Legitimismo dinástico en los reinos de Navarra

Legitimisme dynastique dans les royaumes de Navarre

 

 


lecturas complementarias:
lectures complémentaires::O

O Légitimistes et Orléanistes en France (FR)

La Ley Sálica y la sucesión de los “reyes malditos” (ES)

Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn (ES)

L'évincement de Catherine Ier du trône de Navarre en 1512 ( FR et ES)
El destronamiento de Catalina I de Navarra en 1512 (ES et FR)


Catalina I de Navarre Foix-Grailly-Béarn
1470-1483-1517


 

 

versión en español

versión en français

 


versión en español

Genealogía OOO Legitimismo dinástico en la corona de Navarra sobre suelo español (Alta Navarra)

Genealogía OOO Legitimismo dinástico en la corona de Navarra sobre suelo francés (Baja Navarra)

 

Príncipe de Viana es el título que ostenta el heredero del Reino de Navarra.

Fue instituido en 1423 por Carlos III "El Noble"(1361-1387-1425) para su nieto Carlos, llamado desde entonces "de Viana", nacido del matrimonio entre su hija Blanca (1385-1425-1441) y don Juan de Trastamara, infante de Aragón (1397-1458-1479).

Tras la incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla, León y Granada en junio de 1515, como consecuencia del cambio dinástico forzado por las armas en julio de 1512, dicho título quedó "de facto" transmitido a dicha Corona y posteriormente a los monarcas españoles, unido al de Príncipe de Asturias, y de Gerona.

La no aplicación de una ley sálica en Navarra conllevó en ciertos momentos de la historia que los derechos sucesorios al trono de Navarra no siguieran el mismo curso que la corona de Francia o de España. Así, a la muerte de Carlos II de España en 1700, los derechos sucesorios de la Navarra española - y asímismo de la corona de Castilla y otros reinos de las Españas - deben pasar a su sobrino "el Gran Delfín", hijo de su hermana-consanguínea premuerta (+ 1683) María Teresa, reina de Francia, cuyo esposo Luis XIV detentaba los derechos sucesorios de la Navarra sobre suelo francés, por herencia de su padre y abuelo, respectivamente Luis XIII (+1643) y Enrique IV (+1610).

Sin embargo, por imposición de los tratados de Utrecht y para evitar a instancia de la Gran Bretaña la reunión de las coronas de Francia y de España en una misma persona, las reglas dinásticas serán alteradas con pérdida de la legitimidad dinástica por efecto de dichos tratados, confirmándose la atribución de la corona de España all duque de Anjou con el nombre de Felipe V. No habiendo mencionado los tratados de Utrecht el reino de Navarra, será pues el biznieto de la infanta-reina María Teresa, Luis XV, quien detentará los derechos sucesorios de ambas Navarras. Y del mismo modo, por la inexistencia de una ley sálica en Navarra, a la muerte del conde de Chambord (Henri V de Francia) en 1883, los derechos sucesorios de ambos reinos de Navarra no pasarán - como pudo ser el caso de la corona de Francia - a los borbones españoles, sino a su sobrino Roberto I, hijo de su hermana ya fallecida en 1864 Luisa María Teresa de Artois.

Como del mismo modo había ocurrido a la muerte en 1234 de Sancho VII el Fuerte (1154-1194-1234) a quien sucedió su sobrino Teobaldo de Champagne, hijo de su hermana Blanca (+ 1229), habiendo fallecido anteriormente el hermano de ésta, Fernando (+1207) y no habiendo tenido descendientes su hermana mayor Berenguela (+1230), reina consorte de Inglaterra y duquesa de Aquitania.

Aunque actualmente viene ostentando el título de Príncipe de Viana el heredero de la corona española, don Felipe de Borbón y Grecia, corresponde sin embargo tal título a S.A.R. Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, infante de España y duque de Calabria, cuya madre la Infanta de España S.A.R.doña Alicia María de Borbón-Parma ostenta actualmente la legitimidad dinástica del antiguo Reyno de Navarra.

 

boda el 16 de abril de 1936 de la Infanta Alicia (junto al rey Alfonso XIII)
y don Alfonso de Borbón-Sicilias, duque de Calabria

 

el Príncipe y la Princesa de Viana, duques de Calabria

 

¿Conservan los reyes-titulares de Francia la titularidad
del Reino de Navarra sobre suelo francés
(Baja-Navarra de Ultrapuertos)?

* * *

 

Algunos historiadores de reconocido prestigio como Jaime Ignacio Del Burgo consideran que desde 1515 debe aplicarse una misma ley sucesoria en Castilla y en Navarra para garantizar la indisolubilidad de lo que considera fue una "unión real" entre ambas coronas. Y así invoca este historiador a Fernando el Católico cuando dispuso que reinarían en Navarra en lo sucesivo su hija Juana y quienes fueran sus herederos en los reinos de Castilla y León.

"por privación que del dicho reino Su Santidad (Julio II) hizo a los reyes D. Juan de Labrit y Doña Catalina su mujer (...) daba el dicho reino de Navarra a la dicha reina Doña Juana nuestra señora su hija, y desde agora lo incorporaba e incorporó, en la corona real de estos dichos reinos de Castilla, de León, de Granada &c. para que fuese de la dicha reina nuestra señora, é después de sus largos dias, del príncipe nuestro señor y de sus herederos y sucesores, en estos dichos reinos de Castilla, de León y Granada &c. para siempre jamás".

Y aunque J.I. Del Burgo es de la opinión que Fernando el Católico tenía derecho a disponer del reino de Navarra por derecho de conquista, tras privación del reino por S.S. Julio II que hizo a los reyes legítimos doña Catalina y don Juan, y por consentimiento de las Cortes navarras de 1513 que habían reconocido a don Fernando el Católico como "rey y señor natural", en Navarra, los reyes no podían "disponer" del Reyno ignorando las disposiciones del Fuero Antiguo del Fuero General, ni las Cortes pudieron validar tan arbitraria disposición tanto más cuanto que fueron convocadas por el Virrey con asistencia únicamente de los "beamonteses", lo que confirmaba que la "guerra civil" proseguía en Navarra.Y no debe por ello aceptarse que tales Cortes de irregular legitimidad foral pudieran modificar por su consentimiento - o más bien, no protestando la decisión de Fernando el Católico - tan importante "hecho granado" como la entrega del trono a una nueva dinastía.

