Construcción de mediados del siglo XVI que amplía un viejo templo existente, seguramente de origen medieval. Las obras debieron finalizar hacia 1611 y en 1657 se restauró la torre que sufrió destrozos por causa de un rayo. La construcción de las torres gemelas data del siglo XIX, a partir de 1863. Resultado de estas fases constructivas es una iglesia gótico-renacentista ampliada en el Neoclasicismo.
Presenta planta de amplia nave única de cuatro tramos y cabecera poligonal, no quedando restos de la antigua iglesia medieval. A la altura del crucero se abren pequeñas capillas que actúan como brazos del mismo. Otra capilla del siglo XVI se abre por el lado del Evangelio en el tramo anterior al crucero. La cubierta consiste en varias bóvedas gallonadas de terceletes, excepto en los dos tramos de los pies de la nave que se utilizan bóvedas de crucería imitando el estilo gótico tardío de la iglesia, fruto de la reforma neoclásica. La separación de la obra gótico-renacentista y la neoclásica viene dada por un potente arco fajón plano. En la cabecera, en el paño del lado del Evangelio y a gran altura, se adosa un mascarón de piedra. El coro se levanta a los pies de la nave sobre un arco rebajado con tribunas laterales, que data de la reforma del siglo XIX. La sacristía corresponde al siglo XVIII y se adosa a la cabecera por el lado de la Epístola, cubriéndose por una bóveda vaída, muy rebajada, sobre pechinas.
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fachada neoclásica
en muro hastial
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pórtico neoclásico y puerta
neoclásica de medio punto
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torres gemelas
s. XIX
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muros de sillería
y torres
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puerta cegada de medio punto en pórtico
con puntas de diamante, s. XVII
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Al exterior, muros de sillería con una fachada neoclásica centrada por dos torres gemelas. Por el lado de la Epístola se abren dos portadas, una en el segundo tramo con un arco de medio punto de época neoclásica y la otra en el inmediato al crucero, también de medio punto, hoy cegado, del siglo XVII, sobre pilastras y rosca del arco con puntas de diamante. En el contrafuerte que separa estas portadas se aprovecha un crismón de principios del siglo XIII, que debe pertenecer al primitivo templo medieval. Las portadas se cobijan bajo un pórtico neoclásico de cuatro arcos de ladrillo sobre pilares cuadrados de sillería.
La fachada neoclásica se levanta a los pies de la nave y forma un paramento cuadrado con recuadramientos, de gran severidad, recordando lo herreriano. La puerta de medio punto se abre entre otros dos medios puntos y en el siguiente nivel se halla un óculo flanqueado por recuadros rectangulares. Ciñen la fachada dos torres, cuyo primer cuerpo armoniza con la fachada, alzándose encima otro cuerpo cúbico con arcos de medio punto ciegos que da paso al de campanas de planta ochavada y los frentes abiertos por medios puntos, rematando en una balaustrada.
Preside el presbiterio un retablo mayor de estilo romanista dedicado a la Asunción de la Virgen, de hacia 1617. Incorpora un extenso repertorio iconográfico de relieves y bultos. En los extremos se alzan las monumentales estatuas de David y Moisés. La escultura es en general de buena calidad, con rostros finos e idealizados, como en el caso de la Anunciación que se puede relacionar con el retablo de la catedral de Pamplona que pasó a la parroquia de San Miguel, también en Pamplona. La policromía, de abundante oro, es la original.
En el muro extremo del crucero, del lado del Evangelio, se encuentra un retablo de estilo purista, dedicado a San Bartolomé, realizado en 1616 con un lenguaje decorativo propio del momento, a base de motivos geométricos, pirámides y bolas así como el friso de triglifos y rosetas separando los niveles del retablo. Los relieves de San Juan y Santiago centran una imagen moderna de San Bartolomé en el primer nivel.
En el interior de la capilla bautismal se localiza una monumental pila de piedra, fechada en 1616, con taza gallonada que asienta en un pedestal bulboso decorado con grandes hojas. Cierra la capilla una reja de principios del siglo XVII que remata en flores de lis.
En el muro extremo del crucero, del lado de la Epístola, se encuentra un retablo neoclásico dedicado a la Virgen del Rosario, cuya imagen romanista se venera en la hornacina principal, de principios del siglo XVII. De la misma época es la pequeña imagen de Santa Ana que se localiza en el ático.
Del muro frontal del crucero, también del lado de la Epístola, cuelga un Cristo Crucificado coronado y agonizante, gótico del siglo XIV, buen exponente de la imaginería de aquel período. Del muro lateral de la nave cuelga un lienzo con el martirio de San Bartolomé, barroco, del último tercio del siglo XVII. En él se perciben rasgos rubenianos patentes en el caballo y jinete de la izquierda, junto a otros rasgos venecianos como las posturas de los sayones. Debe relacionarse con la escuela madrileña del momento.
Rodea parte del perímetro del coro una sillería de principios del siglo XVII, retocada posteriormente. El órgano es de estilo neogótico, realizado en 1863.
Entre el mobiliario de la sacristía se encuentra un armario rococó de la segunda mitad del siglo XVIII, cuyas puertas se decoran con motivos geométricos y temas vegetales. Encima de la cajonería cuelgan dos espejos del siglo XVIII con marco de vidrio pintado con flores.
En la sacristía se custodian numerosas esculturas, entre ellas una talla romanista de San Cristóbal de principios del siglo XVII. En uno de los muros cuelga una pintura sobre tabla con el retrato de Martín de Azpilcueta - el Doctor Navarro nacido en esta villa de Barasoain -, del último tercio del siglo XVI.
ostensorio
Méjico h. 1700
La iglesia cuenta con una buena colección de orfebrería: caja francesa de plata de finales del siglo XVIII o principios del XIX; tres cálices, uno de plata dorada de principios del siglo XVII, otro barroco de plata del siglo XVIII y el tercero recompuesto con elementos de varias épocas; dos copones de plata, uno de mediados del siglo XVII anunciando el Barroco y el otro de traza neoclásica del siglo XIX; pareja de crismeras de plata, de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII; y un aparatoso ostensorio mejicano de plata dorada, barroco, de hacia 1700, donado por el alcalde mayor de Oaxaca, hijo de Barasoain. Se conservan también varios relicarios: tres de brazo, del siglo XVII, uno con las reliquias de Santa Quadrata, otro con las de San Ceciliano y el más pequeño con las de San Blas. Igual cronología poseen otros dos relicarios, el de San Bartolomé y Santa Victoria. También existe un relicario neoclásico de madera del Lignum Crucis, con la policromía dorada. Cierra este capítulo un relicario de Santo Tomás y Bartolomé, de metal plateado, del siglo XIX.
En la casa parroquial se custodian varias obras de arte procedentes de ermitas o iglesias de lugares cercanos, en algunos casos actualmente despoblados. Entre ellas un sagrario barroco de la segunda mitad del siglo XVII, procedente de Amunarrizqueta y una imagen de San Vicente, de hacia 1600, que procede de Guetádar, en la Vizcaya. También se custodia en unas dependencias parroquiales una talla de San Pedro, del segundo tercio del siglo XVI, procedente de su ermita, así como una imagen de candelero de la Dolorosa, del siglo XVII.
