóveda gallonada. Las restantes bóvedas de la nave y brazos del crucero componen sencillas estrellas de cuatro puntas. El crucero muestra una rica bóveda estrellada con ligaduras, combados y diagonales rectos de sección mixtilínea. Corresponde también al siglo XVI la sacristía que queda adosada a la cabecera por el lado del Evangelio, cubriéndose con una elegante bóveda estrellada, muy similar a la del crucero.
En el siglo XVIII se amplía la iglesia añadiendo un cuarto tramo a los pies de la nave, cubierto con bóveda de crucería de nervios mixtilíneos, dos capillas inmediatas al crucero con bóvedas nervadas dedicadas a San José y San Francisco Javier, escaleras y coro alto sobre el nuevo tramo añadido, más la fachada principal, torre y pórtico. Las obras se llevaron a cabo entre 1773 y 1781. Al tercer tramo de la nave por el lado del Evangelio se añade posteriormente la actual capilla de Bautismos, con una monumental portada, que debió habilitarse en torno a 1845 para dar cobijo a la imagen del Cristo procedente de la iglesia de Santa María. La nueva sacristía data de 1855 y se localiza inmediata a la del siglo XVI que pasa a convertirse en antesacristía. Consiste en una monumental rotonda de traza italianizante en estilo neoclásico con cuatro grandes hornacinas de arcos rebajados ciegos entre pilastras jónicas y arcos rebajados. Sobre esta rotonda descansa el anillo de una cúpula de media naranja que culmina en un gran óculo, recubriéndose todo el conjunto de pinturas que simulan mármoles jaspeados. Luce la sacristía un bello entarimado parisino con figuras geométricas en diferentes tonalidades de ocres.
portada-retablo en muro hastial
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torre
s. XVIII
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portada
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hornacina de San Pedro sedente en
ático de portada en muro hastial
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hornacina lateral de San Pablo
portada muro hastial
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portada lateral
del lado de la Epístola
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hornacina lateral de San Andrés
portada muro hastial
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portada bajo pórtico lateral del lado de la Epístola
clípeos barbados de las enjutas
Al exterior, muros de cantería con gruesos sillares bien labrados. A los pies se alza la monumental fachada erigida a partir de 1776 según una traza que parece inspirarse en la de Santa María la Redonda de Logroño. De las dos torres proyectadas solo se llegó a construir la del lado del Evangelio en un estilo de transición, donde conviven elementos tardo-barrocos con otros neoclásicos. En la fachada se intercalan elementos renacentistas procedentes de la primitiva portada del siglo XVI. Se articula la fachada por cuatro triples pilastras dórico-toscanas de orden gigante. Sirve de remate una pequeña espadaña de líneas barrocas compuesta por un arco de medio punto entre pilastras con frontón roto y envuelto en volutas. El lienzo principal está centrado por una portada retablo de ingreso con cuatro columnas y en el centro un arco de medio punto entre pilastras. Las laterales albergan hornacinas aveneradas para alojar grandes estatuas. Un potente entablamento da paso al ático que, a escala menor, reproduce aproximadamente la disposición arquitectónica del cuerpo bajo. Esta traza, que probablemente reproduce con elementos del siglo XVIII el diseño de la primitiva portada del siglo XVI, cobija una serie de esculturas y hornacinas renacentistas aprovechadas de aquella. Las hornacinas laterales contienen las imágenes de San Pablo y San Andrés y la del ático otra sedente de San Pedro.
En el espacio existente entre la capilla de San Francisco Javier y el flanco sur de la fachada se construyó un pórtico de tres cuerpos enmarcados por un orden gigante de pilastras. La planta baja se abre por arcos de medio punto entre pilastras, cubriéndose con bóvedas de medio cañón con lunetos. Las plantas superiores presentan ventanas o balcones rectos con enmarques de orejetas. Esta estructura protege el primitivo acceso al templo que se trasladó al tercer tramo de la nave al construirse la capilla de San Francisco Javier. De la traza del siglo XVI se aprovecha el gran arco escarzano con sus jambas y molduraciones más los dos clípeos de las enjutas que encierran bustos barbados, posiblemente David y otro profeta. Los restantes elementos, columnas con sus jarrones gallonados y la gran placa sobre la clave, son producto de la reforma del siglo XVIII.