Y si la decisión de los "beamonteses" de forzar por las armas un cambio dinástico en Navarra en favor de Fernando de Aragón fue políticamente acertada para impedir que el Reyno cayera irremediablemente en la órbita de Francia, ello no avalaba sin embargo un poder de decisión del reyno por parte del rey Católico.

Respecto al mencionado "derecho de conquista", éste solamente podía ser invocado en los casos de "bello iusto" - guerra justa - , carácter que no podía ser atribuído a la incursión de las tropas vasco-castellanas del duque de Alba en julio de 1512, guiado por el Conde de Lerín que encabezaba la facción "beamontesa" en la ya larga guerra civil de Navarra. Y si el fin primordial de la bula "Pastor ille caelestis" fue apartar a los reyes de Navarra de una alianza con el rey Luis XII de Francia, el enemigo de la Liga Santa, debe darse por cierto que - de haber tenido este carácter los trados de Blois - estos soberanos navarros nunca apoyaron con sus armas al rey francés. Lo que hizo pensar al historiador Lacarra que "ni los reyes se creyeron especialmente afectados por el contenido de la bula".

Los canonistas castellanos interpretaron - pues así lo había solicitado el Católico a su embajador en Roma - que los reyes navarros, como aliados del rey de Francia en el tratado de Blois, quedaban fuera de la Iglesia al hacerse efecta la excomunión por su desobediencia al tercer día al mandato papal. Y que el Pontífice por lo tanto estaría en el derecho como cabeza de la soberanía espiritual - según el derecho de gentes vigente en la cristiandad europea de la época - de desligar el Reyno de Navarra de sus reyes Juan y Catalina. Puesto que en la doctrina de la época el papa no podía imponer otro monarca por no estar la jurisdicción terrenal en su autoridad, esta bula no legitimó una ocupación de conquista de un reyno. Según la interpretación castellana, esta legitimación se originaba por sí sola al firmarse el tratado de Blois. Legitimada así una eventual conquista, esta bula venía entonces a legitimar la adquisición por un tercero de un trono vacante, de un reyno ya desligado de unos soberanos felones a la Iglesia.

 



coronación de un rey de Francia

 

Cabe sin embargo debatir si el pontífice Julio II – como sucesor de San Pedro y representante de la divinidad en la tierra - no debió restringir la aplicación de su soberanía espiritual únicamente a los reinos cuyos soberanos detentaban su autoridad por un origen divino, como así lo proclamaban por ejemplo los monarcas franceses ("droit divin"). Algo de todos modos quizá controvertible, pues en Navarra, desde los albores del Reyno, el rey tenía su autoridad por un “pacto constituyente”  con el pueblo, por lo que tradicionalmente no basaron su autoridad en un "origen divino" de la monarquía.

Si "de facto" las leyes sucesorias del Fuero General de Navarra quedaban derogadas debiendo desde entonces prevalecer las leyes sucesorias de Las Partidas de Alfonso X "el Sabio", no es menos cierto que, "de iure", la incorporación de Navarra a la corona de Castilla, León y Granada se hizo respetando a Navarra como "reino de por sí", reteniendo Navarra su naturaleza antigua, así en leyes como en territorio y en gobierno.

En nuestra opinión, se tratara de una "unión real" o de una "unión personal", la confirmación por los tratados de Utrecht del Borbón duque de Anjou como rey de España (Felipe V), alteró las normas sucesorias del trono de Castilla y otros reinos de las Españas, pero no así las del trono de Navarra que permanecieron inalteradas. Y sobre ello merece profundizar en las circunstacias sobrevenidas.

Los acontecimientos de 1512 que llevaron al destronamiento de la reina Catalina I de Navarra Foix-Grailly-Béarn, tuvieron como motivación fundamental - tanto por parte de Fernando el Católico como del Conde Lerín - forzar un cambio dinástico que impidiera que el reino de Navarra, perdiendo su neutralidad, cayera irremediablemente en la órbita de la monarquía francesa. Pero este cambio, que se consuma en junio de 1515 al ser incorporada la corona de Navarra a la de Castilla, no debía alterar ni las instituciones privativas navarras (Cortes, Consejo Real, Corte Mayor y Cámara de Comptos) ni la propia estructura político-monárquica del viejo Reyno. Será unos meses después, tras el fallecimiento de Fernando el Católico en enero de 1516, que se forjará definitivamente la unidad nacional de España bajo una única corona de Juana la Loca, heredera de los Reyes Católicos.

Cabe sin embargo debatir si por el cambio dinástico efectuado, a pesar de respetar a Navarra como "Reino de por sí", según reconocería expresamente Carlos, el futuro emperador Carlos V en 1516, quedaban alteradas o no las normas sucesorias en el Reyno de Navarra. En caso de optar por la opinión según la cual la incorporación a la Corona de Castilla supuso una "unión personal" bajo una misma persona, la conclusión podía ser diferente que optando por el entendiemiento de que se trató de una "unión real" mediante la absorción "de facto" o "anexión" del reino de Navarra por el de Castilla. En el caso de una "unión personal", quedarían - y quedaron - en vigor en todo el reyno de Navarra las normas del Fuero General de 1238 y "amejoramientos" posteriores y/o de las Cortes del Reyno. Mientras que, de tratarse de una "unión real" bajo la corona de Castilla, León y Granada, las normas sucesorias de Navarra serían en adelante las mismas que fueran de aplicación a la corona de Castilla. El primer libro del Fuero General (el "Fuero Antiguo") refleja un "pacto fundacional o constituyente" concertado entre el primer rey y el reino, siendo en la monarquía navarra el pueblo quien, mediante un pacto de mútua lealtad, transfiere al rey el poder. De ello que solamente si el rey respeta los fueros y libertades del reino, sus súbditos estarían obligados a obedecer a su rey. Se trata de una subordinación del poder político a la Ley. El rey no puede declarar la guerra ni hacer la paz - ni ningún otro asunto importante ("hecho granado") - sin la participación de los representantes del reino. Según el "Doctor Navarro" (Martín Azpilicueta, 1492-1586), según cita J.I. Del Burgo: "el poder procede de Dios, pero éste no ha sido dado directamente a los reyes sino a las comunidades mismas independientes".

