CISMA de OCCIDENTE


1378-1429
 


Gregorio XI entra en Roma
17 enero 1377

Gregorio XI
1370-1378

Clemente VII
1378-1394

Benedicto XIII
1394- 1423

Inocencio VII
1403-1406

Gregorio XII
1406-1415

Benedicto XIII
1394-+ 1423

Martin V
1417- 1431

Urbano V

Inocencio VI

El pontífice francés Pierre Roger de Beaufort - Gregorio XI - traslada finalmente de Avignon a Roma la sede papal según los deseos de Inocencio VI (+1362) y Urbano V (+1370) que no llegaron a poder hacerlo. Se embarca en Marsella el 2 de octubre de 1376 en las galeras de los caballeros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén bajo el mando del Gran Maestre Juan Fernando Heredia y entra en Roma el 17 de enero de 1377. Había sido el cardenal español Gil Carrillo de Albornoz (+ 1367) - desterrado de Castilla por Pedro I el Cruel - el que negoció inicialmente este traslado de la sede papal.

el pontífice Gregorio XI camina hacia Roma

A la muerte de Gregorio XI, el 27 de marzo de 1378, es elegido papa - en un cónclave de 16 cardenales lleno de presiones y violencia en Roma - el napolitano Bartolomeo Prignano, arzobispo de Bari, que toma el nombre de Urbano VI (1318-1378-1389). Un grupo de cardenales disidentes y contrarios a tener un papa italiano se reúnen en Fundi (Nápoles) y - con el indispensable apoyo del rey de Francia Charles V “le Sage” - eligen papa al cadenal Roberto de Ginebra que toma el nombre de Clemente VII con residencia en Avignon. Aragón y Navarra no manifiestan postura oficial, aunque Aragón está con Avignon aunque Carlos II de Navarra no quiere apoyar abiertamente nada que patrocine el rey francés. Enrique II de Trastamara se declara neutral, pero a partir de 1381 se declara “clementista” como Francia. Inglaterra y el Imperio apoyan a Urbano VI.

Los cardenales que sostienen al antipapa de Avignon, diseñan una solución “con recurso a la fuerza” para lo que en primer lugar han de elevar al trono del Reyno de Nápoles a Louis de Anjou. Para ello, éste es designado en enero de 1380 heredero del Reino con el consentimiento de la reina Juana I de Nápoles. El papa Urbano VI considera entonces a la reina Juana I desposeída del Reino de Nápoles nombrando rey de Nápoles a Carlos III de Durazzo que estaba casado con una sobrina Marguerite de la reina Juana I. En julio de 1380, Carlos III ocupa el Reino y Juana I es encerrada sin recibir la ayuda de Luis de Anjou. Este prepara una expedición que a su muerte en septiembre de 1384 todavía no había llevado a cabo, dejando a su hijo Luis II una difícil situación. Entretanto la reina Juana I había muerto, probablemente asesinada.

Urbano VI se encuentra debilitado, se refugia primero en Génova y sigue luego una ruta de constante vagar por las ciudades italianas, abandonado de sus cardenales. Muere el 15 de octubre de 1389 y el cónclave elige el 2 de noviembre a Bonifacio IX. Aunque Luis II de Anjou desembarca en Nápoles en 1390, poco a poco pierde soporte la vía del “recurso a la fuerza”.

Cuadro de texto:

coronación de Clemente VII

 
Cuadro de texto:

coronación de Bonifacio IX

Cuadro de texto:

Avignon palacio de los Papas

A la muerte de Clemente VII de Avignon en 1394, el cisma continúa y es elegido papa el aragonés Pedro Martínez de Luna (1328-1394-1424), cardenal diácono desde 1375, que toma el nombre de Benedicto XIII . La universidad de París asume la responsabilidad de encontrar una solución, proponiéndose la “via cessionis” (abdicación voluntaria y simultánea de ambos pontífices, seguida de una nueva elección papal) y la “via compromissi” (estudio de los derechos de ambos papas por una comisión arbitral que decidiría a quien de los dos papas correspondía la legitimidad). En último caso existiría la “via concilii” (reunión en concilio de la Iglesia universal que resolvería el cisma). El cardenal Pierre de Ailly, rector del Collège de Navarre, trabajó activamente para la resolución del Cisma. Todas estas vías presentaron dificultades de ejecución. Desde el advenimiento del papa aragonés, la postura de la Universidad y en general de Francia se radicaliza en la búsqueda de soluciones que tienden a apoyar el recurso a la destitución de los pontífices o negación de obediencia. Esta negación es proclamada finalmente en Francia y en otros estados como Castilla o Aragón en 1397. Amenazados con la confiscación de bienes, 18 cardenales abandonan Avignon, quedando solamente 6 cardenales fieles a Benedicto XIII . Avignon es cercado y el Papa queda hecho allí prisionero durante cuatro años en donde recibirá ayuda militar de Carlos III de Navarra. El mismo obispo de Pamplona le acompañará en el encierro. Pero cuando se está preparando volver a la obediencia por parte de Francia, Castilla y Aragón, por sorpresa, Benedicto XIII huye de Avignon el 11 de marzo de 1403.

