URNA CON EL CORAZÓN DE CARLOS II DE NAVARRA EVREUX  

1332-1349-1387 

Santa María de Ujué

ss. XII-XIV

 

 

arqueta con el corazón de Carlos II

la "vigía" de Navarra

 Sobre un edificio prerrománico se construyó otro románico en los siglos XI-XII, comenzando en tiempos del reinado de Sancho I Ramírez, rey de Aragón y Navarra. En el sigo XIV se llevaron a cabo reformas en estilo gótico bajo el reinado de Carlos II.

También se edifica en esta época los pasos de ronda que envuelven el edificio y le dan un aspecto de fortaleza.

Durante el tiempo de los Banu Qasi en el siglo IX, Ujué se encontraría en la línea fronteriza siendo probables las disputas por obtener su control, que normalmente debió de mantenerse en territorio cristiano.

  

santuario-fortaleza de Santa María

portada con diez arquivoltas
gótico navarro
siglo XIV

talla románica de Santa María de Ujué del año 1190
forrada de plata en el siglo XIV por Carlos II

santuario de Santa María

Constituye Ujué uno de los principales santuarios marianos de Navarra, íntimamente ligado a la historia más remota de los Reyes de los Pamploneses y del Reyno de Navarra. Las tierras de Ujué debieron estar pobladas ya antes de la dominación romana, que también dejó sus huellas, pero la auténtica historia de la villa no se inicia hasta la Alta Edad Media, cuando se convierte en una fortaleza avanzada hacia tierras bajo control de los muladíes Banu Qasi. La fundación de la villa se habría originado por la reunión en lugar seguro de las gentes del llano amenazadas por la irrupción musulmana en el siglo VIII. La construcción de una fortaleza-castillo pudo haber sido llevada a cabo por el primer rey Íñigo Arista (h.791-824-851).

El origen del santuario de Santa María debió estar ligado a la formación de la propia villa. Junto a la fortaleza-castillo debió de existir una primera y modesta iglesia prerrománica, cuya extensión se reduciría a la actual cabecera del templo. La excavación arqueológica del ábside en el año 2009 confirmó la existencia de edificaciones en ese lugar ya desde el siglo III. En el siglo XI - en la década de 1080-1090 -, el rey de Aragón y de Navarra, Sancho I Ramírez (1042-1063-1076-1094), otorga fuero a Ujué y patrocina la construcción de un nuevo templo que en 1093 dona al Monasterio de Jesús Nazareno de Montearagón, lo que confirmaría su hijo Pedro I (1069 -1094-1104) en 1099, pasando a depender del obispo de Pamplona solamente en 1385, durante el reinado de Juana I de Navarra Champagne (1273-1274-1305). Su biznieto Carlos II (1332-1349-1387) fue el primer rey navarro que eligió a la Virgen de Ujué como su principal protectora, habiendo visitado la villa en varias ocasiones, en donde mantuvo el proyecto - apenas iniciado - de crear una Universidad o Estudio General.

La ampliación gótica del primitivo tempo románico corresponde a este rey Carlos II, constituyendo esta iglesia una de las manifestaciones más importantes y representativas de la arquitectura navarra de la Edad Media. Sobre la iglesia prerrománica se lleva a cabo a finales del siglo XI - quizá incluso anteriormente en tiempos de Sancho IV el de Peñalén (1039-1035-1076) - la reconstrucción y ampliación románica que había patrocinado anteriormente el rey Sancho I Ramírez. Fruto de estas obras del siglo XI es la actual cabecera románica, que se puede relacionar con la que en 1057 se dedica en el Monasterio de Leire, y posiblemente algunos de los tramos de la nave inmediatos a la cabecera. A finales del siglo XII - románico tardío - debe corresponder las obras de la torre del lado de la Epístola y la construcción de tres naves de acuerdo con el triple ábside de la cabecera. Carlos II completa la iglesia en el siglo XIV erigiendo la actual gran nave gótica, para lo que fue preciso derribar las tres naves románicas del siglo XI, aunque se aprovecharon sus muros perimetrales, recrecidos no obstante para alcanzar su definitiva altura. En ese tiempo se rodeó la iglesia de una serie de pasos de ronda y pórticos que le otorgarían el actual aspecto de fortaleza, quedando las obras concluidas hacia 1376. En estas obras intervienen artistas que luego pasarían a trabajar en el castillo-palacio de Olite, repitiéndose en ambos monumentos algunas marcas de cantero.