El Fuero Antiguo contiene preceptos relativos a las normas sucesorias de la Corona. Esta debía ser heredada por el hijo varón mayor y en su defecto por la mayor de las hembras. Sólo en caso de morir el monarca sin hijos reinaría el mayor de los hermanos, o en su defecto, la mayor de las hermanas del fallecido. Si falleciera el rey sin hijos ni hermanos "deben levantar rey los ricos hombres y los infanzones caballeros y el pueblo de la tierra". No debiendo presuponerse que, tras la incorporación de Navarra a la corona de Castilla en junio de 1515, quedaran eliminadas del "Fuero Antiguo" las citadas normas sucesorias para en adelante ser de aplicación las del reino de Castilla. Y así, por el "derecho de sobrecarta" obtenido en 1561, el Consejo Real debía examinar si era conforme a los fueros y leyes del Reyno un cambio en la aplicación de las leyes sucesorias - como el que efectuó Carlos II en favor del nieto (Felipe V) de su hermana consanguínea María Teresa, o el que efectuó más tarde el propio Felipe V, introduciendo la Ley Sálica contraria a las normas sucesorias en vigor por la aplicación ininterrumpida del Fuero Antiguo de Navarra. Tanto antes como después de la incorporación de Navarra a la corona de Castilla, los navarros conservaron el juramento que todos los reyes habían de hacer al acceder al trono, ceremonia inmemorial que ciertamente hubiera desaparecido de haberse tratado de una "unión real" entre las coronas de Castilla y Navarra.

El Fuero General permaneció en vigor tras la incorporación del reino de Navarra a la corona de Castilla, León y Granada, y posteriormente - al fallecimiento de Fernando el Católico en enero de 1516 - a la monarquía de España, ya realizada la unión nacional. Navarra "de iure" siguió pues siendo considerada un "estado soberano" en la terminología moderna, aunque pocos piensan que "de facto" no se trató de una "anexión". Si oficialmente se usó la figura jurídica de la "unión personal" fue sin duda para facilitar o dulcificar la ocupación militar y colocar virtualmente a los navarros ante una más aceptable situación para rendir vasallaje a Fernando el Católico y aplacar al máximo las insurrecciones que inevitablemente cabían esperarse.

De haberse tratado de una "unión real" ello hubiera significado que los respectivos ordenamientos jurídicos hubieran previsto la existencia de algún tipo de unión que se extiendiera, no solamente a compartir la jefatura del Estado en la persona del monarca, sino a la existencia de determinados órganos e instituciones jurídicas comunes. Los reinos que formaron Castilla, es decir los de Asturias, Galicia, León y Castilla propiamente dicho, tenían en común muchas instituciones además de tener el mismo rey. Pero no fue éste el caso de Navarra que no solamente no compartió instituciones con Castilla, sino que incluso se mantuvieron vigilantes las aduanas entre ambos reinos hasta bien entrado el siglo XIX, no existiendo sin embargo aduanas con Francia en el Pirineo, salvo durante un corto período durante el reinado de Felipe V. Y si al término de la Guerra de Sucesión, el Rey decreta en noviembre de 1714 que "se quiten en él todos los puertos secos de entre Castilla, Aragón y Valencia y Cataluña, y se estimen aquellos dos Reynos y Principado como provincias unidas a Castilla, corriendo el comercio entre todas ellas libre y sin impedimento alguno", tales decretos no son de aplicación a Navarra que mantendrá sus fronteras con los reinos hispánicos vecinos, no así, como era tradición, con Francia. Y cuando por efecto de los decretos de Nueva Planta de Felipe V promulgados entre 1707 y 1716, las Cortes de los distintos reinos fueron disueltas, siendo las Cortes castellanas reconvertidas ya en Cortes comunes a toda España, únicamente Navarra mantuvo sin embargo sus Cortes hasta 1841, como se verá más adelante.

Si Felipe V trató claramente a Navarra como "reino de por sí", como lo había calificado el emperador Carlos V, permaneciendo por consiguiente la "unión personal", contrariamente a otros reinos hispanos bajo la corona de Castilla, debió haber sido porque dicho rey aún mantenía viva su pretensión al trono de Francia si algún mal debiera ocurrir a su sobrino Luis XV. Y debió seguramente por ello optar por conservar íntegra la entidad propia del Reyno de Navarra, en vistas a mantener una unión personal con la corona de Francia si a ella accediera un día Felipe V de España, no obstante lo dispuesto e los tratados de Utrecht.

En el período comprendido entre 1515 y 1829 (poco antes de las "guerras carlistas"), las Cortes de Navarra se reunieron con regularidad en 75 ocasiones, manteniendo así tenazme la pervivencia del Reino, un "Reino de por sí". Mientras que las Cortes de Castilla y las de la corona de Aragón se reunieron en muy pocas y contadas ocasionaes. Lo que demuestra la pervivencia de la autonomía legislativa de Navarra en una "unión personal" con el resto de los reinos hispánicos, frente a la ya consumada "unión real" de éstos a partir del reinado de Felipe V tras la "guerra de sucesión".