A partir de ese momento propone a Roma la “via conventiones” que introducía algunas variaciones a la segunda vía de la Universidad de París, la “via compromissi”, pero Bonifacio IX se niega a entrar en una negociación y mantener una entrevista en pié de igualdad con Benedicto XIII. Días después fallecía el Papa de Roma siendo elegido el 17 de octubre de 1403 Cosme Megliorati, un cardenal napolitano, como sus dos predecesores, que tomó el nombre de Inocencio VII. No se mostró más conciliador que su predecesor y el 16 de abril de 1405 Benedicto XIII lanzaba la excomunión contra el Papa de Roma. El 6 de noviembre de 1406 fallecía Inocencio VII. El veneciano Ángel Correr es elegido papa tomando el nombre de Gregorio XII, quien inmediatamente propone a Benedicto XIII la mutua renuncia.

El antipapa aragonés acepta en principio la renuncia pero insiste en mantener una entrevista previa con el nuevo papa de Roma, lo que crea dificultades diplomáticas, pero finalmente se acuerda en abril de 1407 que se celebre en Savona. La entrevista había de celebrarse el 29 de septiembre de 1407 y si surgía un impedimento, el 1 de noviembre.

Surgen propuestas de aplazamientos, incumplimientos, modificaciones del lugar de la entrevista. Pero Benedicto XIII cumple y se presenta en Savona el 24 de septiembre, cinco días antes de la fecha fijada. Gregorio XII no acude y la embajada que envía para solicitar un aplazamiento llega a Savona fuera de plazo, el 3 de noviembre. Benedicto XIII acepta nuevas propuestas de fecha y lugar solicitadas por la embajada, pero tampoco se llevará a cabo la entrevista, de nuevo, por incumplimiento de Gregorio XII. La “via conventionis” había fracasado definitivamente. Se imponía ahora la tercera vía propuesta por la Universidad de París, la “via concilii”.

La reforma, la autoridad del Concilio y la autonomía de las Iglesias nacionales son ahora el centro de atención. Los partidarios del “conciliarismo” defienden una doctrina antijerárquica y en cierto modo revolucionaria pues concibe el Concilio como depositario de la suprema autoridad dentro de la Iglesia.

El 15 de noviembre de 1408 se abre en Perpignan el Concilio convocado por Benedicto XIII. Asisten principalmente obispos españoles y unos pocos franceses. La última sesión fue el 29 de marzo de 1409. El Concilio convocado por Gregorio XII abre las sesiones en Cividale el 6 de junio de 1409 - solamente un día después de que el Concilio de Pisa, convocado por los cardenales “conciliaristas”, hubiese condenado y declarado depuestos a ambos papas - cerrándose el 5 de septiembre en medio de una gran confusión, tras lo cual Gregorio XII huyó a Nápoles.

El Concilio de Pisa convoca a su vez el Concilio de Constanza para elegir a un nuevo papa lo que se verifica. El 26 de junio de 1409 es elegido pontífice Pedro Philargès, de origen cretense, arzobispo de Milán, que toma el nombre de Alejandro V y se instala en Bolonia. Recibe numerosas adhesiones: Francia de inmediato, varias diócesis y principados alemanes, Venecia e Inglaterra. Benedicto XIII se dispone a resistir con el apoyo de Escocia, Castilla, Aragón y Navarra. Sin la renuncia de Gregorio XII y Benedicto XIII, la irregular situación tricéfala está dando lugar al nacimiento de “Iglesias nacionales autocéfalas”. Alejandro V muere antes de un año de pontificado, el 4 de mayo de 1410. El cardenal napolitano Baldassare Cossa es elegido papa tomando el nombre de Juan XXIII (1371-1419). Dispuesto a acabar con la tricefalia de la Iglesia, convoca el Concilio de Roma (1412) pero fracasó por la hostilidad del rey Ladislao de Nápoles que obligó al papa a huir de Roma.