La iglesia presenta planta de amplia nave gótica única y un crucero seguido de tres ábsides semicirculares románicos del siglo XI con bóveda de horno - el central más ancho con bóveda renovada en 1951 - de la misma manera que en el Monasterio de Leyre. Presenta la peculiaridad de que la nave no está bien encajada con los ábsides, ya que el muro de la Epístola se adentra obligado por la torre románica, que no se pudo construir en línea con el ábside de este lado por la fuerte caída del terreno en tal lugar. La amplia espacialidad única de la iglesia contrasta con las construcciones góticas del Midi francés y los templos de las órdenes mendicantes, y debe ponerse en relación con otras iglesias navarras de los siglos XIII y XIV como Santa María de Olite, San Saturnino de Artajona, San Cernin de Pamplona, San Salvador de Leyre, San Zoilo de Cáseda y San Millán de Beire. El espacio se divide en tres tramos rectangulares que jalonan pilares adosados con cinco baquetones de aristas sobre basas poligonales y rematados en capiteles de temática diversa. De estos capiteles arrancan las bóvedas de crucería que cubren los tres tramos de la nave, con grandes claves circulares con el escudo de Carlos II, Cristo en Majestad y la Virgen sedente con el Niño. En el enlace de la obra gótica con la románica voltea un ancho arco levemente apuntado. Un coro gótico del siglo XIV se eleva a los pies de la nave montando sobre tres arcos apuntados y cerrado por una rica balaustrada de piedra con tracería. El sotocoro se cubre por bóveda de crucería y en él se abren tres ventanas abocinadas de arco apuntado que conservan sus trilóbulos originales.

Al exterior, la iglesia está formada por construcciones diferentes que rodean y enmascaran la nave. Las obras emprendidas por Carlos II en la segunda mitad del siglo XIV sofocan las construcciones románicas, quedando éstas embebidas dentro de las góticas. Destaca la aparición de la torre románica del siglo XII - la más alta de las dos, con elementos protogóticos en sus ventanales - en el lado de la Epístola, adosada al tramo inmediato a la cabecera. La torre gótica - menos robusta y alta, más grácil y cortesana - se encuentra escorzada a los pies de la nave. Junto a la gran torre románica, protegida por un amplio y alto nichal de arco rebajado, se encuentra la puerta principal del templo que constituye una de las más ricas portadas del gótico navarro avanzado de la segunda mitad del siglo XIV, habiendo sido comparada con la "Puerta Preciosa" del claustro catedralicio de Pamplona. Tiene esquema apuntado y abocina en diez arquivoltas, distinguiéndose la décima por su decoración de flores rizadas, descargando en ménsulas que se enriquecen con diversos relieves figurados. La portada está presidida por un tímpano en el que se representa la Epifanía en la parte superior y la Última Cena en la inferior.

En el nichal que protege la portada principal se inicia un paso de ronda que circunda toda la iglesia, construido al mismo tiempo que la nave gótica. Por el pasadizo de la torre se llega a una galería o mirador adosado a la fachada de los pies del templo. Se compone de ocho tramos quedando el paso protegido por una rica balaustrada de cuadrilóbulos de aspecto cortesano que puede compararse con los miradores del castillo-palacio de Olite. En el lado del Evangelio hay otro tramo cerrado, cubierto por una techumbre moderna que conduce hasta el pasadizo abierto en un contrafuerte con bóveda de medio cañón apuntado entre arcos. Se ingresa luego en un amplio pórtico formado por cuatro grandes arcos rebajados. En este lado se abre la portada del Evangelio, de esquema idéntico a la principal, aunque con solo cinco arquivoltas, centrando la interior un Crismón. Desde el pórtico del lado del Evangelio se accede a un recinto que protege y encierra los exteriores de la cabecera románica, dejando ver el triple ábside semicircular. Sus ventanas son de medio punto encuadradas por una arquivolta baquetonada y una rosca exterior ajedrezada.