De haberse tratado de una "unión real" se hubiera requerido un contrato entre iguales que creara órganos comunes de gobierno, debiendo este contrato, por su naturaleza, ser de carácter voluntario, ya que de imponerse por la fuerza, se trataría o bien de (1) una pura y simple "anexión" para constituir un nuevo "estado unitario" con estructuras políticasy administrativas unificadas y centralizadas, o (2) de una "unión personal" en la que el poder se une únicamente en el "ejecutivo" por el vínculo de la identidad física del "jefe del Estado", el rey común, pero no en el legislativo o institucional en general. La "unión personal" no es una forma en sí de Estado, sino únicamente de gobierno. La incorporación del reino de Navarra a la corona de Castilla no dio nacimiento a un Estado distinto de los que se unían por modo personal.

No obstante esta distinción entre "unión personal" o "unión real", el debate tornó ser irrelevante ya desde 1515 puesto que tanto en Castilla como en Navarra eran de aplicación las mismas normas sucesorias, por las que, no existiendo una ley sálica en ninguno de los dos reinos, no se excluían del trono a las hembras aunque se otorgaba preferencia a los varones sobre ellas.

 


Cambios en las leyes sucesorias.

Así, a la muerte en 1700 del último Habsburgo, Carlos II de España, la legitimidad dinástica, los derechos sucesorios, pasarán a los sucesores Borbones (el "Gran Delfín") de la hermana consanguínea de Carlos II, la hija primogénita de Felipe IV, la infanta María Teresa (+1683), esposa de Luis XIV. Y ello, no obstante que esta Infanta de España había renunciado, al suscribir las capitulaciones matrimoniales con el rey de Francia, para sí y para sus descendientes, a sus derechos al trono de los reinos hispánicos. Renuncias que pueden o no tener efectos jurídicos en la ocurrencia de los actos de ascensión al trono, pero que son jurídicamente irrelevantes o "no existentes" en asuntos de "legitimidad dinástica" de origen divino que ni tan siquiera pueden modificar los monarcas.

Algunos historiadores, entre ellos J.I. Del Burgo, nos recuerdan, en efecto, cómo las infantas Ana de Austria (hermana de Felipe III de España y esposa de Luis XIII de Francia) y María Teresa de Austria habían renunciado en sus respectivas capitulaciones matrimoniales todo derecho a la corona española para sí y para sus descendientes. En el caso de esta última Infanta, el propio rey Felipe IV, en su testamento de fecha 14 de septiembre de 1665, ratificó la renuncia de su hija al contraer matrimonio en 1660 con Luis XIV de Francia. Lo que lleva a estos historiadores a sostener la idea que debido a tales renuncias de las Infantas, quedaron también modificadas las leyes sucesorias en Navarra por el silencio de las Cortes de Navarra.

Nos encontramos ante una legalidad no respetada por los propios soberanos. El rey Carlos II redacta un primer testamento - contraviniendo las normas sucesorias tanto de Castilla como de Navarra - en favor de su sobrino-nieto José Fernando de Baviera (hijo de Mª Antonia de Austria y ésta de la infanta Margarita-Teresa, emperadora del Sacro Imperio Romano Germánico por su matrimonio con el Emperador Leopoldo I, siendo esta Infanta hermana del fallecido Carlos II de España). Pero a la muerte del niño de 7 años José Fernando de Baviera en 1699, fracasando así el intento de Carlos II de unir las dos ramas Habsburgo, el segundo testamento del Rey confirmará por fin la legitimidad otorgando los derechos sucesorios a los descendientes Borbones de su medio-hermana María Teresa, reina de Francia por su matrimonio en 1660 con Luis XIV tras la Paz de los Pirineos. Pero Carlos II nombraba sucesor al duque Philippe de Anjou, nieto de Luis XIV y hermano del "Delfín", hijo menor del Gran Delfín, "de todos mis reinos y dominios sin excepción de ninguna parte de ellos", cuando por "legitimidad dinástica" el sucesor debió haber sido el Gran Delfín Luis de Francia (+ 1711), no su hijo menor, el duque Philippe de Anjou.

En cualquier caso, los historiadores que reconocen trascendencia jurídica a la renuncia de derechos de la Infanta María Teresa, reconocen sin embargo trascendencia jurídica al nombramiento de heredero que efectúa Carlos II precísamente en favor de un descendiente Borbón de la citada Infanta. Es decir, aceptan la legitimidad de Felipe V. Y ello, no obstante defender que tal segundo testamento de Carlos II fue nulo de pleno derecho pues el rey no podía dejar sin efecto la renuncia de la Infanta María Teresa. Tales contradicciones vienen a confirmar las arbitrariedades llevadas a cabo por los monarcas en las cuestiones sucesorias en esa época, arbitrariedades que ciertamente determinaron el ascenso al trono de ciertas personas, pero que no pueden derogar los principios de las "legitimidades dinásticas" que deben situarse por encima de las voluntades manifestadas por los soberanos.

 


Infanta de España María Teresa
1638-1683 
reina de Francia, esposa de Louis XIV
hermana consanguínea del rey Carlos II

 


rey Carlos II de España
1661-1665-1700
último rey de la rama Habsburgo
del emperador Carlos V
1

 


Infanta de España
Margarita Teresa
1651-1673

Emperatriz del
Sacro Imperio
Romano Germánico
esposa del Emperador Leopoldo I

hermana del rey Carlos II de España
1661-1700

 

 

lienzo de "las Meninas"
Diego Velázquez

siendo protagonista principal la Infanta Margarita Teresa

 

 

 

Por los tratados de Utrecht de 1713-14 que dieron fin a la Guerra de Sucesión, el duque de Anjou y no los herederos de su hermano primogénito el duque de Borgoña (nietos ambos de Luis XIV) se verá confirmar el trono de España como Felipe V, siendo la entronización de un Borbón en el trono de España el principal objetivo que se había planteado Luis XIV, que no pudo sin embargo unir las coronas de Francia y de España por la imposición de la Gran Bretaña, que exigió en los tratados la separación de las coronas de estos dos reinos. Será precísamente Felipe V quien modificaría las leyes sucesorias de las Partidas, instaurando en España una Ley Sálica que fue promulgada el 10 de mayo de 1713. Ley más abierta que en Francia pues permitía reinar a las hembras en casos de extinción de las líneas de varón. Y Ley que por su importancia - "hecho granado" - debió haber sido (y no lo fue) aprobada por las Cortes del Reyno de Navarra, siendo únicamente publicada en varios lugares por orden del Consejo Real.