Muerto el rey Ladislao se pudo celebrar el 1 de noviembre de 1414 el Concilio de Constanza al que asistió Juan XXIII. El voto debía ahora emitirse por naciones que se consideraban solamente cinco: Italia (que incorpora Creta y Chipre), Alemania (que incorpora a Suiza, Hungría, Polonia y países escandinavos), Francia, España (que comprende Castilla, Aragón, Navarra y Portugal), e Inglaterra (en la que también se cuenta Gales e Irlanda). El Concilio pidió la abdicación simultánea de los tres pontífices. El Concilio condenó como indigno a Juan XXIII el 29 de mayo de 1415 y fue reducido a prisión. Un mes depués Gregorio XII envía al Concilio una bula que incluye un acta de abdicación y convocatoria de otro Concilio (en el mismo Constanza), concluyendo así la línea romana del cisma. En Perpignan, en el verano de 1415, el anciano Benedicto XIII de 87 años de edad, expone ante el Emperador y Fernando I de Aragón, en un discurso de siete horas, sus tesis bien pensadas y razonadas, aceptó renunciar al papado si eran anuladas todas las condenas lanzadas contra él, y si el nuevo papa fuera aceptado por todos y elegido con rigurosa aplicación del Derecho Canónico. Y según ello, solo él, canónicamente, estaba en pleno derecho para elegir un papa.

Benedicto XIII es protegido por los reinos hispanos que son “no-conciliaristas” y que reciben numerosas delegaciones de varios reinos europeos, y no es de esperar su abdicación por lo que se recurre a su aislamiento. Finalmente Fernando de Antequera va cediendo gradualmente a las presiones europeas, y con un espíritu práctico va retirando poco a poco la obediencia a Benedicto XIII, lo que ocurre en Castilla, Aragón, Navarra y el condado de Foix. No obstante ello, el 14 de noviembre de 1415 Benedicto XIII hace pública su decisión de nunca abdicar y toma refugio de retiro en Peñíscola. Muere entonces Fernando de Antequera. Aragón sustrae su obediencia al papa Luna el 6 de enero de 1416. Carlos III el Noble de Navarra lo hace el 10 de julio. Sigue poco después el condado de Foix. Todos ellos se van incorporando al Concilio del que habían estado ausentes. Los representantes de Aragón lo hacen en octubre de 1416. En diciembre lo hacen los de Navarra y los de Foix. Y en marzo de 1417 los de Castilla.

Los “conciliaristas” buscan entonces llevar a cabo las buscadas reformas de la Iglesia antes de la elección del nuevo papa. Pero son los representantes de Castilla los que en el seno de la “nación España” exigen que la elección se efectúe en primer lugar pues las reformas las debe hacer el pontífice. Francia e Italia lo apoyan. Inglaterra y Alemania lo rechazan. El voto de desempate lo tuvo España. Castilla contaba con el apoyo de Navarra, pero no así con el de Aragón y Portugal. Finalmente los obispos castellanos recibieron el apoyo de los aragoneses que tenían mayoría pues Aragón incorporaba los obispos sicilianos y sardos. España aportó en el Concilio el voto decisorio apoyando las tesis de Castilla que, de no haber prevalecido, hubieran mermado muy significativamente las potestades de los pontífices.

El 8 de noviembre de 1417 se inicia el cónclave que va a estrenar nuevas normas de elección del pontífice.

Entran en él 23 cardenales y 30 representantes de las cinco naciones del Concilio. El 11 de noviembre es elegido el aristocrático cardenal romano Ottone Colonna que tomaría el nombre de Martin V. El cisma había terminado, al menos oficialmente pues los reconocimientos de las naciones se demoraron debido a las interminables negociaciones a que se vio sometido el nuevo papa para obtener de él concesiones para las monarquías, de un papado debilitado. Y faltaba el retorno del pontífice a Roma.

El 23 de mayo de 1423 muere Benedicto XIII en Peñíscola a los 95 años de edad.

Hasta el mes de julio de 1429, los conflictos entre Martin V, que no veía con buenos ojos la presencia aragonesa en el mediterráneo, y Alfonso V el Magnánimo, rey de Aragón, estuvieron a punto de revivir el cisma. Incluso el rey Alfonso llegó a promover la elección de un nuevo papa en Peñíscola por medio de los cuatro cardenales que había creado Benedicto XIII, Clemente VIII (Gil Sánchez Muñoz). El 26 de julio de 1429 este nuevo antipapa renunciaba a su dignidad en acuerdo con Alfonso V. Los cardenales que lo eligieron, reunidos en cónclave, eligen entonces a Martin V con lo que las secuelas del Cisma habían terminado.  

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Luis Suárez ha opinado que el Cisma de Occidente

“supuso el germen de la futura division entre los cristianos, cristalizada por Martin Lutero un siglo después” y asimismo que“hay que tener claro que quienes obedecieron a Clemente VII y después a Benedicto XIII fueron los países que después van a ser católicos, mientras que los que están a favor de Urbano VI son Inglaterra y Alemania, que después serán protestantes”.

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  los siete pontífices de Avignon