Virgen sedente con el Niño
retablo mayor
Preside el presbiterio un gran retablo mayor, obra importante del Romanismo en Navarra, ejecutado entre 1594 y 1610, con policromía de mediados del siglo XVIII. El retablo es de marcado carácter arquitectónico, destacando la calle central por su amplitud. En el banco se suceden escenas en relieve de la Última Cena, el Lavatorio, la Oración del Huerto y el Prendimiento. En el friso que sirve de tránsito al segundo nivel se sitúan dos ángeles a cada lado, más cuatro relieves que reproducen figuras de santos. La hornacina central del siguiente cuerpo aloja la bella escultura sedente de San Pedro, entre otras más pequeñas de San Pablo y San Andrés. La caja central del siguiente cuerpo aloja el grupo escultórico de la Asunción rodeada de ángeles entre dos santas mártires. Flanquean el Calvario del ático las esculturas de San Lorenzo y San Esteban. De la misma época y estilo romanista son el sagrario y los relieves situados sobre él.
En el lado del Evangelio se encuentran los retablos de la Inmaculada (muro frontal del crucero, de hacia 1716, barroco, modificado en el s. XIX en estilo neoclásico, con una escultura de la Inmaculada de la época del retablo); de la Virgen del Rosario (muro extremo del brazo del crucero, manierista, de los primeros años del s. XVII); y de San José (capilla de San José, rococó, de hacia 1756, con esculturas de ecos de Bernini, San José con el Niño, flanqueada por San Babil y San Gregorio, con San Antonio de Padua en el segundo cuerpo y el busto del Padre Eterno en el ático). A los pies del templo se encuentra una pila de agua bendita del siglo XVIII y cerca de ella, en la capilla del baptisterio, la gran pila de bautismos del siglo XVI.
En el lado de la Epístola, los retablos dedicados a Santiago (muro frontal del brazo del crucero, de traza semejante al de la Inmaculada aunque más ricamente decorado, en el que se aloja un lienzo del Martirio de Santiago de baja calidad y otro de Santiago Matamoros, barroco, de excelente calidad, del último tercio del s. XVII, con estrechas relaciones con la obra de Vicente Berdusán representada en la parroquia de Funes); de Cristo Crucificado (muro extremo del brazo del crucero, de hacia 1623, de traza semejante al de la Virgen del Rosario, con una bella imagen romanista del Crucificado); y de San Francisco Javier (actual capilla del Corazón de Jesús, idéntico a su simétrico de San José, en donde la imagen del titular está flanqueada por las de San Blas y San Ignacio, ocupando el ático San Fermín, todas ellas dentro del estilo rococó con dejes barrocos). Junto a este último retablo se emplaza una imagen del siglo XIX del Corazón de Jesús, protegida por un tornavoz barroco. En esta capilla se ha montado un retablo procedente de la ermita de Andión, formado por tablas del siglo XVII de carácter popular. En un balconcillo que da a esta capilla, encima del retablo de Andión, se ha introducido el antiguo expositor del retablo mayor, de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII. Su interior cobija a la Virgen de Andión, titular de su ermita, que responde a los caracteres de las imágenes medievales de finales del siglo XIII, con su aspecto modificado sustancialmente en el siglo XVIII, cuando se le añadieron los ojos de cristal, se repintó y retalló para convertirla en imagen de vestir.
En el coro se encuentra una sillería rococó de 27 asientos, ejecutada hacia 1769 al mismo tiempo que el facistol y el órgano, de la misma autoría.
En la antigua sacristía se halla una talla romanista de Cristo Crucificado, de finales del siglo XVI, así como varios lienzos barrocos. En la sacristía nueva se guardan varias tallas de épocas y estilos diversos, entre ellas la talla de San Sebastián de principios del siglo XVI. Una parte importante de estas obras procede de la ermita de Andión.
En el Museo Diocesano de Pamplona se custodia un Belén barroco del siglo XVIII procedente de esta iglesia.
En el capítulo de orfebrería, se conservan varias piezas: cáliz de plata del siglo XVI, dos cálices de plata de estilo manierista del siglo XVII, otro cáliz barroco peruano del siglo XVII y varios cálices del siglo XIX; copón de plata neoclásico, del siglo XIX; dos pequeñas coronas manieristas de plata, de principios del siglo XVII con pedrería añadida en el XVIII; crismeras de plata de mediados del siglo XVII; cruz relicario de plata del siglo XVII; ostensorio manierista de bronce dorado, también del siglo XVII; otro ostensorio con traza renovada en el siglo XIX, que responde a modelos barrocos hispanoamericanos; cuatro relicarios de finales del siglo XVIII agrupados por parejas, con una delgada chapa de plata sobre alma de madera simulando estructuras de ostensorios; y tres juegos de vinajeras de principios del siglo XIX.
En el Museo Diocesano de Pamplona se guarda una pequeña arqueta de origen oriental procedente de esta iglesia.