 

 

Y dado que esta Ley Sálica es posterior al fallecimiento de Carlos II de España en 1700, las mismas normas sucesorias debieron haberse aplicado a su muerte tanto en Castilla como en Navarra. Y estas normas otorgaban los derechos sucesorios que se habían transmitido - según los criterios de "legitimidad dinástica" - por la infanta María Teresa (+1683), reina de Francia, a su biznieto Luis XV, tras los fallecimientos de Luis XIV (+1715), el hijo y el nieto de éste, respectivamente el "Gran Delfín" (+1711) y el "Delfín" (+1712) duque de Borgoña, hermano mayor del duque de Anjou, primer rey Borbón en el trono de España como Felipe V. Si los derechos sucesorios al trono de España no fueron a Luis XV sino a su tío Felipe V de España, fue debido al resultado de una Guerra de Sucesión confirmado por los tratados de Utrecht que, como dicho anteriormente y por imposición de la Gran Bretaña, buscaron la separación de los tronos de Francia y de España. Sin embargo, al no ser mencionado el Reino de Navarra en los tratados de Utrecht, los derechos sucesorios de este Reyno no fueron por consiguiente modificados en esta coyuntura y tiempo y debían por lo tanto recaer en Luis XV, sin que en ello hubiera diferencia de haber sido una "unión personal" o "unión real" la incorporración de Navarra a la corona de Castilla.

E 1735 será sancionada la "Novísima Recopilación de las Leyes del Reyno de Navarra". En particular las leyes 33 y 59 del Libro 1º dictarán que: "La incorporación del reino de Navarra a la corona de Castilla fue por vía de unión aeqüe-principal, reteniendo cada uno su naturaleza antigua, así en leyes como en territorio y gobierno (...) verificada la unión, Navarra quedó y permaneció Reino de por sí, rigiéndose por sus fueros, leyes, reglamentos, usos, costumbres, franquezas y libertades". Reconocimiento que, de la misma forma que ocurrió con el Reino de Navarra sobre suelo francés (Baja Navarra de Ultrapuertos) (nota 1), confirmó el carácter de "unión personal", más que "real" de la incorporación del reino de Navarra a la corona de Castilla. Y fue por este motivo que la monarquía española respetó el orden numeral ordinal de los reyes navarros, siendo (p. ej.) Carlos I de Castilla el rey Carlos IV de Navarra, lo que nunca hubiera ocurrido de haberse tratado de una "unión real". De haberse tratado de una "unión real", Navarra hubiera sido agregada o anexionada a los territorios de Castilla, León y Granada con dependencia a la corona de Castilla, convirtiéndose "de facto" en un territorio más de esta corona. Lo que no fue así como prescribe - "unión aeqüeprincipal" - la citada Novísima Recopilación.

Será en el siglo XIX y no antes, al término de la primera guerra Carlista, cuando se vea la necesidad de modificar los fueros del Reyno de Navarra para bien asegurar la unidad constitucional de la monarquía, en otros términos, en nuestra opinión, para pasar de una "unión monárquica personal desde 1515" a una "unión constitucional real" (Ley de 25 de octubre de 1839, denominada "de Confirmación de Fueros"). De este modo, poco tiempo después, el 16 de agosto de 1841, fue aprobada por las Cortes españolas la "Ley de Modificación de Fueros" (conocida como Ley Paccionada por no poder ser alterada unilateralmente por el Estado), culminando así el proceso de abolición foral iniciado en la citada ley de 1839. Navarra perdía así su poder constituyente, dejando de ser Reino para pasar a ser una de las 49 provincias en que se había dividido el Estado en 1833. Una "unión constitucional" española se había impuesto a la legislación foral de Navarra.

 

(nota 1) ver en :" Le roi-titulaire de la France conserve-t-il la titularité du Royaume de Navarre sur sol français?

 

Enrique III de Navarre (1572), puis Henri IV de France (1589), n'a pas déclaré le Royaume de Navarre uni au Royaume de France, ayant conservé à la réunion des royaumes de France et de Navarre le caractère d'une "union personelle". C'est par un édit donné à Pau en octobre 1620 que son fils Louis XIII unit et incorpora à la Couronne de France le Royaume de Navarre, "sans déroger aux fors, franchises, libertés, privilèges et droits appartenant aux sujets du dit Royaume de Navarre (...) que nous voulons leur être inviolablement gardés et entretenus".

Mais, à la veille de la Révolution, les institutions navarraises n'avaient encore accepté l'existence d'une "union réelle" entre la France et la Navarre: "Nous, Sire, citoyens, magistrats d'un pays étranger à la France, quoique soumis au même roi, nous devons exposer à Votre Majesté les droits particuliers des deux nations que la précipitation des administrations a confondues avec vos sujets des diverses provinces de France. Leur authenticité est assurée par la double couronne de Votre Majesté (...). La France a peut-être besoin de révolution ; il n'en est pas de même de la Navarre où la monarchie est temperé par la plus grande influence du peuple et par les sages coutumes ...".

 

 

 

 

 


OOOOOOOOOOOO versión en français

 

Généalogie OOO Legitimisme dynastique dans la couronne de Navarre sur sol espagnol (Haute-Navarre)

Généalogie OOO Legitimisme dynastique dans la couronne de Navarre sur sol français (Basse-Navarre)

 

Prince de Viane est le titre détenu par l'héritier du royaume de Navarre.

Il a été institué en 1423 par le roi de Navarre Charles III "le Noble" (1361-1387-1425) en faveur de son petit-fils Charles, depuis appelé "Viana", né du mariage entre sa fille Blanche (1385-1425-1441) et don Juan de Trastamara, infant d'Aragon (1397-1458-1479).