En el presbiterio, el recinto de la cabecera queda separado de la nave por unas rejas góticas del siglo XVI que cierran los tres arcos de embocadura. Terminan en puntas lanceoladas, aunque la central incorpora en su remate una cruz flordelisada entre las figuras de la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista. En el ábsisde del lado del Evangelio se conservan algunos restos de reja románica con espirales enfrentados.

Preside el templo la venerada imagen de la Virgen sedente de Ujué con el Niño, una de las más importantes tallas del románico navarro, que puede datarse a finales del siglo XII, contemporánea de las obras románicas de las naves desaparecidas y la gran torre. Llama la atención su bello rostro de rasgos geometrizados, con grandes ojos almendrados de penetrante mirada y una pequeña boca de finos labios. El rey Carlos II la enriqueció con un chapeado de plata, añadiéndole además escudos esmaltados y medallones en bajorrelieve distribuidos a los dos lados del trono y por la peana. Los escudos tienen las flores de lis alternando con las cadenas de Navarra propias de la Casa de Eveux. Los medallones representan a la Virgen sedente con el Niño rodeada de la inscripción "sigillum Beatae Mariae de Rocamador". La aureola que rodea la imagen es moderna e igualmente la corona que copia la del Cristo de Monjardín.

En una pequeña hornacina del ábside principal se encuentra el corazón de Carlos II, guardado dentro de un cofre de madera pintado en 1406 con corazones y las armas de Navarra. En el mismo lugar se conserva una arqueta medieval con herraje.

Adosado al muro del lado de la Epístola se encuentra un púlpito barroco del siglo XVIII con tornavoz de la misma época. Junto al púlpito, un pequeño Cristo Crucificado barroco.

En el coro se encuentra una aparatosa sillería rococó, realizada en 1774. Consta de 23 asientos. El facistol, de gran tamaño, es de finales del siglo XVIII. El órgano es neogótico, aunque en su remate se aprovecha una talla barroca de ángel. Detrás del órgano se conservan unas pinturas murales góticas encuadradas por dos escudos.

El retablo de la Vera Cruz, ubicado actualmente en el muro norte del templo, hasta 1950 ocupaba el muro central de la nave norte. Se ha restaurado, pintado y se ha hecho una reproducción de la columna derecha, ya que había desaparecido. Este retablo barroco se dedica a la exaltación de la Vera Cruz, con Santa Elena y San Constantino, que sujeta los tres clavos de Cristo.

En la sacristía se encuentra una cajonería barroca del siglo XVIII, decorada a base de follaje. En el capítulo de orfebrería se conservan algunas piezas: cáliz de plata dorado con esmaltes, de traza gótica, que se conoce con el nombre de Carlos III el Noble (1361–1387–1425), por haberlo donado este rey en 1394 con motivo de la romería que hizo a Ujué en compañía de la reina Leonor de Trastamara (+ 1416) y las infantas de Navarra; cáliz de plata de inspiración gótica, del siglo XVI; juego de coronas de plata dorada de la Virgen y del Niño, de la primera mitad del siglo XVII, con decoración bajorrenacentista; ostensorio de plata dorada de la primera mitad del siglo XVII; dos relicarios tipo ostensorio de finales del siglo XVIII, uno en color plata y otro dorado; y vinajeras neoclásicas de plata sobredorada, del siglo XIX. La iglesia conserva también un cantoral con iniciales y orlas decoradas por grutescos, del siglo XVI. Asimismo un terno blanco bordado en oro del siglo XIX.

En la casa prioral se custodian diversas imágenes y los retablos que cubrieron la iglesia hasta hace unos años, entre ellos uno plateresco de la Virgen del Rosario.

Enterramientos de los Reyes de Navarra en:

esculturas yacentes en el museo de Louvre (París):