Suite à l'incorporation du Royaume de Navarre à la couronne de Castille, Leon et Granade en Juin 1515, comme conséquence de l'évincement de la Reine Catherine Ière de Navarre Foix-Grailly-Béarn en Juillet 1512, ce titre fut «de facto» transmis par la suite aux "dauphins" des monarques espagnols, qui portaient aussi les titres de princes des Asturies (héritier de la couronne de Castille) et de Gérone (héritier de la couronne d'Aragon)..

L'inexistence d'une loi salique en Navarre a eu comme consequence dans certains moments de l'histoire que les droits de succession au trône de Navarre n'aient pas suivi le même parcours que ceux de la couronne de France ou d'Espagne. Ainsi, à la mort de Charles II d'Espagne en 1700, les droits de succession de la Navarre espagnole ont passé à son neveu «le Grand Dauphin", fils de sa sœur-consanguine déjà décèdée (+ 1683) Marie-Thérèse, reine de France, dont son époux Louis XIV détentait les droits de succession de la Navarre sur le sol français (Basse-Navarre). Ce sera donc son arrière petit-fils Louis XV qui détiendra les droits de succession des deux royaumes de Navarre. Et de même, à cause de l'absence d'une loi salique en Navarre, à la mort du comte de Chambord (Henri V de la France) en 1883, les droits de succession des deux royaumes de Navarre ne passeront pas aux Bourbons d'Espagne - comme cela pourrait être le cas de la couronne de France - mais à son neveu Robert Ier, fils de sa sœur Louise Marie Thérèse d'Artois (1819-1864). Comme cela s'était aussi produit à la mort en 1234 de Sancho VII "le Fort" (1154-1194-1234) quand le Royaume de Navarre fut hérité par son neveu Thibaud de Champagne, fils de sa sœur Blanche (+ 1229).

Bien qu'actuellement le titre de Prince de Viane soit utilisé par l'héritier de la couronne espagnole, le Prince Felipe de Bourbon et Grèce, ce titre correspond à S.A.R. don Carlos de Bourbon-Deux Siciles et Bourbon-Parme, infant d'Espagne et duc de Calabre.

 

mariage le 16 avril 1936 de l'Infanta Alicia (à côté du roi Alphonse XIII d'Espagne)
et don Alphonse de Bourbon-Siciles, duc de Calabria

 

le Prince et la Princesse de Viane, ducs de Calabria

Le roi-titulaire de la France conserve-t-il la titularité
du Royaume de Navarre sur le sol français (Basse-Navarre)?

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Certains historiens de renom comme Jaime Ignacio del Burgo estiment que depuis 1515 on doit appliquer la même loi de succession en Castille et en Navarre pour assurer l'indissolubilité de ce qui était considéré comme une «union réelle" entre les deux couronnes. Cet historien invoque Ferdinand le Catholique lorsqu’il a décidé que, désormais, ce serait sa fille Jeanne «la Folle» et ses héritiers dans les royaumes de Castille et de Leon qui devraient aussi régner en Navarre.

À notre avis, qu’ il s'agisse d'une «union réelle» ou une «union personnelle», la confirmation par les traités d'Utrecht d’un membre de la dynastie Bourbon, le duc d'Anjou, comme roi d'Espagne (Felipe V), altera les normes de succession au trône de Castille et d’autres règnes des « Espagnes», mais pas les normes de succession au trône de Navarre qui sont restées inchangées. Et il est interessant d’approfondir cette question.

Les événements de 1512 qui ont conduit à l’évincement du trône de la reine Catherine Ier de Navarre Foix-Grailly-Béarn, avaient comme motivation fondamentale - à la fois, de la part de Ferdinand le Catholique et du comte de Lerin - forcer un changement dynastique pour éviter que le royaume de Navarre, en detriment de sa neutralité, puisse tomber irreversiblement dans l'orbite de la monarchie française. Mais ce changement, qui est certifié en Juin 1515 au moment de l’incorporation de la couronne de Navarre dans celle de la Castille, ne devait pas altérer ni les institutions privatives (Parlement, Conseil Royal, Cour Supérieur et Chambre des Comptes), ni la structure politico-monarchiste du vieux royaume de Navarre. Ce sera quelques mois plus tard, après la mort de Ferdinand le Catholique en Janvier 1516, quei sera  forgée définitivement l'unité nationale de l’Espagne sous une seule Couronne, celle de Jeanne «la Folle», héritière de Ferdinand et Isabelle, les Rois Catholiques.

Il est cependant discutable si par raison du changement dynastique forcé par les armes, même s’il avait respecté la Navarre comme un «  «Royaume de lui-même» ou « Reino de por sí », selon ce que reconnaîtra explicitement en 1516 Charles de Gante, le futur empereur Charles Quint, ont été modifiées ou non les règles de succession dans le Reyno de Navarre. Dans le cas où l'on  opterait pour l’opinion selon laquelle l’incorporation dans la couronne de Castille avait été une «union personnelle» sous la reine Jeanne I de Castille et IV de Navarre, la conclusion pourrait être différente que si  l'on optait  pour l’opinion qu'il s'agissait d'une « union réelle »  ou absorption "de facto" ou "annexion" du royaume de Navarre par la Castille. Dans le cas d'une «union personnelle» on maintiendrait en vigueur en Navarre les normes du For Général (« Fuero General ») et / ou du Parlement (« Cortes ») du Royaume. Tandis que, dans une « union réelle » sous la couronne de Castille, Leon et Granada, les règles de succession du royaume de Navarre seraient désormais les mêmes applicables à la couronne de la Castille.

Après 1515, la Navarre a toujours été considérée "de jure" comme un "Etat souverain", dans la terminologie moderne, bien que que "de facto" il s’agit d’une «annexion». Et si officiellement on utilisa la notion juridique «d'union personnelle" cela fut sans doute pour faciliter ou adoucir les effets de l'occupation militaire et placer les navarrais dans une situation plus acceptable pour rendre hommage au roi Ferdinand en apaisant les insurrections auxquelles on aurait pu s’attendre.

Si cela avait été une «union réelle», les systèmes juridiques auraient alors prévu l'existence d'une sorte d’union applicable, non seulement au partage de la direction de l'Etat en la personne du monarque, mais au maintien  de certains organes juridiques et des institutions communes. Dans le cas des royaumes qui avaient formé la Castille, soit les Asturies, la Galice et León, de nombreuses institutions ont été maintenues en commun en plus d'avoir le même roi. Mais cela n'avait pas été le cas de la Navarre, laquelle non seulement n’avait pas partagé des institutions avec la Castille, mais avait conservé les douanes entre les deux royaumes jusqu'au XIXe siècle, à l'exception d'une brève période sous le règne de Felipe V. Si au terme de la Guerre de Succession, le roi Philipe V ordonne en novembre 1714 «que soient éliminées toutes les douanes existantes entre la Castille, l’Aragon, Valence et la Catalogne et que ces deux Royaumes d’Aragon et de Valence et la Principauté de Catalogne soient dorénavant considerés comme provinces unies à la Castille, de façon que le commerce puisse s’établir et se développer entre tous ces territoires sans aucun entrave», ces décrets ne seront pas appliqués en ce qui concerne la Navarre, laquelle maintiendra les douanes avec les royaumes hispaniques voisins, mais pas, selon la tradition, avec la France. Par raison des décrets de “Nueva Planta” signés entre 1707 et 1716 par le roi Felipe V ont été abolis quasi tous les anciens fors propres des royaumes et comtés de la Couronne d'Aragon (Aragon, Valence, Catalogne, Mallorque, excepté dans le Val d'Aran), étendant une nouvelle organisation politico-administrative basée sur celle de la Castille à tous ses domaines. Les Cortes (ou «êtats généraux») des differents royaumes sont dissous, étant reconverties les Cortes castillanes en Cortes communes à tous les territoires de l’Espagne, uniquement exceptée la Navarre qui va les maintenir jusqu’en 1841.

Dans le cas d'une «union réelle», il aurait été exigé l’existence d’un contrat entre égaux prévoyant  la création des institutions communes de gouvernance, ce contrat devant de par sa nature être volontaire: Si ce «contrat» devait être imposé par la force, il s’agirait dans ce cas, soit (a) d’une «annexion» pure et simple pour former un nouvel "Etat unitaire" avec des structures administratives unifiées et polítiquement centralisé; ou bien (b) d’une «union personnelle», dans laquelle le pouvoir devait être exercé en commun uniquement au niveau du «pouvoir exécutif» par le lien de l'identité physique du « chef de l'Etat ", le roi commun, mais pas dans le pouvoir législatif ou des institutions en général. L’ "union personnelle" n'est pas en soi une forme d'Etat, mais seulement de gouvernance. L'incorporation du royaume de Navarre à la couronne de Castille n'a pas donné naissance à un État autre que celui lié par voie personnelle du monarque.

Mais le débat pour qualifier soit d’ «union personnelle», soit d’ «union réelle», l’incorporation du royaume de Navarre à la couronne de Castille, s'est avéré irrelevante puisqu'au moment de l’incorporation en 1515 les mêmes règles de succession  étaient d’application en Castille et en Navarre: inexistence d’une loi salique, tout en donnant la préférence a la «primogéniture masculine».

 

 

Ainsi, à la mort en 1700 du dernier Habsbourg, Charles II d'Espagne, les droits de succession de la couronne de Castille et de la couronne de Navarre doivent passer à la branche des Bourbons dans la personne du «Grand Dauphin", fils de la sœur consanguine de Charles II, la fille aînée de Philippe IV d’Espagne, l'Infante Marie Thérèse (+1683), épouse de Louis XIV. Néanmois, la légalité n’a pas été respectée. Le roi Charles va rédiger un premier testament – en violation des règles de succession tant de la Castille comme de la Navarre –  déclarant héritier de la couronne à son petit-neveu Joseph Ferdinand de Bavière (fils de Maria Antonia de Austria et petit-fils de l'Infante Margarita Teresa, impératrice du Saint Empire Romain Germanique par son mariage avec  l'empereur Léopold Ier, étant cette Infante d’Espagne la sœur du défunt roi Carlos II d'Espagne). Mais survient la mort à l’age de 7 ans de l’héritier déclaré Joseph Ferdinand de Bavière en 1699  -  faisant échoeur ainsi la tentative de Charles II d'unir les deux branches des Habsbourg  - et le roi va enfin confirmer la légitimité accordant les droits de succession aux descendants Bourbons de sa demi-sœur Marie-Thérèse, reine de France par le mariage avec Louis XIV après la paix des Pyrénées.

 

 
Infante d' Espagne Marie Thérèse
1638-1683 
reine de France épouse de Louis XIV
soeur consanguine du roi Carlos II

 


roi Carlos II d'Espagne
1661-1665-1700
dernier roi de la branche Habsbourg
de l'empereur Carlos V

 

Infante d'Espagne
Marguerite Thérèse
1651-1673

Imperatrice du
Sainte Empire
Romaine Germanique
épouse de l'Empereur Leopold I

soeur du roi Carlos II d'Espagne
1661-1700

 

 

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peinture "las Meninas"
Diego Velázquez

étant la protagoniste principale
l'Infante Marguerite Thérèse

1

 

 

 

Par les traités d'Utrecht de 1713-1714 qui ont suivi la Guerre de Succession d’Espagne, le duc Philippe d'Anjou et non les héritiers de son frère aîné, le duc de Bourgogne (deux petits-fils de Louis XIV), est confirmé – en violation des régles successoires en vigueur en Castille - comme Felipe V dans le trône d'Espagne. L'intronisation d'un Bourbon sur le trône d'Espagne avait été l'objectif principal du roi Louis XIV, qui n'a cependant pas pu unir les couronnes de la France et l'Espagne par l'imposition de la Grande-Bretagne, qui a exigé dans les traités la séparation des couronnes des deux royaumes. C'est précisément Felipe V qui va promulguer la loi salique en Espagne, le 10 mai 1713.

Mais puisque l’introduction de cette loi salique en Espagne avait été posterieure à la mort du roi Charles II d'Espagne en 1700, les mêmes règles de succession auraient dû être appliquées à sa mort, tant en Castille comme en Navarre. Et ces règles accordaient la succession, qui avait été transmise par l'infante Marie Thérèse (+1683), reine de France, à son arrière petit-fils Louis XV, après la mort de Louis XIV (1715), son fils le «Grand Dauphin» (1711) et le fils de ce dernier le "Dauphin" (1712) duc de Bourgogne, frère du duc Philippe d'Anjou, premier roi Bourbon sur le trône d'Espagne (Felipe V). Si les droits de succession aux trônes d'Espagne n’avaient pas été transmis selon la légalité en faveur de Louis XV, mais en faveur de son oncle le duc Philippe d’Anjou, cela avait été du aux traités d'Utrecht à la suite de la Guerre de Succession, suivant l'imposition de la Grande-Bretagne qui avait éxigé la séparation des trônes de la France et l’Espagne. Toutefois, les dits traités n’ayant pas nommé le Royaume de Navarre, les droits de succession de ce royaume n'ont pas été modifiés dans cette conjoncture historique et par conséquence, ils devaient venir à Louis XV, sans qu’il y ait aucune différence si l’incorporation de la Navarre à la couronne de Castille avait été une «union personnelle» ou une «union réelle».

En 1735, pendant le règne de Felipe V, sera sanctionnée la "dernière Compilation des Lois du Royaume de Navarre". En particulier, les lois 33 et 59 du Livre 1er prévoyaient que: «L'incorporation du royaume de Navarre à la couronne de Castille fut éffectué par voie d’une union aeqüe-principale, conservant chaque royaume sa vieille nature, tant en ce qui concerne les lois comme le territoire et le gouvernement ( ...) vérifié l'union, la Navarre continua à être consideré un «Royaume de lui-même» («Reino de por sí»), régi par leurs fors, lois, règlements, coutumes, franchises et libertés". Reconnaissance donc qui confirme, tout comme cela s'est produit avec le Royaume de Navarre sur le sol français (Basse-Navarre) (note 1), le caractère «d’union personnelle" plutôt que "réelle" de l’incorporation en 1515 du royaume de Navarre à la couronne de Castille. Et c'est pour cette raison que la monarchie espagnole a respecté un ordre numeral ordinal des rois differencié en Castille et en Navarre. Ainsi (par exemple) Carlos Ier de Castille est le roi Charles IV de Navarre. Un respect qui n’aurait jamais existé d'avoir impliqué une «union réelle" . Et, dans ce cas, la Navarre aurait été ajouté ou annexé aux territoires de la couronne de Castille, de Léon et Granade avec dépendance de la couronne de Castille, devenant «de facto» un simple territoire de cette couronne. Ce qui ne fut pas le cas selon la Compilation des Lois de Navarre de 1735 qui prescrit une "union aeqüe-principale".

ICe sera seulement au XIXéme siècle, à la fin de la première Guerre Carliste, quand on va éprouver la nécessité de modifier les fors du royaume de Navarre pour bien assurer l'unité constitutionnelle de la monarchie. En d'autres termes, à notre avis, pour passer d'une «union monarchique personnel depuis 1515 » à une « union constitutionnelle réelle » (loi du 25 Octobre 1839, intitulé « Confirmation des Fors "). Ainsi, peu après, le 16 août 1841, était approuvé par le parlement espagnol la «Loi portant modification des Fors» (connue sous le nom de Loi Pactée, qui ne pouvait pas être modifiée unilatéralement par l'Etat). On achevait de cette façon le processus d'abolition forale commencé par la Loi de 1839. Navarra perdait ainsi son pouvoir constituant, n'étant plus un royaume et dévenant une des 49 provinces qui avaient divisé l'État en 1833. Une «union constitutionnelle espagnole» s’était imposée à l’indépendance législative forale de la Navarre.

 

(nota 1) voir :OO" Le roi-titulaire de la France conserve-t-il la titularité du Royaume de Navarre sur sol français?

 

Enrique III de Navarre (1572), puis Henri IV de France (1589), n'a pas déclaré le Royaume de Navarre uni au Royaume de France, ayant conservé à la réunion des royaumes de France et de Navarre le caractère d'une "union personelle". C'est par un édit donné à Pau en octobre 1620 que son fils Louis XIII unit et incorpora à la Couronne de France le Royaume de Navarre, "sans déroger aux fors, franchises, libertés, privilèges et droits appartenant aux sujets du dit Royaume de Navarre (...) que nous voulons leur être inviolablement gardés et entretenus".

Mais, à la veille de la Révolution, les institutions navarraises n'avaient encore accepté l'existence d'une "union réelle" entre la France et la Navarre"Nous, Sire, citoyens, magistrats d'un pays étranger à la France, quoique soumis au même roi, nous devons exposer à Votre Majesté les droits particuliers des deux nations que la précipitation des administrations a confondues avec vos sujets des diverses provinces de France. Leur authenticité est assurée par la double couronne de Votre Majesté (...). La France a peut-être besoin de révolution ; il n'en est pas de même de la Navarre où la monarchie est temperé par la plus grande influence du peuple et par les sages coutumes ...".

 

O

PORTIÈRE du CHAR de TRIOMPHE, d'après Charles LEBRUN.

Tapisserie de la Manufacture Royale des Gobelins du temps de Louis XIV, en laine et soie

Au centre, les armes de France et de Navarre, surmontées d'un masque du soleil avec la devise " Nec pluribus impar " et sommé de la couronne royale ; l'écusson est entouré de trophées de style antique se détachant sur une draperie bleue semée de France. Le tout est supporté par un chariot orné à sa partie antérieure d'un mascaron ailé soufflant dans deux cornes. Bordure composée d'entrelacs contenant des rosaces et des fleurs de lys alternées.

Date du modèle : 1659 - 1660.
Date du tissage : deuxième moitié du XVIIème siècle

 

 


 

 

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